BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CATARSIS POR BARRÍOS

Mario Antonio Turcios Flores


 


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Capítulo 10 Exhumando mis recuerdos

Regularmente visito algún parque, especialmente cuando necesito de paz y tranquilidad y así meditar un poco, que mejor que la naturaleza misma, máxima expresión del amor de Dios por nosotros.

Mi mente se traslada a mi campiña y a mi época de niño…era un día soleado, con un agradable clima, las aves entonaban sus cantos entre las enormes ramas de aquellos antiquísimos árboles; cuanta añoranza; los recuerdos vienen y van y estoy aquí hundido en la nostalgia; cierro mis ojos y vuelo hacia los lindos paisajes de Morazán.

Bajo la mirada de los curiosos, yace mi cuerpo inmóvil y abandonado, mientras mi espíritu en su imaginación, retrocede tratando de rescatar aquellos momentos de felicidad en mi infancia perdida o quizás vilmente arrebatada.

Lindas melodías se desprenden de los músicos y poco a poco desaparece, ahuyentada por la presencia de nuevos y escandalosos visitantes del parque; madres de familia se habían dado cita al lugar, era un momento propicio para recrear a sus pequeños, una que otra escuela pública e Iglesias acudían también; mujeres, niños y profesores están presentes.- A veces intento escapar del pasado, la escena me lleva al amargo recuerdo vivido en la década de los 80s.

Entrenado en los Estados Unidos de Norte América y esclavo de su mente asesina, se convirtió en una máquina de matar, comprometido con el capital, el Coronel Domingo Monterrosa; era el terror y verdugo de los más desdichados.

Perquín, un pequeño poblado al norte de Morazán, fue una de las tantas poblaciones victimas del odio del Coronel Monterrosa, fue una de las primeras en que descargó su despotismo, en varias ocasiones intento acabar con sus pobladores acusándolos de ser guerrilleros, de apoyar y colaborar con todos aquellos que procedentes de El Mozote, acudían al lugar en busca de víveres y alimentos para sus hijas e hijos pequeños.

Un día muy de mañana, La comunidad entera acudía a la iglesia en busca de misericordia divina, sin imaginarlo siquiera, que ese día se convertirían en mártires de la revolución. Los niños y niñas aferrados a los brazos de sus madres se negaban a obedecer, brutalmente fueron arrancados y llevados a otro lugar, tres días duró la masacre, metódicamente fueron asesinados, niños, niñas, mujeres y ancianos, mas de mil personas fueron arrancadas de las entrañas de aquella humilde, fiel y devota vecindad.

Fueron victima de este hombre muchos cantones más, entre ellos Barríos, donde a pausa fuimos diezmados y más de 50 personas fueron asesinadas, tanto Perquín, Los Toriles, El Súmpul en Chalatenango. Fueron víctima del coronel Monterrosa.

Atrapado aun en los recuerdos, mi cuerpo se debilita; mis energías vuelven cuando en el ambiente del parque descubro lo maravilloso que es Dios, bajo el techo de aquella pequeña cabaña, que mas bien es una choza, disfruto de la escena llena de armonía fraternal, las mujeres todas se ayudan entre sí en la improvisada cocina, la solidaridad femenina es sorprendente , pero lo es más aun cuando frente a mis ojos y entre aquellas dedicadas madres agoniza el prejuicio del racismo y prevalece el amor genuino por sus hijos e hijas.

También están los profesores de las escuelas, parecen de diferentes razas, entre ellos habían anglos, afroamericanos, hispanos y asiáticos. Entre el murmullo de los incansables e inocentes protagonistas del futuro, vuelve a mí el extraño sentimiento que por dentro me destruye. Quisiera llorar a gritos pero no puedo, y pregunto en silencio a mi Dios, --- si algún día también los pequeños mártires al igual que estos jugaran en tu regazo.

Si de este lado el problema suele ser la diversidad racial y el sello de la "libertad", del otro lado es lo que no se ve, pero se hace sentir "el pensamiento revolucionario que por nuestras venas corre. Asalta de nuevo a mi mente el demonio vestido de militar, que por las noches a veces interrumpe mi sueño.

Junto a aquel asesino un sádico fiel admirador del Coronel Monterrosa, originario de San Miguel, engrosaba las filas del Batallón Atlacatl.

Este personaje era el "bolsón" suyo o más bien su asistente, como se les conoce a los que sirven en las necesidades inmediatas de los jefes y oficiales, tales como lustrar sus botas, lavar su ropa interior y limpiar su arma de equipo. No faltaba en su espalda un costal; donde sádicamente recolectaba los cráneos; esta bolsa la mantenía siempre repleta de calaveras especialmente de infantes; algunos recogidos de la superficie y otros sustraídos de las improvisadas fosas en las cuales fueron sepultados los y las menores asesinados en El Mozote. Era un típico profanador de tumbas.----para qué las querría? Se preguntaban sus camaradas.

