“Hay quienes se rasgan las vestiduras si se expresa cualquier opinión critica sobre el importante personaje, aunque se haga con decencia y respeto”

La reacción latinoamericana y caribeña ya puede dormir tranquila. Los temores que suscitaban el triunfo de Barak Obama, el primer presidente negro en la historia como nación de Estados Unidos de Norteamérica y determinados planteamientos y gestos suyos, ante los mandatarios de la región en la última Cumbre, prodiga en apretones de manos, sonrisas y coros coloquiales, se está disipando. Incluso los índices de popularidad entre su propio pueblo, que ve aun el fantasma político de Bush paseándose por los amplios locales de la Casa Blanca. ¿Qué ha cambiado?

Se reitera nuevamente que un presidente en Estados Unidos, no importa el color de su piel, su carisma personal, sus promesas electorales o incluso quizás, algunas de sus convicciones éticas, producto de su educación familiar, es prisionero de los grandes intereses corporativos, que determinan en ese país, los asuntos internos y exteriores, esenciales. Muchos, incluso mandatarios de no pocos países, se ilusionaron con sus gestos iniciales, quizás algunos mantengan sus expectativas…no así los pueblos.

La controvertida personalidad de Barak Obama, recién electo Presidente de Estados Unidos (el primer presidente negro en su historia), despierta controversias, ilusiones, elogios y críticas desde fecha temprana. Fidel Castro le dedica en apenas dos semanas tres reflexiones: “El undécimo presidente de Estados Unidos (Granma, 23 de enero);

“Descifrando el pensamiento del nuevo Presidente de Estados Unidos” (Granma, 30 de enero) y “Las contradicciones entre la política de Obama y la ética” (Granma, 5 de febrero).

En esta última reflexión, apenas transcurrido un mes de su toma de posesión el dirigente cubano tuvo la “osadía” de cuestionar en cierta medida, tales esperanzas. El tiempo ha demostrado su clarividencia política. Les agrade a unos, admire a otros o incluso, provoque un cierto mohín de disgusto en no pocos dirigentes políticos.

En la misma este expone como…“… señale hace varios días algunas ideas de Obama que indican su papel dentro de un sistema que es la negación de todo principio justo.

Hay quienes se rasgan las vestiduras si se expresa cualquier opinión crítica sobre el importante personaje, aunque se haga con decencia y respeto. Esto va acompañado siempre de sutiles y no sutiles dardos de quienes poseen los medios para divulgarlos y los transforman en componentes del terror mediático que imponen a los pueblos para sostener lo indefendible.

Cualquier crítica mía es calificada sin excepción de arremetida, acusación y otros sustantivos similares que reflejan desconsideración y descortesía con la persona a la que van dirigidas”. (143)

Al respecto le formula varias preguntas, que intentamos sintetizar:

“….¿Renuncia o no a la prerrogativa como Presidente de Estados Unidos, de los que con muy pocas excepciones ejercieron por el mismo cargo, como un derecho per se, la facultad de ordenar el asesinato de un adversario político extranjero que suele ser siempre el de un país subdesarrollado? ¿Acaso algunos de sus variados colaboradores le han informado algunas vez de las tenebrosas acciones que los presidentes, desde Eisenhower y los que lo sustituyeron, llevaron a cabo en los años 1960,61,62,63,64 65, 66 y 67 contra Cuba….? ¿Conoce el Presidente Obama que nuestro país durante las décadas fue víctima de la introducción de virus y bacterias, portadoras de enfermedades y plagas, que afectaban a personas, animales y plantas…? ¿Conocía que en estas acciones de terror y daño económico participaron varios países políticamente subordinados, de América Latina, hoy abochornados con el daño que hicieron?

¿Por qué se impone a nuestro pueblo, único caso en el mundo, una desorganizante Ley de Ajuste Cubano que engendra los tráficos humanos y hechos que han costado la vida de personas, fundamentalmente mujeres y niños?¿Era justo aplicar a nuestro pueblo un bloqueo económico que ha durado casi 50 años? ¿Era correcta la arbitrariedad de exigir al mundo el carácter extraterritorial de ese bloqueo económico que solo puede generar hambre y escasez a cualquier pueblo?”. (144)

En su escrito no se culpa al Presidente Obama de cometer tales felonías, sino de no hacer nada por modificarlas, ya investido de los poderes, limitados es cierto, pero poderes al fin que le otorga su alto cargo. La conciliación del nuevo presidente con los peores intereses de la extrema derecha, que rigió los destinos del país durante los desgobiernos de Bush, lo hace cómplice de sus funestas consecuencias y desgaste de su credibilidad política. Y tal como plantea el líder cubano…“… ¿es correcto promover la conciliación de tan contradictorios intereses sin transgredir la ética?...”

Y finaliza afirmando que…“….como viejo político y luchador no cometo ningún pecado al exponer modestamente estas ideas”. (145)