BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

RECUERDOS NO OLVIDADOS. MEMORIAS Y TESTIMONIOS PERIODÍSTICOS

Raúl Quintana Pérez




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MI VISITA A LA RADIO REBELDE EN "ALTO DE CONRADO"

Una soleada y fresca mañana, a causa del vientecillo que pretendía cortar la ligera neblina que aún flotaba sobre las lomas y el campamento de La Mesa, recibí una agradable sorpresa; el arribo a la Comandancia de Luis Orlando Rodríguez. Usaba un uniforme verde olivo, bastante deteriorado ya por el uso y desgarrado en muchas partes por las zarzas de los trillos montañosos. En sus hombreras brillaba la estrella de Comandante, ganada no solo en sus andanzas por la Sierra, sino por sus más de 30 años de constante lucha revolucionaria.

Mostraba su actitud de siempre, de andar ligero, resuelto, sonriente. Ya era el director de Radio Rebelde, recién instalada en el Alto de Conrado, su primera ubicación. Hacía apenas dos semanas, quizás menos, que había efectuado su primera transmisión, el 24 de febrero (13).

Luego de abrazarnos y recordar algunos episodios de la etapa de violenta oposición batistiana en el diario "La Calle", en sus modestos talleres de San José, me invitó a visitar la emisora. Aún se hallaba, me dijo, en período de experimentación y se esperaban algunos equipos para reforzar su potencia y se instalaban otros que acababa de traer Eduardo Fernández, luego Comandante y presidente de la Asociación Nacional de Radio Aficionados de Cuba.

Luis Orlando lo calificó así:

- Logramos que al campamento de La Mesa arribara la planta conducida por varios compañeros, al frente de los cuales estaba el que habría de ser después el alma de la emisora, el que en todo momento luchó para impedir de dejara de funcionar: el compañero Eduardo Fernández, estoico, anónimo, sacrificado, que mantuvo siempre la planta en el aire.

Y recuerda Luis Orlando:

- Con él, después, integraron el equipo de la planta otros dos revolucionarios que habían dejado los estudios de la emisora radial capitalina "Radio Mambí, para incorporarse a las guerrillas de Fidel Y Che, en la Sierra. Me refiero a los locutores Ricardo Martínez y Orestes Valera.

Posteriormente Luis Orlando explicó cómo y por qué surgió Radio Rebelde en Alto de Conrado:

- ¿Cómo comenzó en medio del cerco, en medio de la presión del ejército de la dictadura, a cuajar y a realizarse la idea de Radio Rebelde, en la Sierra Maestra? En ese hecho intervinieron factores diversos. El primero, la organización del Movimiento 26 de Julio, que era nacional y que permitía solicitar de este, como lo hicimos, el envío de una planta de radio, de una planta eléctrica y de las baterías necesarias para establecer una emisora radial. Así lo comprendió ese otro hermano de Fidel en la lucha, ese gran combatiente, el comandante Guevara, jefe del campamento donde se estableció la misma.

Luis Orlando precisa detalles:

- Che Guevara, con una insistencia extraordinaria, recabó del Movimiento el envío inmediato de la emisora. Che se dirigió a todos los compañeros que iban al llano, con igual solicitud, porque hacía falta un órgano radial, para completar e impulsar la propaganda revolucionaria, cuando ya se luchaba exitosamente, con las armas en la mano, en las montañas de Oriente.

Acordada la visita a Alto de Conrado, comenzaron los preparativos. El lugar era llamado así, porque el modesto bohío donde se instaló la planta originalmente, perteneció a un campesino con ese nombre, que abandonó su finquita al iniciarse los bombardeos de la aviación, así como por sobresalir en altura, el terreno que ocupaba, del territorio circundante, característica ideal para las transmisiones. Se consiguieron algunos caballos y una fría mañana, apenas rotas las sombras nocturnas, iniciamos la marcha.

El viaje resultó dificultoso. Había que bordear profundos precipicios y los trillos, en la mañana, estaban siempre resbalosos, por el rocío de la madrugada. Nos relataron como en el traslado de los equipos de la planta, uno de los mulos se despeñó por un barranco con toda la carga, obligando a un grupo de compañeros a bajar al fondo de la cañada, para recuperar las baterías.

El recorrido, para evitar accidentes, transcurrió lentamente, sobre todo al tener en cuenta que uno de los jinetes carecía de toda habilidad hípica. Hubo que dar vueltas y más vueltas, en un subir y bajar los abundantes lomeríos, a la par de la maleza exuberante, con las hojas abrillantadas por el rocío mañanero. Tras una o dos horas de viaje llegamos al fin a las rústicas instalaciones de Radio Rebelde, hoy toda una leyenda.

