BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO HUMANO MULTIDIMENSIONAL

Julian Sabogal Tamayo


 


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LA HISTORIA NECESARIA PARA UN MODELO DE DESARROLLO ALTERNATIVO

La pregunta que se planteó al iniciar la presente investigación iba dirigida a los aportes que los intelectuales que han pensado a Nariño, particularmente los historiadores, han hecho en la dirección de construir modelos alternativos de desarrollo. Concretando más la pregunta, podemos formularla de la siguiente manera: ¿la historia de Nariño, escrita hasta el momento, tiene aportes teóricos hacia la construcción de modelos alternativos de desarrollo?

La preocupación y el esfuerzo de los autores contemporáneos por reconstruir la historia del departamento de Nariño son evidentes. Esta particularidad motivó la necesidad de pensar junto a ellos, si el tipo de historia que han hecho hasta el momento es el adecuado para construir una propuesta de desarrollo alternativo.

En este sentido, a través de las entrevistas, encontramos argumentos adecuados que permiten hacer un alto en el camino para afirmar que no se puede desconocer el camino trasegado en su afán de aclarar algunas situaciones y hechos importantes para la identidad regional, pero que, en muchos casos, han hecho de esta una historia anecdótica, narrativa y descriptiva, ligada a la influencia que el iluminismo logró en la formación de los estudiosos de las ciencias humanas, pues el miedo a alejarse de los “hechos” y conformarse con lo “real”, no solo acabó con la utopía, sino que prohibió el pensamiento negativo como la posibilidad de ser el motor de una dialéctica donde lo implacable en el pensar y la resistencia a aceptar lo dado como natural forman parte de un mismo proceso (ENTEL, LANARDUZZI, GERZOVICH, 2005: 44).

Por lo tanto, los mismos historiadores reconocen que si bien este tipo de historia es importante, no es suficiente para el propósito que hoy nos convoca, pues entre sus objetivos no se encontraba la idea de hacer una historia para el futuro; una historia crítica de procesos, no de sucesos o hechos que pueden ser trascendentes para el investigador, pero que si no encuentran la conexión con todas las aristas de la sociedad, se convierten en una anécdota más de la historia.

La historia que necesitamos debe interrogar el presente, en caso contrario se trata de una historia inofensiva. La historia que interroga al presente es una historia viva, actuante, que es la indispensable para pensar el futuro. Los historiadores como los requerimos, en el propósito de soñar futuros mejores, deben preguntarse si la organización social que están estudiando es la mejor de las posibles o, por el contrario, exige su transformación. No sirve para nuestros propósitos la historia “objetiva”.

Necesitamos por tanto, una historia que trate de develar dialécticamente eternidad en el instante, proceso en cada objeto terminado; es decir, una historia que abarque la densidad del tejido completo de una sociedad y que sea capaz de liberar la historia encerrada en el objeto o suceso a través de su relación con otro, comprendiendo que la realidad no queda superada en el concepto, sino en la exigencia de su transformación real; necesitamos entonces:

Elaborar una nueva historia crítica en una doble dimensión teórico – práctica articulada dialécticamente: generar por un lado, un renovado tipo de saber y de discurso historiográfico con nuevas herramientas conceptuales que permitan una mejor aprehensión del pasado, pero por el otro, una historia comprometida con los movimientos sociales actuales y con las necesidades del presente y dispuesta, a su vez, a contribuir y colaborar, en la medida de lo posible, en la construcción de un futuro diferente, donde se elimine la explotación económica, el despotismo político, la desigualdad y discriminación social (Aguirre, 2000: 15).

