BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EL LIBRO Y EL BIOS: ALGUNOS MOMENTOS EN SU HISTORIOGRAFÍA. LECTURA DESDE EL PARADIGMA ECOLÓGICO
(VOLUMEN II)

Germán López Noreña



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7.5.2 La Imprenta y El Libro En Ecuador

Quito En El Siglo XVI

http://blog.pucp.edu.pe/media/1987/20080810-quito.jpg

Ya abordadas algunas trazas de la instalación de la imprenta en los anteriores Virreinatos, se ha observado como en cada uno de ellos se dieron algunas singularidades y también similitudes. Pues, en el caso del Ecuador, no fue la excepción.

El retraso de la llegada de la imprenta a las tierras Ecuatorianas, obedeció, según algunos estudiosos del tema al hecho de que se enviaban los borradores de los libros, a imprimir a España y a los celos del Virreinato del Perú, en razón de ya existir en tierras Incaicas la imprenta. La verdad es que el Ecuador Colonial sobresalió por sus excelentes bibliotecas, conformadas en su gran mayoría por libros traídos del viejo mundo.

Entre los primeros frailes franciscanos que vinieron a Quito se encuentran los flamencos, Fray Jodoco Ricke, primo del emperador Carlos V y Pedro Gosseal. Con los libros traídos por los eclesiásticos desde Europa que se inicia la biblioteca del convento de San Francisco. Se debe anotar que en las tesorerías Reales de Sevilla se conservan licencias dadas a monjes o clérigos seculares para poder traer a América libros que eran necesarios para su oficio sacerdotal. Las bibliotecas de los monasterios de Quito fueron provistas de libros de obras públicas en España, Francia e Italia, después varios monasterios establecieron talleres caligráficos donde los frailes copiaron y adornaron manuscritos. El provincial ecuatoriano de la orden Mercedaria, Fray Andrés de Sola, había tenido la iniciativa de guardar una considerable suma de dinero en España, parte de ésta destinó a imprimir libros en Europa. En 1687, los Mercedarios compraron una colección de libros en Italia por la suma de 6.000 escudos (http://www.edufuturo.com/educacion.php?c=2871).

A pesar de que en Quito todavía no existía la imprenta, las bibliotecas de esta ciudad atrajeron la admiración de los visitantes extranjeros del siglo XVIII, y no solamente la de los conventos, sino también las bibliotecas privadas, como la colección del canónigo Dr. Ignacio de Chiriboga y Daza, que reunía entre seis y siete mil libros o la del Conde Miguel de Jijón. Varios de los autores nacionales, como Gaspar de Villarroel y José Maldonado de Chávez, hicieron imprimir sus libros en Madrid y Lisboa (http://www.edufuturo.com/educacion.php?c=2871).

Nuevamente son los jesuitas quienes de igual forma que la nunca concretada imprenta guaraní, enarbolan la bandera e inician la petición de la imprenta para el Ecuador, pero dados los últimos sucesos para con La compañía de San Ignacio De Loyola, la solicitud es negada.

Un segundo petitorio fue realizado por los padres Tomás Polo Nieto Aguilar y José María Maugeri, con viaje a bordo a España a mediados de 1736 y en la compañía de Alejandro Chávez Coronado, logrando la aprobación, y certificada con la Real Cedula Fechada el 6 de Octubre de 1741; la imprenta es autorizada para ser llevada a Quito.

El investigador de este tema González Suárez, nos habla de un retorno incompleto de los tres emisarios a España, ante la muerte de Chavez Coronado en tierras ibéricas. A lo que la madre del fallecido, Ángela Coronado, asume la propiedad de la imprenta y la concesión de la instalación de la misma, aspecto contemplado en la Cédula Real.

En 1748 antes que la imprenta llegue de España, Ángela Coronado a su vez realizó un convenio de utilización de la imprenta con Raimundo de Salazar y Ramos. Sin embargo los Jesuitas siempre hicieron aparecer a la señora Coronado como su propietaria, a cambio de una cantidad de dinero que la servia para la manutención. El convenio llegó a ejecutarse, ya que antes del arribo de la imprenta en 1750 la señora Coronado revoca el contrato y hace sesión de la Real Cédula a los padres Jesuitas en nombre de su procurador Juan Manuel Mosquera, quien consiguió la licencia del presidente de la Real Audiencia de Quito.

Encontramos como primer tipógrafo de esta imprenta al hermano Coadjuntor Temporal Juan Adán Schwartz, nacido en Dilligen - Alemania, en 1730, quien ingresa a la Compañía de Jesús en 1751 y llegó a Ambato a fines de 1754. El padre José María Maugeri fue el iniciador de la primera imprenta en el territorio nacional. La razón de su establecimiento en Ambato y no en Quito fue porque el padre Maugeri es nombrado Superior de la Resistencia y el colegio de la Compañía de Jesús en Ambato y esta imprenta fue trasladada a esa ciudad el 22de febrero de 1750. El padre Schwartz, que además de ser impresor era portero y despensero del colegio de Ambato, tenía como aprendiz de impresor a Raimundo de Salazar y Ramos.

(Wilson Hallo; 1992)

Es así como después de la instalación de la imprenta en Ambato es publicado el primer libro impreso en esa ciudad y por ende en el Ecuador con el titulo Piissima Erga Dei Genitricem devotio ad impetrandam gratiam pro Artículo Mortis San Buenaventura, publicado en 1755:

Primer Libro Impreso En Ambato y Por Ende En Ecuador

http://www.ambato.gov.ec/imprenta.html

7.5.3 La Imprenta y El Libro En Colombia

Santafé De Bogotá En La época Colonial

http://www.bicentenarios.es/co/img/bogota.jpg

Difundir las luces, instruir a los pueblos, señalar los peligros que nos amenazan y el camino para evitarlos, fijar la opinión, reunir las voluntades y afianzar la libertad y la independencia sólo puede conseguirse por medio de la imprenta. La circulación rápida de los papeles públicos, la brevedad de los discursos, el laconismo y la elección de las materias que los caracterizan los hacen los más a propósito para conseguir estos fines importantes. Son útiles a todo pueblo civilizado y precisos en las convulsiones políticas. Se multiplican a voluntad, llevan a todas partes los principios, las luces y disipan los nublados que en todo momento forman la sedición y la calumnia. Sólo ellos pueden inspirar la unión, calmar los espíritus y tranquilizar las tempestades. Cualquier otro medio es insuficiente, lento y sospechoso.

Prospecto, Diario político de Santafé de Bogotá

Agosto 27, 1810


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