BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EVOLUCIÓN DE LOS VÍNCULOS COMERCIALES EN AMÉRICA DEL NORTE Y EL ESTE ASIÁTICO 1994-2004

Alfredo Sánchez Ortiz




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6.3. Incidencia del TLCAN en China

6.3.1. Antecedentes

La historia moderna de la economía China nace a partir de 1949, cuando la fundación de la República Popular cambió la estructura política y social del país. Hasta aquel momento China era como un gigante extremadamente pobre y débil, con un volumen de producción que en los años de mayor rendimiento no superaba los 150 millones de toneladas de cereales, 849.000 toneladas de algodón, 445,000 toneladas de hilo de algodón, 2,790 millones de metros de telas, 61.88 millones de toneladas de carbón, 6,000 millones de kw/h de electricidad.

Durante los primeros 30 años de la China comunista, el Gobierno aplicó un modelo de economía planificada. Las fábricas producían según el plan estatal, las zonas rurales cultivaban según el plan estatal y los departamentos comerciales se surtían y vendían mercancías según el plan estatal. De forma unificada, los departamentos de planificación establecían las variedades, las cantidades y los precios de todos los artículos. Semejante estructura permitió que la economía china se desarrollara a pasos firmes, de manera planificada y con metas claras. Sin embargo, limitó la vitalidad propia y la velocidad de desarrollo de la economía independiente, sin contar los costos sociales y humanos que representó.

A finales de los setentas, conscientes de las diferencias entre China y el resto del mundo en cuanto a la economía y a la velocidad de desarrollo de la misma, los dirigentes chinos tomaron la importante decisión de reformar la estructura económica de las décadas precedentes.

A partir de 1979, la estructura política de China, si bien no sufrió una transformación ideológica en profundidad, sí se adaptó a una nueva realidad económica. Las reformas puestas en marcha a partir de este año, han contribuido al crecimiento de la economía nacional con una gran rapidez. Ya entrados al siglo XXI, la economía china continúa creciendo de manera firme. En 2002, el Producto Interno Bruto (PIB) superó los 10 billones de yuanes, a un ritmo del 8%, ritmo que se mantiene en el 2004.

Aunque el sector estatal continúa empleando al grueso de la fuerza laboral industrial en el acero, textil y minería, la nueva estructura activada con nuevas inversiones de capital transnacional permite que los logros reales de la industria se los lleven las empresas privadas y de propiedad extranjera.

El país se ha convertido es un enorme híbrido económico y político. Sus dirigentes continúan en función de un sistema político “comunista”. Pero cada vez hablan menos de “socialismo”, mientras relajan su ideología para convertir la sobrepoblación en una economía de mano de obra barata para el capitalismo global.

Un híbrido ideológico es una contradicción político-económica, y desde la perspectiva capitalista, China no se convertirá en una potencia económica si no concurren dos factores. Primero, debe anexionarse Taiwán confrontando a EEUU, la actual superpotencia imperialista. Si China consigue su objetivo geopolítico, pueden surgir fuerzas reaccionarias en China apoyadas por EEUU para exigir la disolución política del gobierno socialista como ataque final contra la actual economía china.

Esa es la contradicción política para China bajo el capitalismo mundial. La otra es económica e interna, si se desmantela el sector estatal, se colapsa un modelo de administración pública regulador de la vida económica y social para millones de mineros, trabajadores del acero y la ingeniería. La teoría neorrealista sólo prevé aumentos en las desigualdades de ingresos y riqueza, como ocurre inevitablemente en cualquier desarrollo capitalista. También se intensificarán los resentimientos y los antagonismos si el actual modelo empresarial sigue abusando del exceso de mano de obra china con salarios de esclavitud.

La reforma, en 1978, comenzó por las zonas rurales, donde se aplicó un sistema de responsabilidad contractual basado en la familia, con ingresos en función del rendimiento. Los campesinos volvieron a ser propietarios de sus tierras, pudiendo organizar a voluntad la producción agrícola, disponer con libertad de sus productos y decidir qué y cuánto cultivar. Se les concedieron más alternativas en la gestión de los productos agrícolas, suprimiendo las adquisiciones unificadas y las ocupaciones secundarias asignadas, liberalizando los precios de la mayoría de esos productos; se suprimieron muchas medidas restrictivas, permitiendo que los campesinos se dedicaran a diversas actividades y a la administración de empresas rurales. Todo esto estimuló enérgicamente el entusiasmo de los campesinos en la producción.

En 1984, la reforma de la estructura económica se extendió a las ciudades.

En 1992, sobre la base de los experimentos efectuados, el Gobierno chino definió en términos aún más claros el rumbo del desarrollo de la reforma, esto es, el establecimiento de una estructura de economía de mercado socialista. Según los documentos que el Gobierno chino ha publicado, la reforma de la estructura económica implica:

1.- Persistir en la política cuya economía es guiada por la propiedad pública.

2.- Cambiar el mecanismo de gestión en las empresas de propiedad estatal mediante una estructura empresarial moderna, acomodada a las exigencias de la economía de mercado.

3.- Fundar un sistema abierto y unificado de mercados nacionales para hacer realidad la integración de los mercados urbano/rural, nacional e internacional.

4.- Fomentar una distribución optimizada de los recursos

5.-Cambiar las funciones del gobierno en la administración de la economía, estableciendo un sistema mejor de regulación y control macroeconómicos, donde se consideren los medios indirectos como lo principal.

6.- Establecer un régimen de distribución de los ingresos, en el que prime el principio de “a cada cual según su trabajo”, se priorice la eficacia, la equidad sea la regla, se estimule a algunas zonas y personas para seguir el camino de prosperidad conjunta.

7.- Proporcionar a los habitantes tanto urbanos como rurales la seguridad social correspondiente a las circunstancias nacionales.

8.- Promover el desarrollo económico y la estabilidad social.

En 1997, el Gobierno chino anunció que el sector no público es un factor importante de la economía socialista, estimulando al capital, a la tecnología y a otros elementos de la producción a participar en la distribución de los beneficios. Para probar que la reforma de la estructura económica había avanzado a grandes pasos.

En 2002, la reforma continuó avanzando de manera ordenada en los distintos terrenos y consiguió notables resultados. En la China actual, la estructura de economía de mercado socialista ya está preliminarmente constituida, la función básica del mercado en la distribución de recursos se ha fortalecido evidentemente y el sistema de regulación y control macroeconómicos mejora día a día; ya se ha conseguido una reconfiguración política inicial en la cual la economía de propiedad pública es el cuerpo principal y se desarrolla en conjunto con la individual, la privada y otros elementos globales de la economía no pública; la modalidad de crecimiento se está transformando del tipo extensivo al intensivo. En 2010, China tendrá establecida una estructura de economía de mercado socialista comparativamente perfecta, que alcanzará una relativa madurez antes de 2020.


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