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OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO

Mauro Beltrami




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La ciudad, más que un centro de origen y destino de intercambios comerciales

La ciudad no representaba únicamente un importante centro comercial. Tanto el papel cultural como el papel religioso alcanzarán gran significación. La organización política y social se vincula estrechamente al factor religioso. Las ciudades intentarán extender su culto religioso hacia otras. El crecimiento de un pueblo y su prestigio será identificado con el éxito y prestigio de sus propios dioses. La religión forma parte del patrimonio cultural de los pueblos y, como tal, será utilizada para la afirmación de la propia identidad frente al extranjero. Pero también, resultará importante la función propagandística que se haga de ella, y con este fin, la construcción de templos representará una actividad relevante para la clase gobernante. Norval menciona como ciudades destacables de la antigüedad, por su importancia comercial, a Tadmor y a Palmyra, tomándolas como prueba para demostrar la importancia del comercio hacia el año 1000 a. c. Además, Norval considera que dicha importancia seguramente produjo que existiera un alto volumen de viajes.

Las civilizaciones mesopotámicas

Las civilizaciones de la Mesopotamia son mencionadas por la importancia que adquirieron en determinado momento de la historia antigua. Pese a no pertenecer estrictamente al mundo mediterráneo occidental. Aún así, su influencia sobre pueblos que escribirán parte de la historia de Occidente lleva a considerarlos en el análisis. Y esta influencia se lleva a cabo, muchas veces, a partir del viaje no hostil, de carácter comercial. Los hombres llevan en sus desplazamientos, tanto en sus emigraciones colectivas como en sus desplazamientos individuales, paisajes interiores que van moldeando sus experiencias en el medio, teniendo en cuenta que los elementos de su vida psíquica son muy abundantes. Y el viaje ha influenciado el cambio cultural dentro de las sociedades históricas. Es así que debe tratarse a las sociedades mesopotámicas, imposibles de aislarlas de la historia de Occidente.

Dentro de las civilizaciones mesopotámicas, “los grandes templos y santuarios llegarán a caracterizar algunas localidades, que adquirirán la condición de verdaderas ciudades sagradas”. La exaltación de la religión –principalmente a través de la arquitectura- significaba un elemento importante para la exaltación de la propia ciudad. En la Mesopotamia, los núcleos urbanos habían logrado un carácter monumental. El fin de la construcción y del arte mesopotámico es práctico y no estético. S. Moscati observa que “el concepto del arte por el arte no existe en la antigua Mesopotamia, donde la producción artística nace y se desarrolla al servicio de la sociedad o mejor de quién la gobierna, quiere ser la expresión del poder y –ya que toda la vida de Oriente antiguo se inspira en la religiosidad- de la fe”. Existen referencias de investigadores del turismo hacia estas civilizaciones. Así, Miguel Ángel Acerenza afirma que “... en la antigua Babilonia se registran claras evidencias de viajes”.

Puede imaginarse la impresión que deben haber causado las ciudades mesopotámicas a cualquier forastero, como se desprende de lo escrito en la Biblia respecto a la torre de Babel: ejemplo del impacto psíquico generado por la cultura de una sociedad de acogida al viajero.

Mientras tanto, en el Mediterráneo…

En el mundo Mediterráneo y europeo continental, no hay gran cosa para mencionar respecto a los viajes y a la importancia que tengan en la evolución hacia el turismo. Sí existían desplazamientos hacia determinados sitios. Por ejemplo, en la sociedad céltica los grandes centros religiosos fueron al mismo tiempo grandes centros comerciales. Los santuarios que eran centro de reunión social “tenían un papel comercial; de uno a otro, se establecía un lazo de negocio; la vida común, económica, religiosa, lingüística, que encontrábamos ya en la primera época del Hierro y del Bronce, debe explicarse en parte por estos lazos, por estas rutas de santuario a santuario”. Es decir, puede señalarse el hecho de viajes circulares a partir de una necesidad religiosa, hecho que no se da únicamente en la cultura celta, sino que es una característica compartida por una parte de las sociedades históricas. Pero sirve a efectos de ejemplificar como se van desarrollando viajes circulares que no aportan directamente al proceso de producción de una sociedad determinada, sino de otros cuya naturaleza es distinta: en éste caso, religiosa.


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