BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO

Mauro Beltrami




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Las medios de entretenimiento

La observación de las fases lunares ha permitido regularizar el cómputo del tiempo en Grecia; hecho que se llevó a cabo con la ayuda de Delfos. Los antiguos festivales quedaron unidos a determinados días fijos durante el mes, adhiriéndose el pueblo al calendario sacro. Todo lo que era sagrado daba lugar a una fiesta. La ley civil se encontraba bajo la protección divina, pues existía el ideal de que la ley poseía sanción y autoridad divina. En lo que respecta al tema de los viajes, es interesante considerar como ejemplo al tema de la hospitalidad, que, como se verá más adelante, posee este origen y este tipo de características. Del mismo modo, existían días felices y desgraciados para determinadas actividades. Es decir, para regular la vida en Grecia, y para la actividad legislativa, se recurría a los oráculos para conocer la voluntad de los dioses. Así fue quedando separado el tiempo libre del trabajo del tiempo del trabajo. Una parte de la legislación sagrada hacía referencia al ordenamiento de los festivales, fijados para días determinados. Todas las divinidades que había adoptado la ciudad, las cuáles solían ser varias, tenían su fiesta; siendo características de estas la prohibición de trabajar, la obligación de estar alegres y los juegos públicos.

El uso del tiempo libre se distribuía entre festivales públicos y antiguos ceremoniales; y en la práctica del arte, la concurrencia al teatro y a los gimnasios. El ideal de felicidad griego, se encontraba íntimamente relacionado con cuestiones tanto intelectuales, como físicas y sociales. “¿Y qué era la felicidad? Si indagamos en las enseñanzas de todos los filósofos griegos de cinco siglos sobre la cuestión de la felicidad, hallamos sólo una repetición de la misma respuesta; salud, descanso, gloria, belleza, cultura, amistad y una muerte sin dolor a una edad avanzada”. Cabe aclarar, por supuesto, que este ideal al que se hace referencia era, ni más ni menos, aquel de los grandes propietarios de la época clásica, legado, a su vez, del ideal de la aristocracia arcaica. El gusto aristocrático por los ejercicios físicos, por la caza y por la equitación, se complementaba con el aprecio del arte, de la poesía y del teatro.

Los griegos desarrollaron los gimnasios, donde podían realizar una serie de ejercicios corporales, con el fin de modelar tanto el cuerpo como el espíritu. Ya en la Grecia prehelénica se observan monumentos que demuestran que los egeos atribuían una dada importancia a los ejercicios corporales: por ejemplo, las obras que muestran tanto a los púgiles –vaso de los luchadores de Hagia Tríada-, del mismo modo que a acróbatas que saltan por encima del toro –fresco de Tirinto, estatua de marfil de Cnosos gemas-. La gimnasia se transformó en una preparación fundamental para el desarrollo tanto de la vida social, como del ciudadano soldado. Los gimnasios contaban con baños y vestuarios, además de aulas donde los ciudadanos podían concurrir a escuchar clases, con el fin de que la educación física se equilibrara con la educación de la mente. El espíritu tampoco podía permanecer ocioso debido a dedicarse exageradamente al ejercicio físico, en desmedro de los ejercicios de tipo intelectual; es decir que debía existir un equilibrio, en donde un alma noble no podía prescindir de un cuerpo saludable. La costumbre de la gimnasia entre los griegos perduró hasta épocas posteriores a las conquistas de Alejandro. “Después de Alejandro, al final del siglo III a. c., y durante el período helenístico, en ciudades como Siracusa, los griegos continuaron con la costumbre de construir gimnasios, que venían a ser como un campo de deportes, cerrado, dedicado a todo tipo de práctica, competencia o exhibición atlética” . La mujer no tomaba parte de los ejercicios y los juegos gimnásticos, hasta la época helenística. En esta época, la educación de la mujer ya no se deja sólo al cuidado de la madre; sino que ahora la vida de las mujeres de las clases privilegiadas adquiere libertad. Es así que se ven mujeres jóvenes que frecuentan las escuelas y los gimnasios.

La celebración de juegos y espectáculos se encontraban íntimamente unidos a cuestiones religiosas. “Platón establece como deber del legislador la regulación, con la ayuda del oráculo, de los festivales, la determinación de los sacrificios que deben realizarse y de los dioses que recibirán esos sacrificios. En otro pasaje, enumera todo lo que cae dentro del dominio del oráculo (…) e indica a su legislador que busque la ayuda de Apolo (…)”. Las ceremonias que se llevaban a cabo se ofrecían -por lo general- a los dioses como homenaje cívico y religioso, pues la divinidad se confundirá con la ciudad protegida. Las ceremonias a las que se hace referencia –consideradas actos de lealtad cívica- son los cortejos, las procesiones solemnes, la de las Panateneas y los concursos en los que se rivaliza por medio del canto, la danza, la música, las representaciones escénicas y los ejercicios corporales.

Los grandes juegos, que reunían a helenos de distintas procedencias, se celebraban también con motivo de las fiestas religiosas, comprendiendo espectáculos literarios, artísticos y musicales. Las fiestas Dionisias -festivales difundidos en el mundo griego-, se llamaban así por estar dedicadas a Dionisio, dios de la vid y el vino. Existían una serie de requisitos para poder tomar parte de las celebraciones. Para poder participar en los juegos gimnásticos y musicales, era requisito excluyente ser un hombre libre y poseer la nacionalidad griega; además, era preciso también no haber incurrido en ninguna sanción deshonrosa ni encontrarse privado de los derechos de ciudadanía.

El teatro también se encontraba intrínsecamente unido a la religión. Desde el punto de vista arquitectónico, el teatro representó –después del templo- la mayor contribución griega a la historia de la arquitectura. Se desarrolló a partir de un anillo circular, que se encontraba reservado a la representación significativa del drama existencial; durante el período clásico, se dividió a los participantes en las formas de actores y espectadores, por lo que se interrumpió la continuidad del círculo. Se observa en el teatro griego una participación espacial y una complementación ambiental, tanto del actor como del espectador. El actor aparecía como una figura verdaderamente plástica dentro de la escena circular. Por su parte, los espectadores participaban desde sus asientos. No sólo del espectáculo, pues también formaban parte del paisaje circundante.


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