BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO

Mauro Beltrami




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CAPÍTULO 2: EL ORIGEN DEL VIAJE PRETURÍSTICO: OBSERVACIONES E INTERPRETACIONES DESDE EL PALEOLÍTICO HASTA EL FIN DE LA EDAD ANTIGUA

EL ESTUDIO DEL ORIGEN DE LOS VIAJES

Desplazamientos humanos han existido desde la propia aparición del hombre sobre la tierra, independientemente de las causas, los significados, las formas o las motivaciones. Respecto al caso de los viajes circulares o de ida y vuelta, dentro de los cuales se encuentran incluidos los viajes turísticos y preturísticos, es distinto.

La primera condición para que estos puedan existir es el sedentarismo. En caso contrario, no se cumple la condición de que tanto el lugar de partida como el de regreso constituyan el mismo sitio geográfico. Para estudiar el origen del viaje turístico, es necesario retroceder hacia la historia más profunda de la civilización occidental, y observar su evolución.

La pregunta que se han planteado continuamente los investigadores del turismo a lo largo de la historia es ¿Cuándo aparecen los primeros viajes turísticos?

Para estudiar el origen de los viajes turísticos, son varios los investigadores que sitúan los inicios de aquellos en los orígenes de la propia historia de la humanidad. Si bien Margarita Barreto se encuentra entre quiénes consideramos al turismo un fenómeno moderno y capitalista, afirma que si se estudian los antecedentes remotos del turismo, se acabaría por afirmar el supuesto de que el hombre “siempre viajó, sea definitivamente (migrando) o temporariamente (retornando)”.

El economista español Francisco Muñoz de Escalona , juzga que el turismo es practicado desde hace unos 7000 años. Quizá sea uno de los investigadores que más haya retrocedido históricamente para encontrar los orígenes del turismo.

Si se intenta dilucidar los orígenes de los movimientos turísticos, habrá que citar a aquellos investigadores que se remontan a la Edad de Piedra. El economista italiano Angelo Mariotti , ubicaría en aquellos tiempos al nacimiento del turismo. Aunque Mariotti, al carecer de elementos que probasen la existencia de movimientos turísticos durante este período, decide centrarse en el estudio del turismo dentro de la civilización egea antigua, específicamente en los tiempos de Homero y la Odisea: utiliza como razonamiento el hecho de que si existían forasteros debía practicarse la hospitalidad. Finalmente, Mariotti no deja de mencionar el desarrollo que había alcanzado la organización turística en los tiempos del Imperio Romano; opinión que es retomada por muchos de los historiadores del turismo.

Del mismo modo que Mariotti, la licenciada Griselda Álvarez Ponce de León comienza el estudio histórico del turismo desde la Grecia antigua. Menciona, como ejemplo de desplazamientos turísticos, a las peregrinaciones que se llevaban a cabo hacia los santuarios de Delfos y de Olimpia.

A. J. Norval decide realizar en la primera parte de su gran obra “The tourist industry”, editada en 1936, una breve reseña de la historia del comercio, las rutas comerciales y los viajes y desplazamientos humanos en las primeras etapas de la Edad Antigua, para ir adentrándose progresivamente en aquellos desplazamientos que podrían ser considerados, según él, de carácter turístico. Es curioso observar que Norval acaba por recurrir a la Biblia, con el fin de ejemplificar dos tipos de viajes ociosos, entre los cuales menciona:

• El viaje y la visita de la Reina de Saba al Rey Salomón en Jerusalén;

• La parábola del hijo pródigo, particularmente los viajes que aquel realizó a lejanos países.

Respecto al viaje realizado por la reina de Saba, Norval lo toma para justificar la existencia de viajes “por curiosidad” en aquellas épocas lejanas. En la Biblia se lee que la reina de Saba habría emprendido el viaje por la fama que había alcanzado el rey Salomón. Norval, a partir de esto, llega a la conclusión de que fue la curiosidad lo que motivó el viaje de la reina.

En cuanto a la parábola, Norval menciona que no se trata únicamente de un relato que contiene “interés histórico”, sino que permitiría observar directamente “un ejemplo de la importancia de los factores antropológicos en el movimiento turístico”. El modo de aproximación se realizaría comparando la naturaleza del viaje del hijo pródigo contra la esencia del viaje turístico. Norval relaciona el viaje del hijo pródigo con el deseo del turista de sentirse libre de convenciones sociales, de sus rutinas y la posibilidad de lograr vivir plenamente fuera del mundo de las obligaciones.

Pero no obstante sus referencias a la Biblia, Norval considera erróneo hablar de turismo en sociedades anteriores a los movimientos de viajeros que se produjeron durante el Imperio Romano. Su explicación reside en que, si se tienen en cuenta las relaciones entre sociedades y la actividad comercial propia de los pueblos de la antigüedad, no es correcto pensar que los viajes eran comparables a los realizados durante el Imperio Romano o a los que comienzan a realizarse en los siglos XIX y XX. Es así que, entonces, sitúa al nacimiento de los viajes turísticos (y, por ende, del turismo) en el Imperio Romano.

La discusión, obviamente, de modo alguno se agota aquí. Las posturas son tan amplias como el número de investigadores que se han ocupado del tema. Pero, a modo de muestreo, han sido expuestas un número significativo de aquellas. Es así que, tras este pequeño marco introductorio, se abre paso a la tarea principal del presente trabajo: la interpretación turismológica de la historia.


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