BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL TÚNEL MÁGICO DE LOS PARADIGMAS ….LA CIENCIA REGIONAL AL ALCANCE DE LOS JÓVENES

Andrés E. Miguel Velasco y otros



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CAPÍTULO 8. EL RESCATE DEL JARDÍN FANTÁSTICO

Bezelao, la Matlacihua, y sus huestes de fantasmas se encontraban riéndose y mofándose de Tula:

--¿Te fijaste la velocidad con la cual destruí los prados?, decía la Matlacihua regocijándose.

--Eso no fue nada, yo actué más rápido cuando arrasé con los tulipanes, se ufanó Bezelao.

--¡Ah!, con qué están muy felices, pues ahora verán, dijo un zorrillo que se acercó sigilosamente hasta las tenebrosas deidades.

--¿Y a este animal quien lo trajo hasta aquí?, dijo la Matlacihua dirigiéndose despectivamente al zorrillo.

--Pues no lo sé, pero no creo que suceda nada, déjalo que se vaya.

--¡Fuera, fuchi, lárgate de aquí animal!, empujaba la Matlacihua al zorrillo, quien sintiéndose acorralado levantó su cola, rociando con su “perfume” a la Matlacihua.

--Infame animal, mira lo que has hecho, dijo la terrible deidad.

--Verdaderamente que huele horrible, afirmó Bezelao, lanzando una patada al zorrillo, el cual, más enojado aun, levantó su cola rociando también al terrible dios.

Varios fantasmas se acercaron entonces tratando de corretear al animal, quien también esparció sobre tales su perfume.

--¡Qué horrible huele aquí!.

--¿Y ahora como nos limpiamos?

El griterío de todos y los desagradables olores enfadaron aun más a Bezelao, quien decidido a descargar su enojo se abalanzó sobre el zorrillo, el cual al sentirse acorralado emprendió una rápida carrera en dirección al prado donde estaban las flores y los niños.

Tras él se dirigieron las huestes de los espíritus rijosos, quienes sin notarlo comenzaron a corretear entre las flores. Los niños disfrazados con ramas se encargaron de rociar a todos con el perfume de las flores que habían estado preparando, mientras el zorrillo se perdía entre los prados.

El enojo de Bezelao y la Matlacihua se convirtió en risas y alegría cuando se contagiaron con el perfume de las flores. Lo mismo les ocurrió a los demás espíritus rijosos, quienes se pusieron a bailar y a cantar llenos de contento.

--Que bien se está aquí negrito mío, comentó la Matlacihua dirigiéndose a su aliado.

--Deja tú eso, si supieras lo bien que me siento, fue la respuesta de Bezelao.

--Estamos muy felices, fue el comentario de los demás fantasmas malosos.

--Beze...¿qué te parece si reconstruimos Tula como estaba antes?...Ha de ser más bello el disfrute, dijo emocionada la Matlacihua.

--Eso te iba a proponer amiga Matla..., fue la respuesta de Bezelao.

Así que sin dudarlo más, ambas deidades se tomaron de las manos, y diciendo un conjuro, hicieron que todo volviera a llenarse de flores como antes. Las cascadas de agua se limpiaron, y Tula y su región recobraron su esplendor, aunque no su color.

Ambos dioses más tardaron en hacerlo, que en reaccionar desconcertados:

--¿Qué es lo que hemos hecho?, dijo furioso Bezelao.

--Sólo a un negro tonto como tú se le ocurre hacer cosas así, dijo la Matlacihua.

--¿Así que a mí me culpas de lo que está sucediendo cuando tú fuiste la de la idea de hacerlo?, reaccionó furioso el terrible dios.

--¿Quién más?, respondió veleidosamente la Matlacihua.

--Pues ahora sabrás quien soy verdaderamente, abalanzándose contra la Matlacihua.

--Viéndose atacada, la Matlacihua extendió sus negras alas y emprendió el vuelo más rápido de que era capaz.

--No importa que vueles, yo te alcanzaré, le dijo furioso Bezelao, quien sacó su arco y sus flechas, comenzando a disparar contra la Matlacihua, la cual en su loca carrera arrastró tras de si a los fantasmas de Bezelao, alejándolos más y más de Tula.

--¡Lo logramos!, ¡bravo!, decían los niños mientras se abrazaban entre sí.

--¿Y a mí por qué no me abrazan?, fue el comentario sarcástico del Pequeño Danzante del Arco Iris, quien recobró su forma original después de haber estado convertido en zorrillo.

