BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

RECUERDOS NO OLVIDADOS. MEMORIAS Y TESTIMONIOS PERIODÍSTICOS

Raúl Quintana Pérez




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UNA TRANSMISIÓN RADIAL INUSITADA

Corría el mes de mayo de 1959. La dirección revolucionaria decidió que la firma de la Primera Ley de Reforma Agraria- la más trascendental de las medidas de transformación de la estructura socio-económica del país adoptadas hasta aquel momento- se efectuara en el ámbito propicio y simbólico de la que fuera la Comandancia General del Ejército Rebelde, en La Plata, Sierra Maestra.

Surgió entonces la idea entre los técnicos y periodistas de la recién denominada Radio Rebelde, de realizar una transmisión directa, por control remoto, desde las montañas orientales, algo que nunca antes se había realizado, a través de una cadena nacional.

Con la colaboración del director técnico, Adolfo Gil y el ingeniero Inclán, se hicieron los enlaces necesarios y las conexiones indispensables y se trasladaron a La Plata, en un helicóptero, los equipos y una planta eléctrica portátil. Eddy Martín iba al frente del grupo para ejecutar el plan.

El 17 de mayo de 1959, aniversario del asesinato en El Vínculo, en Guantánamo, del asesinato del líder campesino Niceto Pérez, posteriormente escogido como Día del Campesino, resultó la fecha escogida para la firma y promulgación de la antológica ley.

La transmisión radial desde las serranías orientales se inició sin dificultades técnicas así como todos los detalles de la ceremonia, en la narración de Eddy Martín. Luego la voz de Fidel se escuchó en todos los rincones de la isla, explicando la alta significación de aquel acto y lo que representaba ara la liberación definitiva de la gran masa campesina.

Pero los que conocíamos a Fidel, advertimos que en su voz se reflejaba una preocupación, pese a la satisfacción que debían representar para él ese momento. En la emisora comprendimos que Fidel tenía que estar más que preocupado. Poco antes de partir hacia la Sierra Maestra, a cumplir su deber como jefe máximo de la Revolución, su hijo Fidelito, que entonces contaba 9 o 10 años, sufrió un accidente de tránsito y lo había dejado recluido, en condiciones preocupantes, en el hospital Municipal "Freyre de Andrade", en La Habana.

A través de Eddy Martín conocí de la preocupación de Fidel y se me ocurrió una idea: tomé una grabadora portátil y rápidamente, en automóvil, me dirigí al referido hospital. Junto al lecho de Fidelito estaban algunos familiares, entre ellos sus tíos Ramón y Lidia, a los que les expuse mi plan: grabar unas palabras de Fidelito con el propósito de llevar tranquilidad al ánimo de Fidel, transmitiéndolas de forma que él pudiera escucharlas en la Comandancia de La Plata, en el firme de la Sierra Maestra.

Lograda la grabación, con palabras de ramón y Lidia Castro y del médico, regresé a la emisora y me puse en contacto con Eddy Martín, para que sintonizara la planta, finalizada la ceremonia de la firma y avisara a Fidel que iba a recibir una grata sorpresa.

Al respecto, Eddy Martín rememora:

- A Fidel se le notaba realmente preocupad. Hacía muchas horas que no tenía noticias de Fidelito, ni forma de lograrlo. Lo había dejado en el hospital, sin conocer su situación por las lesiones sufridas. Recibido el aviso de que se iba a producir la transmisión especial, todos allá arriba guardamos un impresionante silencio. Segundos después se oyó, Quintana, tu voz, anunciando que Fidelito iba a dirigir a su padre., desde su lecho del hospital. Y se oyó claramente: "Papi, no estés preocupado. Yo me encuentro bien. No es nada importante. A aquí mis tíos te lo pueden decir. Yo me siento de lo mejor…"

Y Eddy sigue relatando:

- Fidel, realmente emocionado, con la cabeza baja, escuchaba silenciosamente a su hijo. Luego de unas palabras de Ramón, confirmando que lo de Fidelito no era nada grave, el niño volvió a hablar: "¿Lo oyes papi? No es nada de importancia. No te preocupes…". Pero en ese momento el niño lanzó una exclamación de dolor, un ¡Ay! Que hizo dar un salto a Fidel y a todos nosotros. Y enseguida la voz de Fidelito, que decía apresurado: "No te asustes papi, es que me pusieron una inyección…Ya pasó..."

Y Eddy termina su singular relato:

- La transmisión finalizó con unas palabras de Fidel, lo recuerdo bien, dándote las gracias, Quintana, por haberle proporcionado la oportunidad de escuchar la voz tranquilizadora de su hijo desde el lecho del hospital.


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