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LA INVERSIÓN Y SU COMPORTAMIENTO EN MÉXICO: 1940-2009

Samuel Ortiz Velasquez




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CAPÍTULO VIII. LOS AGENTES DE LA INVERSIÓN

En este capítulo examinaremos las inversiones privada y pública. Su desagregación es importante, ya que los determinantes de la inversión suelen diferir según el agente. Así, la inversión privada, en ausencia de problemas de financiamiento, depende de la tasa de ganancia esperada por los empresarios. La cual, en última instancia depende en gran media de la tasa de ganancia efectiva reportada durante los últimos años.

En tanto, la inversión pública no se encuentra sometida a las condiciones que regulan a la primera, en muchos casos, el gobierno se decide a efectuarla sin someterse al criterio de la rentabilidad privada. Considera los beneficios sociales (usando los denominados precios sombra), ciertos propósitos socio-políticos, etc. Y como suele generar altas “economías externas”, provoca un efecto de arrastre muy importante en la inversión privada.

8.1 Inversión: Privada y Pública

8.1.1 Composición Relativa de la inversión por Agentes

Durante 1953-1981, la relación media entre inversión privada y pública es 60 a 40% respectivamente. Tal relación se acentúa en el periodo 1982-2009, pues se ubica en 75 y 24%.

Una primera conclusión a remarcar sería que en la fase neoliberal el peso relativo del sector privado como agente de la inversión se ha elevado sobre el sector público, al grado de representar las tres cuartas partes de la inversión fija bruta total.

Pero la gráfica 8.1, nos sugiere un comportamiento peculiar que vale la pena comentar: incremento de la participación relativa de la inversión pública, de 1953 a 1963, cuando llega a representar 50% de la inversión fija bruta global (el incremento es del 25%). A partir de ese año, se aprecia una tendencia a la caída que llega a su punto mínimo en 1971 cuando representa cerca del 25% (el descenso relativo es del 50%). Luego de 1971, se suscita otro incremento, el cual se prolonga hasta el año de 1981, cuando representa cerca del 45% (el aumento es del 80%). En breve, como se señaló en el capítulo 3, esta tendencia a la “estatización” es impuesta por las exigencias de la acumulación durante la fase de agotamiento de la ISI, las cuales, obligan a utilizar la palanca de la inversión estatal, para compensar la contracción que sufre la inversión privada y hacer frente a la etapa de “sustitución difícil”.

A partir de 1982, se aprecia: i) el peso relativo del componente privado se eleva muy por encima de la inversión pública. Luego de participar con el 54% durante 1981, su peso relativo sube a 87% en 1998 (el incremento es de 61%). A partir de 1998, se advierte algún descenso que se prolonga hasta el año 2009 cuando participa con el 73% (la caída es de 16%); ii) el peso relativo de la inversión pública muestra una clara tendencia a la caída a partir de 1981. Llegando a niveles, históricos bajísimos como el de 13% en el año de 1998 (el descenso acumulado de 1981 a 1998 es del 71%). Solo tiene claros signos de recuperación a partir del año de 1998, al grado de que en el año 2009 su peso relativo sube a 27% (el incremento es del 108%). En breve, los notorios incrementos de los últimos 2 años, obedecen sin dudas a la estrategia de elevar en algún grado el gasto público para hacerle frente a la crisis económica de 2009.

Resulta útil indagar sobre la composición de la inversión que realizan los agentes. Durante la ISI, el peso relativo de la inversión privada en la IFB total es de 60%. De la cual, la mitad se destina a inversión en construcción (tanto residencial como no residencial) y la otra mitad se destina a inversión en maquinaria y equipo. Para el periodo 1982-2009, el peso relativo de la inversión privada sube a 75%, del cual un 48% se destina a inversión en construcción y el restante 52% (apenas 2 puntos porcentuales más que en la fase previa) se destina a compras de maquinaria y equipo.

Durante el periodo 1953-1981, la inversión pública representa el 40% de la IFB total. De este, un 68% se destina a construcción (tanto residencial como no residencial) y un 32% a maquinaria y equipo. Para el periodo 1982-2009, la inversión pública cae a 25% como parte de la IFB total. De este, 82% se destina a construcción y apenas un 18% se destina a inversión en maquinaria y equipo.

Si se consideran periodos quinquenales se aprecia que el peso relativo de la inversión privada en maquinaria y equipo dibuja una trayectoria en forma de campana la cual comienza durante el quinquenio 1975-1979 (cuando representa el 48%) y culmina en 2005-2009, su pico lo alcanza durante el quinquenio 1995-1999 cuando llega a representar el 57% (el aumento relativo es del 19%, asociado probablemente con la dinámica del TLCAN), a partir de ese periodo, se aprecia una caída que se prolonga hasta el último quinquenio cuando participa con el 42% de la inversión privada (el descenso es de 26%). La inversión pública en maquinaria y equipo crece en su peso relativo durante los primeros dos quinquenios (fase de sustitución “difícil” de la ISI) y a partir de 1975-1979 su peso relativo cae drásticamente: si en 1975-1979 explica el 34% de la inversión pública, en 2005-2009 explica apenas el 9%, esto significa un descenso relativo del 73.5%.

En síntesis, en la fase neoliberal se asiste a algo muy conocido: la paulatina reducción en el peso relativo de la inversión pública. Quizás el hecho que más llama la atención sea que los agentes de la inversión han reducido en términos relativos sus compras de maquinaria y equipo de operación (de manera más significativa el sector público), hecho que se profundiza durante los últimos 5 años.


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