Nadie podría imaginarse que en aquella modesta casita de techo de zinc, funcionase la emisora que cada noche se introducía en decenas de miles de hogares. La vivienda disponía de dos compartimentos, ambos con piso de tierra. Uno para ubicar los modestos equipos de la planta; el otro fungía como dormitorio, almacén y no sé cuantas cosas más. Existía un reducido estudio de grabación y transmisión, junto a una pequeña ventana, desde la que se podía observar todo un hermoso paisaje. En las ramas de un árbol cercano, se instalaron las antenas. En el exterior se ubicó un modesto multígrafo, donde se imprimían circulares y se editaba "El Cubano Libre", en homenaje al diario mambí que existió, en las luchas independentistas del siglo XIX.

Realicé algunos trabajos, para transmitir por la emisora, que entregué a Luis Orlando. Éste me prohibió que los leyera ante el micrófono, ya que al regreso a la capital, mi voz que ya era conocida en el ámbito radial, podría provocar duras represalias. En definitiva permanecí unos días en el Alto de Conrado y allí se estrecharon lazos de verdadera amistad y confraternidad que nunca se han roto así como el recuerdo imborrable de esa experiencia que guardo con gran orgullo personal.

Para que se tenga, aunque sea una ligera idea, de los riesgos que comportó el montaje de Radio Rebelde, reproducimos testimonios tomados del libro "7-RR, la Historia de Radio Rebelde" de la autoría del compañero Ricardo Martínez, uno de sus fundadores:

Ricardo Fernández, jefe del Movimiento 26 de Julio en Contramaestre:

- Yo tuve la planta en mi casa. Era peligroso su traslado pues había mucho tráfico del ejército en la carretera. Pero hicimos el traslado. Entonces montamos la planta transmisora, la planta eléctrica y la batería, en mi jeep. Eduardo estaba ya en casa. Pero la única vía que teníamos era la Carretera Central y había que pasar por el Cuartel de Baire, que era un serio obstáculo. En el jeep íbamos: unas muchachas; Barbarita, la mujer mía; el juez suplente de Baire, Eduardo, Edilberto del Río y yo. Las mujeres iban sentadas encina de los equipos que había puesto en la parte de atrás del carro y entonces mandé a que los taparan con aquellas faldas anchas que usaban para esas maniobras. Y así fue como salimos de Contramaestre con todos los equipos para la Sierra.

Eduardo Fernández relata sobre aquella arriesgada tarea:

"Nos dirigimos a Gallardo, un lugar que está a unos kilómetros de la Carretera Central, después de Santa Rita. Cuando llegamos a ese punto, donde vivía la abuela de Ciro del Río, Ricardo Fernández me ayudó a bajar los equipos. Allí me encontré con unos compañeros que había enviado Ciro para hacer contacto conmigo, quienes me informaron que ya él tenía la noticia y que había ido donde estaba el Che para buscar los refuerzos que ayudarían a subir los equipos.

Nos quedamos cerca de la casa de la abuela de Ciro, metidos en un montecito, y por la noche decidimos salir de allí con la planta de radio, no fuera que, tan cerca de la Carretera Central, nos sorprendiera el ejército. Fuimos cinco compañeros los que llevamos los equipos al hombro, atravesando potreros. Recuerdo que la planta pesaba enormemente.

En el trayecto nos alcanzó un contacto que nos comunicó que Ciro ya estaba en Los Diablos, con toda la gente. Los Diablos era una finca que hay ya en la Sierra, antes de Oro de Guisa. Y le mandamos a decir que íbamos a hacer escala en Majagualón, donde los esperaríamos. Cuando llegamos a Majagualón nos metimos en un cafetal y allí permanecimos ocultos con el equipo. Recuerdo que en ese lugar amaneció, pasamos todo el día y nos cogió la noche. Por la madrugada llegó Ciro con la gente para seguir viaje con los equipos. El grupo lo encabezaba el teniente "Chino" Figueroa, al mando de 15 hombres armados. Allí pudimos conseguir un mulo para cargar la planta"

Eduardo continúa rememorando:

"Habíamos instalado la planta en casa de un campesino, que estaba abandonada. La casa se hallaba situada un poco más bajo del Alto de Conrado y como estábamos cerca de la loma, no había condiciones para poner la antena, por lo que inicialmente la coloqué entre dos árboles. El equipo de transmisión lo pusimos en la sala de la casa y la planta eléctrica la bajamos para situarla debajo del árbol. A Luis Orlando se le nombró director de Radio Rebelde y del periódico "El Cubano Libre", por lo que también se llevó el mimeógrafo para aquel bohío. Contábamos allí con un pequeño plato tocadiscos que yo traje con los equipos y un disco del Himno Invasor. Nosotros iniciamos la primera transmisión abriendo con el Himno Invasor, porque hasta mucho después no tuvimos el del 26 de Julio".


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