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LA BÚSQUEDA DE LA BUENA PREGUNTA Y EL LIBRO “¿TU QUÉ SABES?”. ELEMENTOS A CONSIDERAR: LECTURAS DESDE EL MUNDO GLOBALIZADO Y LA CONCRECIÓN DEL “PARADIGMA ECOLÓGICO”

Germán López Noreña



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2.4 CIENCIA Y RELIGIÓN EN LA POSMODERNIDAD

Iniciemos dando claridad sobre qué aspectos conceptuales moviliza el término Posmodernidad. Argumentación más o argumentación menos, pese a un gran cúmulo de conceptualizaciones, pero no hasta el momento de una definición lograda de ella; la podríamos concebir como el movimiento polisemico aglutinante de muchas cuestiones de la vida del hombre –la academia con Lyotard, Vattimo, Baudrillard, y Lipovetsky, siendo algunos de ellos notarios incluso de una posmodernidad de la calle-, y la naturaleza, que se erige como respuesta al añejo y descontextualizado paradigma reduccionista Cartesiano .

Movimiento posmoderno fiel expresión del desarrollo del pensamiento complejo y la teoría de sistemas, el cual y la cual ha permeado todos los campos del conocimiento humano y el logrado sobre la naturaleza. Al respecto de la posmodernidad y sus vertientes, como también de la búsqueda de la verdad, Elisa Dávalos nos comenta:

Existen […] diversas vertientes postmodernas, que si bien dan cuenta de fallas del proyecto moderno, también plantean propuestas que resultan más familiares en las artes y las letras que en el saber científico. Lleno de ingenio, de imaginación, de una gran explosión de la intuición, el discurso postmoderno realiza un verdadero asalto al saber científico, con propuestas antes sólo validas en el arte y la literatura. El postmodernismo se desarrolla girando en torno a los siguientes aspectos epistemológicos:

Se relativiza la capacidad del ser humano para poder conocer realmente la realidad; se cuestiona la existencia de “la realidad” como tal, capaz de ser descifrada, y se sustituye este planteamiento por una serie de “verdades” o realidades que existen fraccionadas dentro del variado mundo de las subjetividades individuales.

Sin duda alguna, los anteriores párrafos citados, nos permite percibir el auge en la ciencia de la posmodernidad la naturaleza investigativa e indagadora de la teoría de la complejidad y el pensamiento sistémico, ir del todo a las partes desde una visión Holística . En síntesis es pertinente acotar como la posmodernidad se despliega en torno a los preceptos siguientes: 1) el traste de los ideales de la Modernidad; 2) el desencanto a la ética de la Modernidad; 3) cuestionamiento y crítica al contubernio ciencia-política, con casi nula presencia en el impacto social; y 4) reconocimiento de otras formas de racionalidad, además de la científica.

Ya realizado el breve recorrido por algunas de las múltiples generalidades de la ciencia Posmoderna, nos enfrascaremos en una reseña sobre la religión, en esta etapa de la historia humana que estamos trasegando: La postmodernidad asume una forma de ateismo nihilista el que no se apropia de nada, rechazando al máximo a Dios y cualquier religión.

En este sentido recoge la bandera conceptual enarbolada por Nietzsche y declara ya el momento de tomar en serio la muerte cultural, conceptual, de Dios. No se trata de un ateísmo cualquiera o de la irreligiosidad sin más, sino de la desaparición de Dios y su rastro.

El consabido ateísmo clásico representado entre otros por Feuerbach, Marx y Freud, trataba y le disputaban en sus argumentaciones teóricas a Dios un espacio, unos valores y una libertad que precisamente su afirmación parecía negárselos al hombre. El denominado ateo negaba a Dios para afirmar y desarrollar un proyecto de hombre. La esencia alienada del hombre era reivindicada en el rechazo a Dios. A la centralidad excluyente de Dios le venía a sustituir la no menos excluyente de hombre.

El ateísmo clásico, en sus fundamentos teoréticos representaba la reacción humanista frente a la concepción alienante de Dios y de la religión. Pero este ateísmo humanista estaba guiado por un proyecto: unos ideales de cultura y de sociedad donde el hombre fuera realmente el responsable de su construcción. Para ello el énfasis en la razón, sobre todo científica, y en la organización racional de la sociedad, y en la política como camino hacia una mayor libertad y emancipación del hombre y hacia una sociedad más justa, solidaria e igualitaria.

Caso contrario sucede con el giro postmoderno, caracterizado por el abandono y confrontación con el anterior humanismo moderno. Para el pensamiento postmoderno “la muerte de Dios” representa a la vez, el finiquitar el humanismo. Pensemos pues, que accedemos a través de la “muerte de Dios” al descubrimiento de la inexistencia de fundamento alguno donde asentar nada, llámese realidad, mundo, historia, razón, sentido..., o cualquiera de las grandes palabras que, a su vez, sostienen a otras no menos importantes, como libertad, justicia y verdad. ¡He aquí como la posmodernidad está vivenciando una verdadera crisis religiosa, independientemente sea cual fuere la concepción de una deidad suprema!


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