BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Clubes de Leones

Cada Club de Leones que integra la Asociación Internacional, adopta como suyos los Objetivos que se han detallado antes, procurando cumplirlos en un marco de autonomía y de acuerdo a sus posibilidades.

El Club calificado como una «verdadera célula de poder del servicio Leonístico», ha sido definido así: «...un conjunto de personas amigas que, despojadas de cualquier egoísmo o de cualquier eventual interés, practican servicios a la comunidad. Es un centro de trabajo y de sana actividad social, donde prevalece el concepto de la amistad». «El Club de Leones no hace exclusiones, pero selecciona grupos homogéneos y, por ello, invita a personas que estén imbuidas de la necesidad de prestar un servicio social desinteresado, exento de todo partidismo político, racial o religioso...». (5)

El estatuto tipo de los Clubes dispone: «El club siempre fomentará entre los socios la asistencia a las reuniones ordinarias y a las actividades que lleva a cabo el club. Cuando un socio falte a varias reuniones o actividades, el club hará lo posible por entrar en contacto con él para animarlo a asistir regularmente a las reuniones y programas» (Art. VII. Sección C.).

Esa asistencia tiene relevante importancia, puesto que el entusiasta trabajo de los Leones constituye el nervio motor imprescindible en todas las realizaciones que los Clubes emprenden. La presencia del voluntario, que hemos determinado como característica del servicio, aparece aquí reclamada expresamente. No es posible que el Club cumpla adecuadamente sus funciones, si no cuenta con el aporte cotidiano de sus socios.

En todos los puestos de trabajo y responsabilidad que constituyen el vasto entramado de nuestra organización, el León tiene un rol insustituible, tanto en el desarrollo de las tareas como en los puestos de dirección, dado que ningún cargo le está vedado, pudiendo llegar a las máximas jerarquías, nacionales e internacionales, por el democrático reconocimiento de méritos y virtudes.

Puede observarse que la asistencia requerida refiere no sólo a las reuniones sino también a «las actividades» y «programas» del club.

La función leonística no es un fruto de estación, ni admite ciclos más o menos irregulares; la obra de servicio debe ser cotidiana, permanente.

Para esas tareas, el Club se revela como un magnífico vehículo de participación social; institución organizada y planificada por y para el quehacer comunitario, opera como un invalorable nexo entre la inquietud solidaria de algunos y las necesidades apremiantes de muchos.

Muchas veces, frente a un hecho concreto que hiere nuestra sensibilidad, quién no ha pensado ¿y yo qué puedo hacer?

Un León siempre debe hacer algo frente a una situación aflictiva o de interés comunitario. Y tiene al alcance de su mano todo el potencial latente de su Club, que le permite orientar su inquietud de la mejor manera, de forma que se traduzca positivamente.

Esa posibilidad de participación, de sentirse actor y no mero espectador crítico y quejoso, es una de las cosas más gratas que todos los Leones le debemos al Leonismo.

Ha sido particularmente enfático en destacar este sentido de participación el Presidente Internacional 1991-1992 León Donald E.Banker:

«¡Participación! Esto es la clave para desarrollar esa relación crítica que hace de nuestro Club de Leones y su comunidad la misma cosa... Mientras más nos damos cuenta de todo lo que los Leones pueden lograr mediante el trabajo unidos a favor de la comunidad, más nos convencemos de que al unirnos con Leones allende nuestras fronteras nuestra ética «Nosotros servimos» puede ser, de igual manera, fortalecida en la comunidad mundial». (6)

En un plano intermedio, debemos citar la actuación conjunta de diversos Clubes de Leones que, sin abarcar el Distrito, aúnan sus esfuerzos en una acción coordinada.

Dentro de un cúmulo de ejemplos de empresas comunes, puede mencionarse la organización durante veintisiete años, de las «Semanas Criollas del Parque Roosevelt», verdaderas fiestas populares de la tradición gauchesca, que han concitado multitudes entusiastas.

La organización de tales eventos estuvo inicialmente a cargo de los Clubes Shangrilá, Parque Roosevelt, Pando, Leomar Lomas de Solymar y San José de Carrasco.

Posteriormente, los Clubes de Leones Shangrilá y Parque Roosevelt asumieron todo el complejo trabajo que esta obra demanda.

Los Leones recibieron en comodato del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, un sector del parque el cual, año a año, debe ser acondicionado para desarrollar todas las faenas camperas así como preparar las instalaciones, servicios y negocios necesarios para atender a un público muy numeroso que acude a los múltiples espectáculos que se cumplen durante toda la Semana de Turismo.

Finalizado el evento, se deben desmontar todas las instalaciones no fijas y limpiar el predio y prepararse para reiniciar a partir de agosto de cada año, la preparación de la nueva Criolla...

Tantos esfuerzos tienen una digna recompensa pues el espectáculo ya se ha instalado en la tradición montevideana, llegando a disputar la preferencia nada menos que a la tradicional Doma del Prado.

Los resultados netos de tantos trabajos se vuelcan a los fondos de obras de los Clubes organizadores y de allí se proyectan a la comunidad en múltiples actividades de servicio. (7)


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