BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ESTUDIO ETNOHISTÓRICO SOBRE UNA UNIVERSIDAD NEW AGE, SUS PROCESOS DE EDUCACIÓN, SEDUCCIÓN, CONFUSIÓN E INICIACIÓN Y SU RELACIÓN CON EL CONTEXTO

José Luis Montero Badillo



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La historia de Gelio

Gelio es un adulto mayor que actualmente tiene entre setenta y cinco y ochenta años de edad. Él se unió al sistema religioso poco antes de 1970, cuando el líder del grupo -mismo que todavía no había sido fundado- andaba dando pláticas en Sudamérica, específicamente en Chile. Por esos tiempos, Gelio vivía con su esposa y sus dos hijos , se dedicaba a trabajar en una empresa desempeñando labores propias de su profesión, que es de Ingeniero Civil, pero tenía el problema de la dipsomanía. A una de esas pláticas dadas por el futuro líder del sistema religioso, Gelio tuvo que asistir enviado por la empresa en la que laboraba, pero por alguna razón fue atraído por las palabras de esta persona, al grado de que, desde entonces, se volvió uno de sus más fieles discípulos y dejó todo lo que tenía para seguirlo, incluyendo casa, esposa e hijos.

Cuenta que lo siguió por varios países sudamericanos -Brasil, Argentina, Ecuador- hasta que él mismo aprehendió la filosofía de este hombre y por esos mismos rumbos comenzó a hacer, también, labor misionera, aunque no lo menciona con esas palabras. Para entonces él contaba con, aproximadamente, treinta y cuatro años de edad, y dice que, desde ese tiempo, se volvió totalmente vegetariano y abstemio.

Cuando el líder del grupo se estableció en México, en la ciudad de Monterrey, Gelio ya era uno de los que “capacitaban” porque se había entrenado en su recorrido por el cono sur. Uno de sus anhelos era obtener el grado de doctorado, al igual que el “maestre”, dice él, pero nunca se presentó la oportunidad de estudiar un posgrado porque las actividades de la organización lo absorbían y además el líder le decía que aún no era el momento.

Pero, para cuando comenzaron los planes de abrir una institución educativa que ofreciera estudios de posgrado, él fue uno de los primeros en ofrecerse para participar en ese proyecto. Primero, formó parte del grupo piloto de la Maestría en Educación para la Paz, con lo que parecía que su anhelo de estudiar un doctorado se estaba acercando, pero es necesario informar al lector que ninguno de los miembros del grupo religioso que cursaron estudios en el grupo piloto de Licenciatura en Desarrollo Humano o en el grupo piloto de Maestría en Educación para la Paz o de Maestría en Medicina Holística , ha presentado lo que ellos llaman examen de oposición. La Licenciatura en Desarrollo Humano sí está reconocida oficialmente por la SEP, pero hasta el año de 2006 no ha habido ningún titulado.

En el caso de la Maestría en Educación para la Paz, los primeros titulados fueron los que recientemente cursaron el Seminario de titulación, como en el caso de Daniel antes mencionado, y en ese seminario no había nadie del mismo sistema, excepto Daniel, pero ese mismo día de su titulación “se liberó”, según dijo.

Entonces existe la posibilidad de que los miembros del sistema religioso que estudian en la misma universidad no estén reconocidos por la SEP, sino solamente entre ellos mismos. Por otro lado habría que pensar en los costos de titulación, que para la maestría fueron de diez mil pesos y a los alumnos de licenciatura les han informado que, en sus casos, el costo será de ocho mil cuatrocientos pesos, aunque para la generación 2004-2008 el costó aumenta a quince mil pesos, es poco probable que alguno de los integrantes del grupo pueda pagar esos costos debido a los bajos sueldos que perciben, pero también sucede que ellos estudian en alguno de los programas de la universidad porque el mismo sistema religioso, a través del líder o de alguno de los individuos de más alto grado, se los solicita. Y lo hacen para cubrir necesidades del mismo sistema. Por tanto, el reconocimiento de la SEP no es del todo necesario porque todos ellos seguirán trabajando para la misma organización, y si ésta presenta a ingenieros truncos, a médicos o a empleados de cafetería como doctorados, como licenciados o como contadores públicos, ¿no le será más fácil, a la organización, presentar a sus propios “pasantes” ostentando cualquier grado académico que la misma organización ofrece a través de la universidad?

Para cuando Gelio terminó sus estudios de maestría, con la intención de no dejar pasar más tiempo y continuar con el doctorado, se dirigió a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), en la ciudad de Toluca, a pedir informes sobre los requisitos ya que esta universidad tiene un posgrado con el nombre de “Estudios para la Paz”, pero por alguna razón poco clara, que parece que sucedió cuando presentó el plan de estudios que acababa de cursar de la Maestría en Educación para la Paz de la Universidad Albert Einstein, le dijeron que sus estudios no eran suficientes y que, para acceder al doctorado, tendría que cursar, antes, la maestría.

Desde entonces, parece que Gelio renunció a la idea de doctorarse, pero como compensación, le fueron asignadas las materias de Filosofía tanto en la licenciatura como en la maestría. Para él, representó un honor ese nombramiento porque esa materia había sido impartida, en el grupo piloto, por el mismo líder del grupo religioso. Incluso en la antología de la materia de Filosofía Griega de la maestría, textualmente dice: “Titular de la Cátedra: Dr. Rafael Estrada. Apuntes de clases editados por ‘Gelio’”. Es decir, que la antología que se otorga a los estudiantes de maestría es una recopilación de apuntes tomados por Gelio durante las clases que el “Cordero de Dios” impartió. Él también era el encargado de las clases de filosofía para las licenciaturas y durante dos semestres impartió la materia de Antropología Filosófica, pero por razones de edad, le han “liberado” de esas obligaciones.

