BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

VERACRUZ. POBREZA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Hilario Barcelata Chávez


 

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7. Crecimiento económico y bienestar social

Como resultado del negativo comportamiento de la economía veracruzana a lo largo de los últimos cuatro años, el bienestar de la población no ha podido superar el deterioro de sus condiciones de vida, medidas por el nivel del PIBE per cápita, particularmente desde hace dos años.

De 1998 a la fecha este indicador ha sufrido dos disminuciones, en 1999 en que cayó –0.5%; en 2001, -1.3% y –0.5 en 2002. Si bien, durante 1998 creció un 1.7% y en 2000 un 3.6% A pesar de este comportamiento negativo, durante el período, ha podido acumular un ligero incremento del 2.1%. Sin embargo, este comportamiento se ha debido más bien al lento ritmo de crecimiento que ha tenido la población que crece a una tasa del 0.5% promedio anual, lo cual ha contrarrestado el efecto de la escasa dinámica económica estatal.

Pero esa pobre dinámica ha influido sobre el crecimiento de la población, porque al no producirse los empleos suficientes, miles de veracruzanos han salido a buscar trabajo a otros lugares, reduciendo la tasa de crecimiento poblacional del estado y en algunos municipios, provocando tasas de crecimiento negativas. Así que no debe ser motivo de celebración que el PIBE per capita se haya movido en sentido positivo, pues esto se ha logrado gracias a la reducción del número de los que entran al reparto de la riqueza, más que aumentando esa riqueza repartida.

Este comportamiento del PIBE per cápita, contrasta con el que ha tenido el mismo indicador a nivel nacional, el cual estuvo sujeto a un comportamiento más positivo, por lo que acumuló, a lo largo del período, un crecimiento del 6.1%, que es equivalente a tres veces lo que creció Veracruz. Ello a pesar de que la población a nivel nacional muestra un ritmo de crecimiento del 1.3% anual, más alto que el estatal.

En este contexto de la economía nacional, es importante destacar la situación de Veracruz comparada con la de otros estados, para dimensionar, de mejor manera su situación actual, en términos de su nivel de bienestar.

Los rezagos económicos y sociales del estado han mantenido a Veracruz muy lejos de los mejores niveles de bienestar, comparado con el resto de los estados y su escasa dinámica económica del estado -menor a la de los demás- (como se vio en la sección anterior), ha traído como consecuencia un deterioro relativo de su nivel de bienestar.

En 1996, el estado ocupaba el lugar número 24 a nivel nacional, comparando el valor de su PIBE per cápita con el del resto de las entidades federativas, lo que representa el 63% del valor de este indicador a nivel nacional y tan sólo un 25% del valor obtenido por el Distrito Federal, que es la entidad con el dato más alto. Es decir, el nivel de bienestar de un veracruzano, equivalía, en promedio, a una cuarta parte del que tenía un residente del D.F. En cambio superaba en un 38% el valor obtenido por Oaxaca, que es el estado con el más bajo PIBE per cápita de ese año.

Debido a la forma diferencial en que crecieron las entidades federativas a partir de este año y hasta 2001, sus valores per cápita y su posición en el ranking nacional se vio alterada, a pesar de que todas presentaron crecimiento en algún magnitud.

En el caso de Veracruz, su muy reducida dinámica económica, propició que su PIBE per cápita creciera tan sólo un 6.3%, al pasar de 8,165 a 8,682 pesos por persona. Esto significa un crecimiento muy bajo comparado con el de otros estados, como Aguascalientes que creció un 26%. Es decir, el crecimiento del bienestar en el primero, equivale a una cuarta parte del crecimiento que tuvo el segundo. Esto lo cual lo coloca en el lugar 27 en el ranking nacional, en cuanto a la velocidad de su crecimiento. Como consecuencia de este comportamiento, el estado de Veracruz, cayó de la posición que tenía en 1996 (en que ocupaba el lugar 24 por el tamaño de su PIBE per cápita) a la posición 26 en 2001. En este año, el valor alcanzado comparado con la media nacional se redujo al 58% (en 1996 equivalía al 63%) y comparado con el D.F., -que sigue siendo el más alto- se redujo al 23% (en 1996 era del 25%). Y se acercó a los estados más pobres ya que el valor de su PIBE per cápita fue un 36% superior al de Oaxaca, que sigue siendo el más bajo, mientras que en 1996 era del 38%.

Estos datos evidencian adversas condiciones de funcionamiento de la economía veracruzana, comparadas con las que ofrece el país en general y reflejan la urgente necesidad de crear mecanismos que potencien el crecimiento de la producción, pues el único modo en que podrán mejorarse las condiciones de vida de los veracruzanos. De lo contrario la crisis seguirá siendo una escena cotidiana, los veracruzanos seguirán empobreciendo, marginándose del desarrollo, en un estado de grandes recursos, de grandes planes, de grandes políticos, otrora de grandes esperanzas y grandes sueños. Un estado que no logra reestablecer el crecimiento, que no puede generar progreso y sufre el abandono de los que se van porque en este lugar parece que se acabaron las oportunidades, los sueños y las esperanzas.


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