Interrogamos a los historiadores nariñenses sobre este particular. Ellos aceptaron que efectivamente, si se tratara de construir mundos mejores, la historia con que contamos no es adecuada. Ellos mismos opinaron sobre la historia que se debería hacer. El historiador Gerardo León Guerrero propone abordar la historia del presente hacia el pasado y al futuro, pero en una retrospectiva crítica que le permita dimensionar la actualidad como resultado de un proceso histórico pasado. Al respecto afirma:

Las tendencias historiográficas modernas apuntan hacia el análisis del presente como una forma de abordar la historia; en este sentido, ir desde el presente hacia el pasado, en una retrospectiva crítica, que le permita dimensionar la actualidad como resultado de un proceso histórico pasado. Esa metodología todavía no la hemos aplicado en su plena dimensión y seguimos trabajando lo contrario; desde el pasado hasta el presente; creo que la historia se debe trabajar en doble vía, y fundamentalmente hoy, es necesario que los historiadores nos involucremos en el análisis crítico del presente.

Con este argumento, el historiador hace referencia a ese pensamiento crítico para el cual los individuos no son abstracciones o entes aislados, sino determinados en sus relaciones reales con otros, con la sociedad y con la naturaleza. Considera además que el pensamiento intelectual como elemento crítico hace parte del desarrollo de la sociedad y por tanto la teoría crítica se plantea la crítica de sí misma para distanciarse de la exigencia positivista que va en busca de la verdad absoluta y da cuenta del pasado tal como fue. Como dijo Benjamín en su texto La dialéctica en suspenso:

Articular históricamente el pasado no significa conocerlo como “verdaderamente ha sido”. Significa poder apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro. … Solo tiene el don de encender en el pasado la chispa de la esperanza aquel historiador que esté traspasado por la idea de que tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer (Benjamin; 1995: 63).

En realidad el enemigo es grande, fuerte y no ha cesado de vencer, sin embargo, este esfuerzo por minar su espacio, es una pequeña chispa de esperanza optimista.

Por otra parte, se propone indagar sobre el aporte de nuestros antepasados, sin desconocer por ello el aporte científico y cultural de otras civilizaciones, se trata de estudiarlos críticamente para rescatar lo pertinente a la construcción de nuestra teoría. Esta es la idea que expresó otro de los historiadores consultado.

Por ejemplo, a la luz de los aportes que han hecho las grandes y pequeñas civilizaciones al desarrollo del mundo, al conocimiento, a la ciencia, a la tecnología. De todas ellas, tratar de ver los elementos que podrían servir como ejes estructurantes del nuevo modelo .

Y el historiador y economista Guillermo Narváez agrega:

Nosotros fuimos capaces de autoabastecernos a pesar de estar rodeados por el norte y por el sur. Entonces, pienso que la historia debe retomar este tema de la autonomía y de la autoctonía (lo autóctono), no quiero decir con ello que nos volvamos artesanos (que ha sido un error también del modelo de crecimiento), sino que se debe retomar esa autonomía que siempre tuvimos. Entonces, creemos que lo primero que habría que rescatar es que tenemos una historia única, diferente al norte y al sur. Que Nariño es un enclave (es cierto) pero tenemos una historia orgullosa, equivocada muchas veces como toda historia humana, acertada en otros casos, valiente, hidalga, pero sobre todo en cuanto a economía una historia en la cual fuimos autosuficientes y lo fuimos hasta la década del cincuenta del siglo XX .

Finalmente, creemos que la historia pertinente para construir nuestra utopía debe ser pensada desde la perspectiva de la totalidad, la cual reconoce una única realidad social con distintas dimensiones de presente, pasado y futuro intercontectadas dialécticamente, combinan elementos universales que detectan regularidades, con elementos particulares que explican por qué no se repiten nunca, integra contextos –dinámicos, cambiantes- con agentes condicionados por el contexto pero susceptibles de transformaciones.

Proponemos junto a Aguirre Rojas una historia que mediante el rescate crítico de la memoria… de las luchas, las resistencias, los olvidos y las marginaciones que ha llevado esa misma historia descriptiva y complaciente, no se amilane ante “derrotas provisionales”, manteniendo siempre viva la esperanza en la construcción de un futuro mejor.


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