BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y SALUD

Ma. Guadalupe Ojeda Vargas y otras




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El posicionamiento de la medicina “tradicional”

Dentro de esta opción los habitantes de Noypac recurren a yerbateros, curanderos tradicionales, parteras y en algunas ocasiones a “espiritistas”. En el ejido sólo había un curandero y hay una partera que es actualmente la Auxiliar de Salud de la Unidad Móvil de Salud (UMS) y que además de ser la responsable de hacer algunas curaciones menores, inyectar o tomar muestras para detectar el dengue, atiende los partos y cura algunas enfermedades que sufren los recién nacidos y las mujeres.

Al interior de la medicina “tradicional” existen varios cargos, dentro de ellos está el yerbatero , terapeuta que alivia algunas enfermedades porque conoce la herbolaria local pero no sabe diagnosticar; se ocupa esencialmente de ayudar a la comunidad con consejos de medicina casera. Para algunas personas de la localidad una de sus principales características es que no tiene xiba, es decir que no tiene este poder ambivalente –que sí tienen los curanderos–, ni cura ni hace daño. El consumo es general, a los yerbateros recurren todo tipo de personas y con esto me refiero a personas de cualquier religión, precisamente porque no tiene el poder de dañar.

Los “espiritistas” que han sido consultados por los pobladores se encuentran, uno, en Villa Tapijulapa y el otro, —al que acudió uno de los enfermos de nervios— en Soyaló , municipio del estado de Chiapas. Estos “espiritistas” diagnostican la enfermedad, no la curan, y lo hacen por una caja mediante la cual habla un santo (“Miguelito”) que ofrece explicaciones causales similares a las del curandero. Se acude a él lo mismo para buscar el por qué de la falta de producción de la tierra, como por enfermedad y daño. Se ha acudido también a los “espiritistas” que se anuncian por la radio y que están en Villahermosa.

El curandero es llamado por lo general así, como curandero, pero en lengua chol se le denomina a éste como x’ilo o brujo, xwujt o curandero y wuj tyaya o el que sopla la esencia que tiene en la boca. En toda la región chol del municipio de Tacotalpa existen por lo menos en cada ejido un promedio de cinco curanderos por lugar, y aunque en Noypac sólo existió uno, las personas acuden a otros curanderos de su confianza que por lo regular viven en ejidos cercanos como: Puxcatán, Tapijulapa o Libertad, además de visitar algunos más del municipio de Amatán, en Chiapas.

Las expresiones que se crearon en torno de la imagen del curandero fueron variadas y hablan precisamente del respeto y del temor que se le tenía, de la legitimidad de su trabajo o de la falsedad o charlatanería del mismo, incluso llegaron a expresar críticas negativas hacia su consumo de alcohol. Estas heterogéneas voces pueden identificarse por un lado con las personas, familiares sobre todo, que lo han consultado y que han sanado, con gentes que han creído que él fue el causante de su enfermedad y con individuos que no profesan la religión católica.

Entre las enfermedades que curaba están: el daño, espanto, deseo, pensal, mal aire, pochitoque, disipela, picadura de nauyaca, mujer fría, colitis, gastritis, entre otras. Además algunas veces también atendió partos. La forma de curación era variada y dependía de la enfermedad que se atendiera. Pero siempre lo primero era diagnosticar por medio del pulso, limpiar y ensalmar con trago y algunas hierbas. El diagnóstico se ofrece a través de pulsear al enfermo al escuchar al ch’ujlel en el pulso de las muñecas o un poco más arriba, hasta la articulación que une el brazo con el antebrazo. Y es por este medio que el curandero además de conocer la enfermedad y sus posibles causas, sabe que no le pueden engañar, ya que a través de éste puede conocer los sentimientos y emociones del paciente. Otra forma de diagnosticar y que ha sido registrada por algunas etnografías, habla del proceso de búsqueda de las causales de la enfermedad en las acciones del pasado, en la rememoración de algunos acontecimientos como detonantes del malestar.

La relación que guardaba con otras alternativas de curación y particularmente con los encargados de la UMS, era mala o nula; lo que no significa que no creyera en su eficacia o que él mismo no diagnosticara medicamento alópata, o recomendara a sus pacientes con el médico cuando él ya no podía ayudarlos. Por otro lado, su relación con otros curanderos fue ríspida y competitiva, debido a la demanda de la clientela ya que existe una descalificación constante entre ellos que se basa en la eficacia de la curación, en las formas de ésta y en la legitimación que el curandero tiene antes sus consumidores. Y fue precisamente esta competencia, la que según algunas personas, causó la muerte del yerbatero.


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