BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Formas operativas del servicio

Abordaremos como segundo aspecto dentro del ítem organizativo, las formas operativas, los instrumentos y caminos que las entidades utilizan para realizar sus tareas de interés social.

Corresponde, en primer lugar, señalar que los sistemas operativos colectivos, de cualquier índole, plantean una problemática común, que dice relación con el modo de realizar los objetivos propuestos, utilizando de la mejor manera posible los medios y recursos, obteniendo así los mayores resultados. Se tratará siempre de problemas de eficiencia y eficacia. (*)

Son entonces aplicables conceptos y nociones elaboradas para la administración pública y para el manejo de las empresas privadas, por más que la diversidad de propósitos implique peculiaridades operativas. (**)

(*) «La eficiencia de un sistema depende del grado de integración, coherencia y equilibrio entre los componentes y se mide a través de la relación insumo/ producto. La eficiencia como concepto buscará producir el mayor producto con el menor insumo. La eficacia de un sistema depende del grado de integración, coherencia y equilibrio entre el sistema y su medio ambiente y se mide a través de la relación demanda/ producto. La eficacia, como concepto, procura generar aquel producto que el medio reclama o necesita». (7)

(**) Ya hace mucho tiempo se ha definido: «...administrar es prever, organizar, mandar, coordinar, controlar...» (8)

Luther Gulick, interrogándose sobre la tarea de un jefe ejecutivo, dice que consiste en: «Planificar. Organizar. Administrar el personal. Dirigir. Coordinar. Informar. Presupuestar». (9)

Es evidente que las entidades de servicio, en la medida que se plantean objetivos ambiciosos, que habitualmente atañen a la solución de graves y extendidas carencias en el seno de la sociedad, aplican y deben aplicar pautas organizativas complejas, recogiendo los aportes de las disciplinas administrativas y empresariales, adecuándolos a sus finalidades.

Es así que la planificación y la programación aparecen como imprescindibles. Planificar es «...determinar los objetivos y establecer un conjunto de metas intermedias entre las condiciones presentes y futuras, es una desagregación del objetivo final en sub-objetivos. Por programar entendemos identificar una serie de cosas a hacer para alcanzar cada meta o sub-objetivo, llamadas actividades...».

«Puesta la programación en ejecución es necesario controlar cómo se van desarrollando los pasos y realizar evaluaciones periódicas... Cumplido este primer ciclo... es necesario retroalimentar el proceso a través de la evaluación de los logros y la introducción de ajustes, si son necesarios». (10)

Las propias características de las entidades de interés social que posibilitan la permanente interacción entre el agente y la comunidad, brindan sin duda un amplio campo para el despliegue de las posibilidades organizativas de la acción, desbrozando el camino de un obstáculo que tantas veces desvela a los administradores y líderes: la motivación y participación de las personas en la consecución de los objetivos institucionales.

Ese difícil aspecto, por lo menos en teoría, las entidades de servicio, integradas predominantemente por voluntarios, lo tienen solucionado desde el inicio.

No obstante, en la faz práctica, las instituciones comunitarias no son ajenas a los problemas de apatía y pasividad, a un «dejarse estar» de sus asociados, que menoscaba gravemente el potencial institucional.

La extendida generalidad del fenómeno las obliga a desarrollar una permanente actividad, de puertas adentro, para capacitar y motivar a sus cuadros sociales, para que reencuentren el entusiasmo inicial que los llevó a integrarse voluntariamente.

En tal sentido, el desenvolvimiento adecuado y dinámico del trabajo social, al margen de su función específica de cumplir el objetivo colectivo, juega un no desdeñable papel en el mantenimiento de la motivación del asociado, pues a todos nos gusta sentirnos partícipes, aunque más no sea formales, de empresas exitosas y de trascendencia.

Corresponde para cerrar este ítem, formular un esquema de las pautas organizativas que, en mayor o menor grado, las entidades de servicio aplican en el desarrollo de su labor.

Preparación de la acción

1) Planificación de las acciones.

2) Aportaciones, desde el ámbito de su competencia, para la formulación de políticas estatales y privadas, tendientes al bienestar social.

3) Programación de actuaciones concretas, coordinando diferentes factores y recursos, procurando su mejor utilización y máximo impacto.

Instrumentos para su ejecución

4) Capacitación de recursos humanos, tanto de los gestores como de los beneficiarios de la actividad.

5) Coordinación de las actuaciones de individuos y grupos, en la búsqueda de objetivos comunes.

6) Integración dinámica de los destinatarios finales, dándoles un rol activo.

Apreciación Crítica

7) Evaluación de resultados y experiencias.

Al influjo de la aplicación coordinada de las pautas indicadas, los componentes involucrados en el servicio adquieren una nueva dimensión, operándose un cambio cualitativo que es el resultado de la multiplicación y no mera suma de esfuerzos.

Se trata de un fenómeno de sinergia, concurrencia de fuerzas, que si bien no es específico del servicio, en él tiene una presencia de gran relevancia.

Según veremos más adelante ese rasgo sinergético puede contribuir a que el resultado de la actuación tenga un aspecto creativo muy singular.


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