BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA TEORÍA Y ESTRATEGIA DE LA TRANSICIÓN SOCIALISTA LATINOAMERICANA Y MUNDIAL

Antonio Romero Reyes



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Qué postula el desarrollo autocentrado.

Hechas las consideraciones anteriores, pasamos a examinar la definición de desarrollo autocentrado propuesta por Schuldt para los países andinos. La cita debe ser considerada como una hipótesis de trabajo, sea este último de corte teórico, empírico u orientado por la praxis.

“El desarrollo autocentrado es un proceso geográfica y políticamente descentralizado de acumulación que, partiendo de decisiones participativas a escala local-regional al interior de un país, establece paulatinamente las condiciones para suscitar una dinámica de producción sustentada en la interacción concordada de actividades dirigidas desde y para el mercado interno, de manera de configurar dinámicamente el encadenamiento de una producción heterogénea de bienes de consumo sencillos de masas con una producción de medios de producción que esté a su servicio, sobre la base de un pluralismo tecnológico; desplazando paulatinamente a un rol secundario a la demanda y oferta externas (im- y exportaciones) y de bienes-servicios de lujo, potenciando así el uso de los recursos y capacidades humanas y materiales -convencionales o no- local-regionales en un contexto “nacional” y transnacional adverso. Ese proceso, enmarcado en un proyecto político nacional-popular de base regional, generaría -paulatinamente- un contrapoder en forma de un frente popular amplio capaz de establecer la Nación en Democracia.” (Schuldt 1995: 170)

En la cita anterior su autor -como él mismo señaló- nos proporciona una “aproximación muy condensada” de lo que entiende por desarrollo autocentrado. Sin embargo, no es solamente una definición per se, que se agota en si misma, pues contiene asimismo una estrategia, vía o ruta de acción a seguir, formando parte de la misma definición que, a su vez, reúne varias dimensiones. Veamos cuales son sus principales aristas.

a) El desarrollo autocentrado es un proceso. El término proceso significa para nosotros movimiento, cambio, transformación, en tiempo y espacio, no exento de contradicciones, porque se trata de producir nuevas relaciones sociales -entendidas como producción de vida- a partir de las existentes, ora que estas sean modificadas, impugnadas o suprimidas; y por eso mismo con margen de error e incertidumbre en los resultados. Adoptamos una postura distante y crítica frente a cualquier proceso concebido como una cadena lineal de eventos en progreso indefinido, uno tras otro. Todo proceso tiene un horizonte hacia el que se apunta, constituido por una totalidad históricamente determinada; emprender el camino hacia esa totalidad presupone además correlación de fuerzas sociales y participación de actores que se organizan desde un territorio concreto, dotándose de voluntad conciente (porque saben lo que quieren conseguir) y dirección política (porque saben hacia donde apuntan con los cambios que propugnan).

b) El punto de partida del autocentramiento es la localidad. Un paraje rural, una o varias comunidades, un centro poblado, una cuenca u otros espacios “menores” pueden constituir escenarios propicios -y de hecho, es deseable que así sea- para iniciar experiencias y procesos (en el sentido arriba indicado) de autocentramiento en base a la utilización de las condiciones (geográficas, de clima, etc.), recursos y capacidades que le sean propios. Si bien el punto de partida son pequeñas unidades socio espaciales y territorialmente delimitadas, el “marco de acción” es (son) necesariamente la(s) región (regiones). La misma definición permite apreciar que el proceso tiende a rebasar ese marco, hasta alcanzar la “Nación” cubriendo al menos “el lapso de una generación” (Schuldt 1995: 174). En este contexto, el movimiento histórico desde la localidad o grupo de localidades comporta modalidades específicas, “formas de transición” (Schuldt 1995: 176) que se espera que converjan -es la apuesta principal- en un único proceso de desarrollo nacional autocentrado, donde lo “nacional” es/haya sido reconfigurado desde los intereses y aspiraciones de las mayorías. Esta convergencia/confluencia en el escenario nacional desde los diversos movimientos o “formas de transición” que parten de lo local, implica un proyecto político nacional-popular que se va construyendo desde las regiones-sujetos.

c) La vía autocentrada también consiste en un proceso de (auto) construcción del poder popular. El fundamento básico de este poder que se va autogenerando desde los espacios sociales, localidades y regiones, descansa en el control de la acumulación correspondiente a cada escala territorial y en el desarrollo de las fuerzas productivas endógenas, incluyendo capacidades humanas y recursos productivos locales. Es lo que está contenido en “las condiciones” que anteceden al enunciado que describe el modus operandi (la “dinámica de producción”). Aun cuando el grueso del enunciado sobre la producción (las actividades y su encadenamiento) enfatiza el proceso económico del desarrollo autocentrado, no hace de este una definición economicista. Si se observa bien, el proceso político se inicia a nivel de “decisiones participativas”, continúa con el “proyecto político nacional-popular de base regional” y cristaliza como “contrapoder” (económico y político) en la forma de un “frente popular amplio” a nivel del país. En este sentido, en el desarrollo autocentrado, economía y política no van marchando separadamente hasta coincidir en el tiempo, lo que, al final de cuentas, adolece de incertidumbre haciendo de la transición un proceso poco consistente. Se trata de hacer más bien economía política.


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