BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Función y trascendencia social del servicio leonístico

Manteniendo una línea coherente con el desarrollo que se ha formulado en los capítulos anteriores, corresponde intentar también aquí un juicio sobre la función social del servicio leonístico.

En primer lugar, creemos haber demostrado que la labor de nuestra institución, en sus múltiples planos orgánicos de actuación, llena cumplidamente los requisitos que hemos determinado como esenciales del servicio.

Las concordancias, que estimamos manifiestas en todos los rubros, resplandecen particularmente en cuanto al contenido y organización de la gestión y así los trabajos leonísticos reproducen, en muchos casos «al pie de la letra», los rasgos más característicos que hemos determinado.

Esas identidades hacen entonces trasladables, todas las apreciaciones realizadas sobre la función social del servicio en general, cuyos extremos ya vimos que lo hacen integrante de una verdadera «institución», que la sociedad desarrolla para satisfacer necesidades imprescindibles para su mantenimiento e integración.

Siendo así aplicables al Leonismo las connotaciones generales que delinean el rol de las entidades comunitarias, procede decir que algunos aspectos se reflejan en su acción, con particular destaque.

A modo de sumario inventario: la apertura de cauces efectivos para la participación ciudadana, el ancho campo que se brinda para la inmediata expresión de la solidaridad y el abanico de actuaciones que la exclusiva aspiración al bienestar comunitario produce y fomenta, demuestran la importancia del trabajo leonístico.

A ello debe agregársele que las exigencias éticas que son de precepto en el Leonismo enaltecen la gestión institucional, proyectando positivos beneficios que muchas veces exceden el enriquecimiento material de la sociedad, de por sí importante.

En este capítulo hemos expuesto en líneas generales la acción del Leonismo, proporcionando ejemplos puntuales, que son apenas destellos de una obra permanente y gigantesca; su expansión y mejoramiento cualitativo emerge como dato de la diaria experiencia, en las más diversas comunidades por más que las limitadas fuerzas del movimiento no le permitan constituirse en una panacea para todos los males.

Creemos así incontrovertible una apreciación altamente positiva de la trascendencia de la labor leonística en todos los planos de la vida social.

No obstante, no podemos llamarnos al engaño de un optimismo ultranza, que nos lleve a sostener -al estilo de Pangloss que «todo marcha bien» en la senda del Leonismo.

Se ha intentado identificar en este trabajo rasgos esenciales del servicio comunitario y la suma de los enunciados, pretende configurar una especie de arquetipo, modelo ideal que lógicamente no siempre se puede dar en la práctica.

Creemos que la determinación de parámetros de desarrollo potencial, si ha sido acertada, permite la evaluación de cada actividad, analizando si se acerca o se aparta de las pautas convenientes, para la consecución de los fines de bienestar social propuestos.

Parece lícito entonces interrogarnos como Leones, en qué medida la tarea cotidiana de los Clubes, se ciñe al tipo que hemos esbozado.

Naturalmente cada uno podrá según su experiencia, formarse un juicio limitado quizás al ámbito de su Club o de su Distrito, pero al margen de casos individuales, es una realidad incontrastable, que algunas actuaciones leonísticas utilizan en ínfima medida las vastas posibilidades del servicio.

Esa apreciación serena y constructiva induce a tratar de averiguar por qué esas gestiones quedan a medio camino.

Esa falta de adecuación al servicio posible, puede provenir de dos vertientes.

Una de ellas, se afinca en una defectuosa conciencia de los rasgos esenciales del mismo, de sus posibilidades de empleo; sería así imputable a una falta de conocimiento.

Por otro lado, las falencias pueden emanar de una debilidad del convencimiento; ciertos cuadros sociales aparecen deficitarios de profunda motivación, de saludable entusiasmo, de audacia bien entendida.

A remediar el primer aspecto, deben tender las elaboraciones conceptuales, elucidando los rasgos prioritarios del servicio.

Pensamos que los estudios sobre las actividades del Leonismo, que no desdeñen las críticas constructivas, constituyen una importante tarea, cuyos logros seguramente influirán en el progreso de nuestro movimiento.

Si como ya dijimos, es forzoso saber para proceder, deberá brindarse continua atención al análisis de nuestra propia función, procurando potenciarla, permanentemente.

Tales dilucidaciones no se guiarán exclusivamente por un criterio de investigación, que se distancia de lo analizado, refractario a juicios de valor; dado que nuestra actividad tiene un fundamento ético y social incontrovertible, la búsqueda tenderá a marcar los caminos que hacen posible de la mejor manera la obtención de los fines, aumentando la capacidad de los Leones para cumplir su vocación.

No obstante, no se trata sólo de un problema de conocimiento.

Muchas veces los Clubes y los Leones tienen clara la orientación a seguir, pero, por debilidad y falta de entusiasmo, abordan tareas de momento, la obra de «compromiso», que acaso sirve para tranquilizar la conciencia pero nada más.

Flaquea en esos casos la voluntad, la convicción profunda y activa, que lleva al obrar metódico del servicio.

«Dicen que las instituciones de servicio lo que hacen es dar limosnas y que las dádivas o todo favor son una confabulación con el mal, que atrás de esto se esconde una tremenda injusticia. ¿ Qué podemos hacer para cambiar esa mentalidad?», se le preguntó al León Fernando Sobral, Presidente Internacional, en el FOLAC celebrado en Honduras, en 1988.

El caracterizado líder mundial, expresó entre otros conceptos: «...el problema del Leonismo es que nosotros trabajamos en cosas muy chicas... Asimismo, yo creo que tienen valor, hay aquellos que no hacen siquiera eso. El problema del tercer mundo a veces no es el problema de plata, es la carencia de ideas, de pensamiento, colaboración.

Nosotros debemos tener el coraje de hacer cosas grandes, pero para esto nosotros tenemos que tener membresías calificadas, para poder hacer este tipo de servicio».

Al reforzamiento de la voluntad debe concurrir una calificada integración del cuerpo social, un liderazgo cálido y participativo y la difusión de las realizaciones de enjundia que los Clubes realizan por miles en todo el orbe, como demostración flagrante que la fe leonística puede mover montañas.

Inspiradamente ha dicho el León Ex Director Internacional (1996) Roberto Bofill: «Es obligación formar con animosa paciencia nuestros cuadros. Clubes con alma y conciencia de responsabilidad... Que desoigan el llamado de flaqueza...Que combatan por los inevitables amaneceres lejanos...». (39)


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