BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Principios organizativos

Ingresamos ahora a tratar cómo se desarrollan los actos, que concretan las actividades que estamos estudiando.

(*) Si bien la palabra asistencia significa socorro, auxilio, ayuda, acción que satisface necesidades concretas de diverso tipo, su aplicación referida por ejemplo a «asistencia médica», «jurídica» o «social», muestra la presencia de la capacitación técnica y la profesionalización.

(**) Boorstin cita el ilustre antecedente de Benjamín Franklin, quien juzgaba que hacer el bien era un prudente acto social, que tarde o temprano podría beneficiar al dador junto a los otros miembros de la sociedad. Ese sentido comunitario estuvo presente en casi todas sus empresas benéficas, que consistieron en la iniciación de servicios de interés público, algunos de los cuales fueron proseguidos por la municipalidad de Filadelfia. (Por ejemplo el primer departamento de bomberos voluntarios de su ciudad, la Academia de Filadelfia, luego transformada en universidad y el Hospital de Pensilvania, el primero en su país). (11)

Con particular sentido de la brevedad, se ha dicho que «organización es un artificio de un grupo, eficaz para ejecutar una función» (12).

En atención a lo que venimos de exponer, aparece como evidente que los esfuerzos caritativos y filantrópicos, no implican necesariamente, ni «un grupo», ni «artificio» que permitan cumplir la función benéfica; no necesitan principios especiales para realizar los actos que la virtualizan.

Si bien esa posición es teóricamente correcta, en los hechos la evolución histórica muestra un importante rol de las iglesias cristianas y de múltiples otras instituciones (religiosas o no) en la promoción y práctica de actos caritativos orientados especialmente en beneficio de indigentes y desvalidos.

En el desarrollo de esas actividades, son detectables una serie de modalidades, que fueron buscando una mayor eficacia de las gestiones, extendiendo sus resultados y fundamentando su rol social.

Lo expuesto también es válido para las gestiones filantrópicas que por lo general, al margen del impulso inicial y de los fondos constitutivos que pueden tener un origen personal, para su desarrollo se han apoyado crecientemente en pautas de organización.

Estos aspectos manifiestan particular incidencia en la beneficencia, dado que para el cumplimiento de sus fines, eminentemente prácticos, la asociación de trabajos personales, bienes materiales y dirección, resulta normalmente imprescindible.

Nada impide el esfuerzo solitario desplegado por un benefactor, pero a poco el mismo procure las connotaciones de permanencia y eficacia, expandiéndose para abarcar un espectro de posibilidades de atención, deberá ineludiblemente acceder a fórmulas de organización, que normalmente desembocarán en una institución. (*)

En el desenvolvimiento de la caridad es apreciable una creciente complejidad; el sentimiento de amor al prójimo (que no sabe de requisitos ni cuestionamientos), se instrumenta con formas de abordar los problemas, análisis de la situación de los receptores, aspectos institucionales y de infraestructura, principios administrativos y de funcionamiento). (**)

En la filantropía, sus propias aspiraciones de trascendencia a través de obras de público beneficio, ya predeterminan una mayor incidencia de aspectos organizativos, que se acompasan con sus crecientes horizontes de actividades y servicios.

Se destaca así el desenvolvimiento de innumerables fundaciones, con estructuras de gran importancia económica y administrativa; en algunos casos dichas organizaciones preservan su perpetuación y engrandecimiento atendiendo sólo aquellos proyectos que se ciñan a sus precisas pautas burocráticas, olvidando su verdadero rol de catalizadores de la energía de la comunidad. (14).

(*) Dado que no resulta posible encarar aquí una reseña que marque los rasgos operativos de las actividades en consideración, desde sus lejanos orígenes hasta nuestros días, hemos creído del caso incluir una nota en el Apéndice, para quien tenga interés en datos sobre el tema.

(**) Estas orientaciones no fueron unánimemente aceptadas y no faltaron criticas tanto del lado de quienes daban como de quienes recibían. En Boston el poeta John Boyle O’Reilly escribió sobre una «caridad helada», en nombre de un «Cristo precavido y estadístico» (13).


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