Capítulo 6. Análisis comparativo de la incidencia del TLCAN en Japón, China y Corea del Sur

6.1.- Introducción

Este ultimo capitulo es sobre el análisis de tres tipos de economía diferentes y a la vez próximas, que parten de supuestos distintos y de tres realidades sociales, culturales y demográficas que tampoco son demasiado comparables, pero que conforman, junto con otros países y sociedades, un área geográfica y económica sujeto de este estudio.

Los tres países elegidos para este estudio son: Japón, China y Corea del Sur. Y las variables que se emplean, así como los indicadores utilizados, son los mismos en los tres casos para establecer unas conclusiones que si, con toda seguridad, son diferentes para cada uno de los países, configuran un cuadro relacional útil para el propósito que nos hemos fijado y los objetivos que se han planteado.

6.2.- Incidencia del TLCAN en Japón.

6.2.1 Antecedentes.

La historia del Japón es la historia de la independencia y de la capacidad de evolución. Habiendo quedado al margen de la rapiña colonizadora europea y estadounidense, tuvo la capacidad para pasar, en sólo décadas, de una economía feudal correspondiente a la Edad Media europea, a un modelo de país desarrollado, se ha situado, en la actualidad, en el cuarto puesto entre todos los grupos económicos del mundo, y llegó a estar en el segundo.

La historia moderna del Japón nace en 1867 con una revolución cortesana que permitió al emperador retomar el poder en detrimento del último shogun, una especie de válido hereditario al cual unos años antes el comodoro Perry, de la Marina EE.UU, obligó por la fuerza a tener comercio internacional con EE.UU.

En 1890 se establece la primera Constitución acompañada por las primeras concentraciones de capital. Japón se alineó con los occidentales que atacaban a China para establecer bases comerciales e introducir sus mercancías (opio especialmente) En recompensa, occidente le concedió Formosa (Taiwan) y las islas Pescadores. Por su intervención frente a los boxers chinos, Gran Bretaña en 1902, dejó a Japón manos libres en Manchuria. En 1905 Japón enfrentó a la expansión rusa, la flota del zar fue derrotada por el almirante Togo, y para 1910 Japón era ya una de las cinco potencias mundiales.

El 99% de su población es autóctona, el pequeño porcentaje restante esta constituido por coreanos, chinos y aimas, descendientes de los primeros pobladores de las islas. Japón es una sociedad urbana industrializada y más de tres cuartos de su población vive en áreas metropolitanas.

En épocas recientes la economía japonesa se ha expandido rápidamente. En 1993, el PIB anual japonés era el 2º del mundo, detrás de EE.UU.. Antes y durante la II Guerra Mundial, la economía japonesa era controlada por una docena de familias ricas llamadas colectivamente los "Zaibatsu". En 1945 y 1946 esta poderosa unión de familias fue disuelta por la ocupación de autoridades aliadas.

La industria japonesa sufrió grandes daños en la II Guerra Mundial. Japón emprendió la reconstrucción del país resultando la modernización de sus manufacturas. Brindaron mayor énfasis a las industrias química, petroquímica, y de maquinaria pesada. Para mediados de 1950, habían sobrepasado los niveles previstos. Para 1990, Japón era líder mundial en la fabricación de acero, automóviles y equipo electrónico, productos químicos y producción de energía.

El Banco de Japón, establecido en 1882, es el Banco central y actúa como agente fiscal general para el gobierno.

El comercio exterior es fundamental para la economía japonesa porque el mercado interno no alcanza para absorber la manufactura de bienes producidos por la industria japonesa.

La Constitución que entró en vigor el 3 de mayo de 1947 estipula que el poder supremo reside en el pueblo y que el Emperador es un mero símbolo de la nación. La independencia con respecto al poder legislativo, al ejecutivo y al judicial está reconocida. El pueblo elige a la Dieta, que es el cuerpo legislativo y representa la fuente de poder más importante. Tiene además el derecho de opinar en la elección de los jueces de la Corte Suprema de Justicia. Cualquier ciudadano mayor de veinte años, sea hombre o mujer, tiene derecho de voto en las elecciones legislativas para la Dieta, así como para las gubernativas y cualesquiera otras elecciones locales.

La economía de Japón es un floreciente complejo de industria, comercio, finanzas, agricultura y todos los demás elementos de una estructura económica moderna. La economía de la nación se encuentra en una avanzada etapa de industrialización, conseguida mediante una sociedad de conocimiento y redes de transporte altamente desarrolladas.

La agricultura y la pesca han desempeñado un papel importante en la economía japonesa. La industria ha evolucionado paralelamente a la modernización de Japón llevando agricultores a las ciudades.

Las áreas rurales cercanas a las ciudades se han convertido en zonas residenciales. Actualmente el modo de vida y el régimen alimentario en Japón se han occidentalizado, productos alimenticios son importados de muchas partes del mundo, sobre todo de los EE.UU.. Siendo un país insular, la pesca ha proporcionado para los japoneses su principal fuente de proteínas. La moderna pesca industrial, sigue siendo una actividad importante. La ganadería está expandiéndose, pero aún importa grandes cantidades de carne. Japón es un país esencialmente importador de materia prima y exportador de productos manufacturados.

Cada año deben importarse aproximadamente nueve mil toneladas de mineral de hierro, para fabricar coches, barcos etc. La industria de transformación es el centro de la actividad industrial del Japón. Las máquinas herramientas, máquinas de coser, automóviles, barcos, máquinas fotográficas y relojes son los principales productos de ésta industria.

La parte más importante de la industria de transformación es la fabricación de automóviles. Japón es el segundo productor mundial de automotores.

Antes de presentar el tema de este apartado, es necesario establecer los indicadores de la economía japoneses referidos a los últimos datos.