En una charla informal, contaba que se sentía cansado de la universidad. Decía, también, que el sueldo que percibía, que en ese entonces -septiembre, octubre de 2002- era de algo cercano a los tres mil pesos mensuales, que no le alcanzaba para sus gastos. Hacía poco, unos meses, que había vendido algunos cursos por fuera de la institución -según me dijo- a particulares y eso le había traído mejores ingresos que su sueldo en la universidad, además de unas horas de clase que había conseguido en otra universidad, la que está sobre el Libramiento Chamapa-La Quebrada, que cambió de nombre, de Nuevo Milenio a Justo Sierra, pero que cuando el primer vice-rector de la universidad se enteró, inmediatamente le recordó que él estaba contratado de tiempo completo para la Universidad Albert Einstein y que no podía buscar otros ingresos fuera de la institución. Desde entonces su inconformidad y su disgusto fueron en constante aumento, mismo que demostraba en las juntas docentes que se realizan de manera mensual y en las que no perdía la ocasión para cuestionar, ya sea al mismo vice-rector o a quien coordinara la reunión.

Una de las experiencias de Gelio fue hacia el año 2004, cuando contrajo nupcias con una mujer también integrante del grupo, pero de menor edad que él. Ella tenía, aproximadamente, cincuenta y cinco años de edad. La ceremonia se realizó en la misma universidad, un día viernes cercano a las ocho de la noche. Como invitados, los integrantes del sistema religioso que trabajaban en ese entonces en el plantel y que vivían en el poblado próximo al mismo, el de Santa Ana Jilotzingo, y sólo cuatro personas ajenas al grupo. La ceremonia estuvo presidida por un buen amigo de Gelio, también del grupo, y que al parecer era el que tenía el más alto grado jerárquico en ese momento. Su matrimonio duró un año, aproximadamente, y después ella se juntó en “unión libre” con un joven mucho menor que ella –de treinta y cinco años, poco más, poco menos- con el que al parecer sigue viviendo.

Hace un tiempo, hacia finales del2005, Gelio fue intervenido quirúrgicamente por complicaciones en las vías urinarias y durante su convalecencia, la única persona que estuvo al pendiente fue el segundo vice-rector, el “doctor”. Desde entonces le han encargado sólo labores de oficina, específicamente de planeación de cursos y talleres para particulares y sólo acude a la universidad para caminar por las grandes extensiones de pasto que ahí hay.

Él llegó hasta el nivel cinco (gegnial), que corresponde a los iniciados, en la jerarquía del grupo. Vivió en el mismo lugar desde que llegó a trabajar a la universidad, en una casa muy sencilla, de dos habitaciones y con casi nada de muebles, dos o tres, entre los que destaca uno en el que tenía tres fotografías colocadas cada una en un portarretratos, de una mujer y dos jóvenes. Esa casa, con techo de lámina y muros a medio construir, se encuentra justo al lado, pared con pared, de la casa del “ingeniero”, el que dirige la constructora y los Institutos de Desarrollo Humano, cuya construcción estilo mexicano, con una bóveda de ladrillo aparente rodeada de pequeños salones y vitrales de piso a techo, dista mucho de parecerse a la casa de Gelio.

Para el 2006 su sueldo no rebasaba los cuatro mil pesos mensuales y con eso tenía que solventar todos sus costes, a los que se sumaban los gastos médicos por su operación y su recuperación, que se complicaba debido a su avanzada edad, gasto que no fue cubierto por la organización porque ésta no da seguro social, con la excusa de que ellos no consumen medicina alopática, sino que prefieren el recurso de las “terapias alternativas”.

Ignoro las condiciones de trabajo de los empleados de tiempo completo de la organización, incluyendo todas las ramas: la universidad, la constructora, los institutos de desarrollo humano, los restaurantes y las tiendas naturistas, pero en el caso de los profesores que trabajan por hora en la universidad, se tiene que renovar contrato cada tres meses, aproximadamente. Esto implica para la empresa, en términos legales, que no tiene la obligación de cubrir seguro social. Cabe la posibilidad de que, con el discurso de que ellos no consumen medicina alopática sino sólo naturista, también sus contratos sean provisionales y así evadan el pago de servicios sociales para sus empleados. Personalmente nunca me he enterado de que alguno de los integrantes del sistema religioso adquiera un préstamo para vivienda por parte de INFONAVIT, ni de que alguno de ellos asista a alguna clínica o que haga uso de alguno de los servicios que ofrece el seguro social.

Las preguntas que, con la historia de Gelio, nos hacemos, son: ¿por qué permitió, él mismo, quedarse atrapado, sin salida? Si era uno de los más fieles discípulos del “Cordero de Dios” y su adscripción novoerista era absoluta, ¿por qué lo dejaron, al final, relegado? Y si algún miembro del sistema religioso cursa estudios en la universidad pero no se titula porque la misma gran organización lo cobija dándole empleo sin solicitarle su título o su cédula profesional, ¿qué suerte corre esa persona si un día decide desertar del sistema? ¿Se queda sin “gran familia”, sin trabajo y además sin título académico? Por lo tanto, ¿será más difícil que alguien deserte del sistema religioso si estudió en la misma universidad porque tendría más que perder?


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