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LAS REFLEXIONES DE FIDEL CASTRO: EXPRESIÓN DE UNA ÉTICA REVOLUCIONARIA

Raúl O. Quintana Suárez




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“Hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende”

El triunfo del dirigente chileno socialista Salvador Allende, en las elecciones efectuadas el 4 de septiembre de 1970, ante el disgusto del gobierno norteamericano, la oligarquía nacional, la reaccionaria elite que controlaba el poder judicial, un Congreso mayoritariamente conservador y la alta cúpula militar constituyó la posibilidad de demostrar, en las condiciones adversas de la época, en la que predominaban las dictaduras militares en América Latina, si era posible el arribo a la revolución , en Nuestra América, por la vía que proporcionaban las elecciones en el marco de la desprestigiada democracia representativa impuesta al continente por los Estados Unidos. Poderosos factores objetivos y subjetivos no lo hicieron posible.

Entre Allende y Fidel Castro existía una estrecha amistad que rebasaba los ya de por sí importantes vínculos basados en sendos idearios, encaminados a construir una sociedad más justa en sus respectivos países por vías distintas.

En su reflexión “Salvador Allende, un ejemplo que perdura”, escrita el 26 de junio del 2008, Fidel Castro da a conocer por primera vez algunas de las misivas enviadas a Allende, durante su etapa de gobierno. Con fecha 21 de mayo de 1971 le expresa como…“….estamos maravillados de tu extraordinario esfuerzo y tu energía sin límites para sostener y consolidar el triunfo…Han sido fundamentales tu valor y decisión, tu energía mental y física para llevar adelante el proceso revolucionario.

Seguramente les esperan a ustedes grandes y variadas dificultades a enfrentar en condiciones que no son precisamente ideales, pero una política justa apoyada en las masas y aplicada con decisión no puede ser vencida”. (104)

En nueva misiva enviada por el Comandante en Jefe, con fecha 29 de junio de 1973, apenas a unas semanas del artero golpe de estado a la democracia chilena, éste le reitera entre otros aspectos:

“…Veo que están ahora en la delicada cuestión del dialogo con la D.C. (Democracia Cristiana N. del A.), en medio de acontecimientos graves como el brutal asesinato de tu edecán naval y la nueva huelga de los dueños de camiones. Imagino por ello la gran tensión existente y tus deseos de ganar tempo, mejorar la correlación de fuerzas para caso que estalle la lucha, y de ser posible, hallar un cauce que permita que permita seguir adelante el proceso revolucionario sin contunda civil, a la vez que salvar tu responsabilidad histórica por lo que pueda ocurrir. Estos son propósitos loables. Pero en caso de que la otra parte, cuyas intenciones reales no estamos en condiciones de valorar desde aquí, se empeñase en una política pérfida e irresponsable, exigiendo un precio imposible de pagar por la Unidad Popular y la Revolución, lo cual es, incluso bastante, probable, no olvides oír un instante la formidable fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico que te ha brindado en todos los momentos difíciles; ella puede a tu llamado ante la Revolución en peligro, paralizar a los golpistas, mantener la adhesión de los vacilantes, oponer sus condiciones y decidir de una vez, si es preciso, el destino de Chile….Tu decisión de defender el proceso con firmeza y con honor hasta el precio de tu propia vida, que todos te saben capaz de cumplir, arrastraran a tu lado a todas las fuerzas capaces de combatir y a todos los hombres y mujeres dignos de Chile. Tu valor, tu serenidad y tu audacia en esta hora histórica de tu patria y, sobre todo, tu jefatura firme, resuelta y heroicamente ejercida, constituyen la clave de la situación”. (105)

Como bien se conoce, la traición de la alta cúpula militar, representada entre otros, por Augusto Pinochet, que hasta el último momento proclamo al Presidente, su absoluta lealtad, provoca los acontecimientos del 11 de septiembre de 1973 y la muerte en combate de Allende y sus compañeros más fieles, en el asediado Palacio de La Moneda.

Culmina el dirigente cubano su escrito expresando como…“…hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo han escrito. No es el objetivo de estas líneas.

Hoy se cumple un siglo de su nacimiento. Su ejemplo perdurará”. (106)


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