Por un buen tiempo mantuvo en secreto sus macabros pensamientos y acciones, en sus días de ocio y ratos libres, se dedicaba a pulirlos y darles brillos, el reflejo de aquellos pequeños cráneos, le causaba risa, la gente le temía y verlo reír era causa de pánico entre los que le conocían.

La maldad de aquel asesino rebasó los límites, y Dios tuvo misericordia de sus hijos, en 1984 en las cercanías de Juateca, Morazán y muy cerca de Corinto, el rugido de una ametralladora M60 y un ingenioso explosivo elaborado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Dio muerte al Teniente Coronel domingo Monterrosa Barríos, mientras se conducía a San Miguel en su helicóptero y que según él llevaba con sigo la Radio Venceremos, emisora bastión de la guerrilla.

Para el sádico profanador de tumbas, su líder había muerto, su ambición se convirtió en su peor debilidad, su cuerpo voló en pedazos, irreconocible quedo, y de sus fechorías no se arrepintió, ahora debe esperarle la divina sentencia, donde seguro pagará por tanta sangre derramada de aquellos fieles e inocentes cristianos; algunos con la Biblia bajo su brazo entregaron sus vidas. El Coronel Monterrosa dejó a su paso muerte, dolor y luto. El orgullo del gobierno de la época se debilitó.

El gobierno estaba convencido de que jamás obtendrían la victoria por las armas, a pesar de que nunca desearon la paz, esta vez las circunstancias le obligarían a buscar alternativas que les garantizara la victoria. Con Monterrosa en la tumba, el sádico recolector, cómplice y participe de tantos crímenes, lloraba la ausencia de quien en vida fue su ídolo.

Nuevamente hago el intento de alejarme por un momento del recuerdo.

Vuelvo casi a la realidad, y mi cuerpo se estremece….estoy en Estados Unidos y no en mi campiña salvadoreña; frente a mí hay tres patrullas de policía, los oficiales toman su refrigerio bajo la sombra de los arboles, de nuevo el panorama era agradable, se intercalaban las razas, entre los oficiales había un anglo, un afroamericano y un hispano. Felices, bromean y comparten sus alimentos y un buen momento.

De nuevo me vuelvo presa del recuerdo…es hora de comenzar la ardua lucha por la cual había esperado tanto tiempo, la etapa bélica del conflicto entre las dos fuerzas antagónicas estaba por terminar, aunque seguían siendo acérrimos enemigos, mientras de un lado sinceramente se alimentaba la ilusión de vivir en un ambiente de paz, hipócritamente del otro lado se presumía de construir la paz.

Tras la maraña política se escondía la estrategia orientada a desestabilizar el proceso de paz, el 60% de las fuerzas armadas de El Salvador se desmovilizaría y los cuerpos de "seguridad": Policía de Hacienda, Policía Nacional, Guardia Nacional y Defensa Civil, se desmovilizarían pero en realidad estos solamente cambiarían de uniformes, algunos se quitaron el uniforme y de saco y corbata se incrustaron en las estructuras de gobierno, otros pasaron a formar parte de la Policía Nacional Civil.

La PNC, institución producto de los Acuerdos de Paz; también albergó a exparamilatares implicados en desapariciones forzosas y colectivas, especializados en técnicas de tortura.

Luego de la firma de la paz, alimentábamos la ilusión de de volver a ver por lo menos en los restos que de nuestros seres queridos asesinados en la guerra y que se castigara a los responsables, pero una Ley de Amnistía firmada un año después de la Paz exoneró de responsabilidad penal y civil a los responsables directos e indirectos de aquellos delitos de lesa humanidad. La impunidad de nuevo hizo de las suyas.

El momento ha llegado y el sádico recolector de cráneos hace su aparición, aún desea seguir el ejemplo de Monterrosa, con una pandilla de jóvenes carentes de criterio propio y organizada por el mismo, se dedicaban a delinquir, eran una pandilla de auténticos antisociales, y en busca de clientes políticos o mal intencionados que pagaran por sus servicios.

Entrenado en la Escuela de las América de los EE-UU. De Norte América Y especializado en técnicas de tortura, el Mayor Roberto D´Abuisson seria ahora su ídolo, y ejemplo a seguir, pronto fueron reclutados y con el pretexto de aliviar la violencia de la cual era victima la sociedad, causado por los grupos juveniles llamados "maras" comenzaron a operar, pero en verdad el objetivo principal era desestabilizar el proceso de paz, por lo que adquirieron el nombre de "La Sombra Negra".

No bastándole las jugosas cantidades de dinero procedentes de su patrocinadores a cambio del desorden social, se dedicaban también al secuestro, extorsión y soborno a personas que muchas veces poco o nada tenían que ver con las maras o la política.

La jornada en este país continúa; el ambiente del parque es el mismo que el de hace algunas horas; me levanto, están los policías, las madres y sus hijos e hijas, los profesores, sus alumnos y alumnas; y estoy yo aquí exhumando mis recuerdos y albergando la esperanza de que tanta sangre derramada no fue en vano; un día Dios mediante tendremos una sociedad más justa.


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