De acuerdo con la literatura especializada, la crisis económica larvada desde años anteriores, estalló en 2002. Una de las economías más fuertes del mundo (Japón produce el 12 por ciento del PIB Mundial) entraba en recesión después de haber crecido a un ritmo impresionante durante cuatro décadas. Si desde 1992 la economía crecía en promedio sólo un uno por ciento anual, para 2002 era de -0,3.

La principal causa de la crisis fue la devaluación de activos, propiedades y terrenos, como resultado final de la "economía de burbuja". En 1990, la totalidad de las propiedades del centro de Tokio costaban más que todo el territorio del Estado de California (EE.UU.). La imprevista caída de precios provocó la baja del valor de las propiedades. La pirámide se derrumbó y ahora las instituciones financieras acumulan un total de 600 mil millones de dólares en deudas irrecuperables, cifra oficial que algunos centros de investigación privados han elevado hasta el nivel de un billón de dólares.

Las quiebras empresariales registradas en Japón en 2002 fueron 19,441, lo que representa un aumento del 1.9 por ciento respecto al año 2001.La producción de bienes y servicios se retrajo al mismo nivel de 1985. Los expertos esperaban para el 2002 una mayor crisis: mayor desempleo, hundimiento del consumo y de los valores bursátiles, muchos de ellos en manos de los bancos que acumulan la multimillonaria cifra de créditos impagados. Pero este panorama cambio en apenas dos años.

Pese a algunas noticias catastrofistas aparecidas durante los primeros meses del año en muchos medios de comunicación occidentales, lo cierto es que la economía de Japón registró una recuperación importante en 2004 (el PIB creció el 2,7%, tras aumentar el 1,4% en 2003). La cifra de 2004 es similar a la de España, Bélgica o Canadá, que no son precisamente países en recesión.

Esa elevada cifra (la mayor desde 1996) es aún más notable si se tienen en cuenta la recesión del segundo y tercer trimestres del año (la cuarta desde 1991) y el estancamiento del conjunto de los tres últimos trimestres. La recuperación ha estado basada en las exportaciones, que crecieron un 14.3% durante el año, así como, aunque en menor medida, en la inversión privada no residencial, que aumentó un 5.9%.

El aumento de las exportaciones ha sido sustancial, pese a la apreciación del yen (cuya cotización alcanzó un máximo de los últimos cinco años a mediados de enero de 2005), explicable por el rápido crecimiento de las ventas a Asia Oriental (25.5%), a la UE (21.8%) e incluso a EE.UU. (9.8%). El crecimiento de la inversión privada, aproximado al 6% en los dos últimos años, refleja los resultados de la reestructuración empresarial así como el aumento de beneficios vinculados al auge exportador.

Por el contrario, el consumo privado, que supone más de la mitad del PIB, siguió deprimido, al crecer apenas el 1,5%, aunque con cierta mejoría respecto de 2003 (año en que aumentó solamente el 0,2%), por condiciones más favorables del empleo.

Continuó la caída de los precios de bienes y activos (salvo los bursátiles). El índice de precios al consumo (IPC) disminuyó en 2004 por séptimo año consecutivo. Con todo, el IPC subyacente (esto es, el que excluye los precios de los alimentos frescos) se redujo sólo el 0,1% en 2004, un porcentaje inferior al de las caídas de 2003 (0.2%) y de (0.8%) en 2001 y 2002, indicando que las tensiones deflacionistas están menguando lentamente. En todo caso, el fuerte aumento de los precios del petróleo y de otras materias primas durante 2004 no ha permitido a Japón salir de su espiral deflacionista. Es más, continuó la caída de los precios del suelo, por decimotercer año consecutivo, aunque a un ritmo menor que en los últimos años. Por el contrario, el índice Nikkei de la bolsa de Tokio creció de 8.595 en 2002 a 10.676 en 2003 y a 11.488 en 2004, tras dos años de caída.

Si bien el crecimiento de la demanda interna fue moderada en el 2002 y siguió siéndolo en el primer semestre del 2003; el consumo privado aumentó en 1,4% el 2002 y en menor medida el 2003. La debilidad del consumo privado está asociada al hecho de que los hogares enfrentan una tasa de desempleo creciente, que se sitúa a comienzos del 2003 en un 5.5% , y por otra parte una disminución del poder de compra debido a una baja en los salarios reales de 1,4% para el 2002, con un desarrollo laboral precario (uno de cada 5 asalariados tenía empleo temporal a fines del 2002). Por el lado de la inversión, ésta continúa disminuyendo aunque moderadamente. El motor de esta economía fue el crecimiento en sus exportaciones, alrededor del 8% en 2003. La expansión del resto de los países del Asia, particularmente de China, constituyó para Japón un “balón” de oxígeno que mantendría a esta economía creciendo al 1% en 2003.

En 2005, según los especialistas la notable recuperación en curso de la economía japonesa, a todas luces más prometedora que otras recientes (1996 y 2000), está, sin embargo, sujeta a riesgos considerables, relacionados con fenómenos posibles durante este año: crecimiento más lento del consumo privado, apreciación adicional del yen, mayor volatilidad de los precios del petróleo y desaceleración importante del crecimiento en China convertida en el primer socio comercial de Japón en 2004, por delante de EEUU.

Japón es la cuarta potencia mundial económica, tras los EE.UU., la Unión Europea y China. Los sectores estratégicos de la economía japonesa son los productos manufacturados y la tecnología, sobre todo vehículos, artículos electrónicos e industria del acero. Sin embargo la agricultura en Japón es ineficaz, según los estándares actuales, y recibe muchos subsidios del estado.

El sector de las finanzas está desarrollándose debido en gran parte a su moneda, que es la tercera con mayor función cambiaría luego del Dólar estadounidense y del Euro.