BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y TRIBUS URBANAS

Levit Guzmán Soto y otros




Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (99 páginas, 500 kb) pulsando aquí

 


 

El reggae en México: Texto sobre este género musical desde una perspectiva abierta y desmitificadora (Ensayo)

Jorge Coronel

Introducción

¿Hace cuánto llegó el reggae a México? No se sabe a ciencia cierta. Probablemente llegó justo cuando nacía el Tianguis Cultural del Chopo, gracias a algún melómano que había viajado otro país y allí se encontró con esa, digamos, novedad musical y decidió traerla y compartirla; o acaso entró por la frontera norte concretamente por Tijuana, tierra musical por excelencia y de ubicación envidiable dada su cercanía con Estados Unidos, país éste muy adepto a la reggae music; o tal vez entró por Yucatán; o por Chiapas; o por Veracruz; o quizás entró por el lugar menos esperado y bajo las condiciones más insospechadas.

Total: no sabemos cuándo llegó ni quién trajo el reggae a México; sí sabemos, por el otro lado de la moneda, cómo se ha diseminado por nuestro país: gracias a la piratería musical, a la recomendación de boca en boca, a la moda.

Y he aquí una característica primordial del reggae en México: no ha habido, por desgracia, una memoria periodística (ya sea por una revista, o programas de radio y televisión) que haya recogido el instante mismo de la aparición del mágico ritmo negro en esta parte del mundo. Tal vez sí hay algunos documentos: posiblemente están en el olvido, extraviados (al menos un servidor no sabe de su existencia).

Tenemos, entonces, que los medios de comunicación, otra vez, han fallado en su quehacer de informar e investigar sobre los acontecimientos culturales que suceden en el país.

Partiendo de este punto, es decir, la casi nula existencia de textos periodísticos sobre la historia del reggae en México, trataremos de señalar qué ha sucedido con este ritmo en nuestra nación y qué hace falta para empujarlo hacia una vertiente de calidad.

A pesar de vivir en Querétaro (y digo a pesar de..., porque el centralismo de México hace que todo lo referente al reggae- y, por supuesto, también lo referente a los ámbitos políticos, económicos, culturales- se dé, casi en su totalidad, en el Distrito Federal), la experiencia que a un servidor le ha dejado la convivencia con la gente que se mueve alrededor del reggae (público común y corriente, grupos, managers, etc.), es la base para realizar este escrito.

Todos somos Babylon

Cuando el reggae llegó a México seguramente atrajo al oyente más por el ritmo que por la letra. Un ejemplo claro es un servidor: cuando era un niño (tendría unos 12 años de edad) escuchaba ska-punk y hardcore. Fue gracias a grupos como Maldita Vecindad, The Clash, Kortatu, Todos Tus Muertos, Los Fabulosos Cadillacs, Desorden Público y Bad Brains como conocí el reggae. El impacto fue enorme: desde entonces una de mis pasiones mayores es la reggae music. Después busqué saber qué decían las letras de los grupos o solistas del reggae. Y empecé a traducir las mismas. A la fecha continúo haciéndolo. Seamos sinceros: la propagación de la reggae music, el gusto por ésta, se presenta más por el interés en el ritmo que por una motivación espiritual, política o emancipadora.. Es por eso que, al menos en México, el reggae suena tanto en una discoteca como en el bar de moda. A una gran cantidad de personal no le interesa indagar sobre qué hay detrás de la reggae music. Lo único importante, para muchos, es reventar momentáneamente a ritmo de reggae. Esto es entendible ya que al vivir en un sistema capitalista el único fin es potenciar las ganancias económicas. Por ende todo es negocio. No importa el trasfondo. No hay arte. No hay estética. Sólo interesa hacer dinero. Así que no seamos puristas: el reggae en México forma y es parte de Babylon. Por ejemplo, los grupos de reggae mexicanos (y las bandas de otros países) no pueden alterar el fluido capitalista y por ello caen en tremendas contradicciones. Son, a pesar de su discurso “antibabilónico”, parte de un sistema del que es muy difícil escapar. Venta de discos, venta de playeras, venta de boletos.

En México, la reggae music es un buen negocio. Y conste: no estamos descubriendo el hilo negro ni nada por el estilo. Por cierto, la escena del reggae rasta en México está plagada de contradicciones, de absurdos (el ser humano en sí es una contradicción andante). Y hay muchos rastas que ven en el reggae un entretenimiento, un show-business. Y hay muchos rastas que usan dreadlocks para verse bonitos. Y hay muchos rastas que fuman ganja para justificar su drogadicción en nombre de Jah. Y hay muchos rastas que usan la escena del reggae para vender ganja y otras sustancias: viles dealers, viles narcos. Y hay muchos rastas que nunca han meditado y mucho menos se han cuestionado: ¿Qué es ser un rasta en México? Y hay otros rastas que son tan rastas que terminan en el fanatismo extremo, sin escuchar otras opiniones, sin enriquecerse con la diversidad. Rastas contrarastas: característica primordial de la escena de nuestro país. Rastas homofóbicos. Rastas misóginos. Rastas en busca del dinero por el dinero.

La meditación, la reflexión y la hermandad son sólo discurso. Son letra muerta. Todos contra todos y sálvese quien pueda. No hay más. Jah no es Dios. El verdadero Dios es el dinero. ¿Alguien lo duda? Arrojad la primera piedra. Ojo: las contradicciones no son exclusivas de los rastas, son contradicciones propias de este extraño accidente de la naturaleza llamado ser humano y que se acentúan por vivir en un sistema capitalista salvaje.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles