Gabriela Virginia Andretich
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Lo que a simple vista puede ser considerado como una inaceptable aprobación por parte de los actores institucionales, en relación a la implementación del polimodal; esto tiene en el fondo muchas formas de interpretación. A las ya expuestas explicaciones puede agregarse la tesis de que actualmente los mecanismos de control se han trasladado desde los macro a los microniveles, es decir, a los propios sujetos.
Decimos que el sujeto cree que es libre pero en realidad está sujetado… pero por quién? Desde distintos puntos de vista la respuesta será diferente pero en cierto sentido complementaria. El psicoanálisis dirá que la sujeción depende de la historia personal y su presente de vida; la sociología crítica indicará que al sujeto lo atan las determinaciones sociales y económicas. A estas ideas, Foucault le aporta la noción de poder según la cual los sujetos están más o menos comprometidos a la acción de múltiples dispositivos disciplinadores, los que serán fundamentales en la constitución de la subjetividad.
Desde el punto de vista histórico cabe explicar que estos procesos de constitución de subjetividad que antes eran explicados desde la perspectiva macropolítica, ahora se pueden analizar también desde la mirada institucional y específicamente de los sujetos. Anderson explica esta posición al argumentar su teoría del espectáculo político partiendo de la idea de que “el actual espectáculo de la reforma escolar ha pavimentado el camino para la concepción de un sistema educativo que sirva a los intereses corporativos y resulta en un aumento de la mercantilización –y finalmente privatización- del sector público. El sistema de control de arriba abajo promovido por la actual legislación de la reforma escolar se complementa con el nivel micropolítico con una serie de prácticas disciplinarias que encarnan nuevas formas de poder. Estas nuevas formas de poder están vinculadas con otro concepto neoliberal: self-management (auto-administración o auto-regulación)” .
Lo que este autor intenta explicar es que lo que buscan las nuevas regulaciones es un “control concertado” mediante la autorregulación. El australiano Ian Hunter, sostiene en varios de sus trabajos la tesis de que en el pensamiento político y moral de las sociedades europeas o de origen europeo, está profundamente impreso un modelo particular de la persona, como agente autorreflexivo de todas las conductas y capacidades sociales; toda la maquinaria de la existencia social y personal tiene que ser la expresión del sujeto autorrealizador .
El control concertado resulta de la negociación de un nuevo conjunto de valores entre los actores institucionales. A diferencia del control burocrático –típico de la época de constitución de los sistemas educativos latinoamericanos- que se centraba en mediadores para que se cumplan las normas, tal serían los supervisores escolares, ahora se centra en la creación y supervisión de reglas desde los mismos miembros de la organización.
Los que encabezan la autorregulación son los directores a partir de los dispositivos puestos en marcha desde el nivel central. Una vez que las “tecnologías de yo” penetraron y los sujetos se identificaron con ellas, el cumplimiento de las reglas se da como un proceso natural y voluntariamente se someten a su propio autocontrol. Cuando el mecanismo cobró éxito, son los propios sujetos los que se ven como responsables de la acción, son ellos los capaces o los incapaces de llevar un cambio adelante. Esta culpabilidad individual debilita, a la vez, el tratamiento en grupo de la situación, niega y minimiza el contexto sociopolítico. Ejemplo de esto es lo explicado en el punto anterior sobre la forma en que el gobierno delegó en las escuelas el proceso de elección de las modalidades.
Se puede sostener que en Argentina, en materia de gobierno educativo, se combina la dirección estatal centralizada en donde se toman las decisiones con políticas que “descentralizan” la ejecución de las mismas. Esto requiere nuevos modos de gestión, de hecho la retórica reformista atribuyó un papel clave a la gestión como mecanismo para la transformación educativa y la disciplina de los docentes.
En otro apartado de este trabajo se hizo la aclaración acerca de la necesaria revisión del concepto de gestión desde una perspectiva crítica, ahora retomaré lo que Ball reconoce como gestión a partir de la lectura de Foucault. En su ensayo Foucault y la educación sostiene que “la gestión es una tecnología teórica y práctica de racionalidad orientada a la eficiencia, la viabilidad y el control. Constituye un medio para un fin y quienes en ella participan también son medios” . Representa la burocratización de la organización a través de una estructura de tareas, relaciones lineales de gestión y el establecimiento de flujos determinados de comunicación signado por una racionalidad puramente instrumental.
Para ejemplificar este concepto se puede recordar lo que comentaron los docentes y directivos de una de las escuelas en relación a todo lo que tuvieron que hacer a medida que avanzaba el proceso de implementación del polimodal: “…hicimos ejercicios pedagógicos extremos…”(5). Podemos detenernos en uno en particular: la elaboración de proyecto institucional. La elaboración del mismo también vino preconfigurada en un documento denominado sin miramientos “instructivo” con los pasos a seguir y centrado fundamentalmente en la distribución de horas, materias y docentes.
Se instala de esta forma –y coincidiendo con Birgin en su artículo sobre nuevas regulaciones del trabajo docente- un conflicto distributivo en el ámbito institucional que antes era resuelto desde las mediaciones de la gestión política (autoridades, gremios, etc). Puede mirarse esto como un elemento más de desarticulación del tejido social al interior de las escuelas.
3.4. Para mejor o para peor?
Terminado este segundo “viaje” sobre las escuela y sus actores conviene resaltar que las nuevas regulaciones impregnadas en las reformas de los ’90 no sólo reafirmaron la perspectiva burocrática de organización de la escuela sino que esta fue perfeccionada, aggiornada y “sutilizada” por nuevas tecnologías que –como se ha visto en dos escuelas- dirigieron la mira hacia la acción individual y la constitución de subjetividad propia de la gubernamentalidad necesaria a los intereses políticos del momento.