BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

APUNTES DE ECONOMÍA REGIONAL

Mario Alberto Gaviria Ríos




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3. Comentario final

Este trabajo estuvo orientado por el propósito de examinar como la teoría económica ha tratado de responder a la pregunta ¿qué es en última instancia lo que determina el desarrollo regional? No obstante, como se advirtió al inicio, el ejercicio no fue del todo exhaustivo, por lo que la revisión se centró en las explicaciones que se consideran más relevantes y no se avanzó en el análisis de los planteamientos por autores representativos.

Una posible agrupación de las teorías es la siguiente: 1) un enfoque de demanda, que atribuye las distancias interregionales en el nivel y dinamismo de la actividad económica a las diferencias en el potencial para atraer la inversión productiva, por lo que propone una política orientada a promover una relocalización de esa inversión; 2) un enfoque de oferta, que explica esos desequilibrios interregionales por diferencias en la productividad de los factores y considera fundamental la eliminación de restricciones a la movilidad de los mismos; 3) por último, el enfoque de iniciativas locales de desarrollo, que centra su atención en la promoción de la movilización de factores endógenos, más que el movimiento interregional de recursos productivos.

Si bien, como se evidenció, no existe pleno consenso teórico respecto a la forma y las bondades de la política de desarrollo económico regional; en general, todas las corrientes teóricas reconocen que el desarrollo territorial puede ser impactado por la política pública que tiene origen en las instancias locales y que se manifiesta principalmente a través de proyectos y programas contenidos en los planes de desarrollo departamental y municipal.

Una política de desarrollo regional cuya importancia deriva en razones éticas (relacionadas con la reducción de las disparidades regionales), de legitimidad del Estado (un grupo social con una fuerte identidad, que se sienta en desventaja, tenderá a percibir como ilegítimo el orden establecido), y de eficiencia económica, dada la posible subutilización de recursos en un contexto de grandes desequilibrios regionales (Meisel y Romero, 2007).

En Colombia no es clara la existencia de una política económica regional orientada directamente a la reducción de disparidades entre regiones. Aunque las disparidades regionales en el país son moderadas para los estándares latinoamericanos, sí son significativas y persistentes, lo cual podría ser un argumento para desarrollar una política de este tipo.

Sin embargo, la existencia de disparidades regionales no es una condición necesaria para justificar dicha política; más bien, esta última debe reconocerse como un componente importante de una intervención más amplia que considere objetivos de política nacionales, dado que las disparidades regionales pueden ser obstáculo para el logro de propósitos nacionales, como son mayores oportunidades de empleo para toda la población y/o una distribución más equitativa del ingreso y la riqueza.

En ese sentido son muchas las posibles justificaciones que se pueden atribuir a la política económica regional; ante todo, resulta claro que en el ámbito de lo regional se observa una demanda común: un mayor desarrollo o, sencillamente, un mayor equilibrio, fundamentado, precisamente, en decisiones políticas elaboradas en un proceso que pueda considerarse lo más adecuado posible.


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