--Porque hueles muy feo, fue el comentario de Flor de Luna.

--No por mucho tiempo, dijo una de las flores, acariciando al pequeño danzante para impregnarlo con su perfume, quien poco a poco logró recobrar su olor original.

--Lo importante es que hemos rescatado a Tula de las garras de Bezelao y la Matlacihua, dijo el niño guía.

--Y todo gracias a que se actuó en base con una estrategia adecuadamente diagnosticada, que nos guió a la creación de “pequeñas empresas productoras de perfume”, fue el comentario de Donají.

--Apoyada por la valentía del Pequeño Danzante del Arco Iris, quien se encargó de atraer a los destructores hacia el lugar de producción del perfume, completó José Pablo.

--Yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado si Tula hubiera sido destruida para siempre?...No nos quedaría más que su recuerdo, comentó otra flor.

--Bueno, déjenme decirles que pudimos actuar así gracias a que todo fue planeado y orientado por una estrategia adecuada. El plan que hicimos nos unió y nos permitió actuar coordinadamente...Aunque todavía nos falta recuperar el color de las cosas, intervino José Pablo.

--¿Planeado...plan?, preguntó otra flor.

--Si, un plan es actuar anticipadamente previendo lo que puede ocurrir si actuamos de tal o cual manera, y en este caso el plan que nos guió produjo los resultados deseados, recalcó José Pablo.

--Sobre todo porque el diagnóstico que hicimos nos orientó adecuadamente, no se les olvide niños, insistió el pequeño danzante, y que un loco hace ciento, refiriéndose a la Matlacihua y Bezelao.

Entonces una flor de maguey, solemne, intervino preguntando:

--¿Qué es lo que ustedes buscan en esta región?.

La princesa Flor de Luna le respondió explicando los motivos que los habían conducido hasta Tula:

--Tratamos de rescatar a mi mamá, y también a los colores del mundo.

--Y nosotros somos víctimas directas de este desagradable hecho, pues, ¿qué es una flor sin sus colores?, expresó con pena un crisantemo.

--Para nosotras “el trance” de desprendernos de nuestro color ha significado una transformación total. La vida es muy triste sin ellos, aclaró la acacia.

--Sin embargo, para las aves, la respuesta a esas dudas es diferente, aclaró a los presentes la flor de maguey.

--¿Las aves, quienes son?, ¿dónde están?, preguntó Donají.

--Son espíritus muy buenos, fue la respuesta que recibió.

--Así es, y por eso ustedes, para conocer más, deben dirigirse hacia la región de las aves, intervino nuevamente la acacia.

--¿Y cómo lo haremos?, preguntó con duda el pequeño danzante, por lo que la acacia, inclinando sus pétalos les indicó la dirección.

--Estoy de acuerdo en dirigirnos al lugar que nos indicas hermosa flor, pero ¿nos tratarán bien las aves?, preguntó Flor de Luna.

Sin dudarlo la acacia le respondió:

--Ellas son “seres de luz” dueñas de una gran espiritualidad.

--¡Oh!, exclamó el pequeño danzante, quien dio muestras de encontrarse apenado. Notándolo, Flor de Luna y los demás niños lo interrogaron delante de todas las flores:

--¿Por qué te mortificas Pequeño Danzante del Arco Iris?. Y éste respondió:

--Es que mi impureza me impide acercarme a las regiones de elevada espiritualidad, y aunque dicen por ahí que pobreza no es vileza; yo digo que al nopal solo lo van a ver solo cuando tiene tunas.

Las rosas intervinieron entonces diciendo:

--¿Tú crees que nosotras no somos símbolo de pureza?.

El pequeño danzante fue tajante al decir:

--¡Claro que sí!.

--Entonces pónganse pétalos de nosotras en su frente, fue la orden que recibieron.

Los niños hicieron lo que se les indicaba. El pequeño danzante, más tranquilo, se despidió de las flores diciendo:

--Gracias por su apoyo, pues como dice el refrán, el que tenga tienda que la atienda, si no, que la venda;

provocando el regocijo de todos.

Y así, tomados nuevamente de las manos Donají, Flor de Luna, José Pablo y el pequeño danzante comenzaron a flotar contemplando la belleza de Tula, proporcionada por sus flores a pesar de carecer de sus colores. Rápidamente se dirigieron hacia la región de las aves en el más allá.


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