15. SEGUROS Y PREVISIÓN SOCIAL EN MÉXICO

El día miércoles 15 de julio de 2009 el presidente constitucional de México, Lic. Felipe Calderón Hinojosa, promulga a favor de otorgarle un subsidio (¡en pleno neoliberalismo!), a aquellas personas que teniendo un carro de 1999 o más antiguo deseen cambiar de automóvil por uno del año, con la finalidad “de contribuir a la mejora del medio ambiente y combatir la contaminación” (nótese que lo pongo entre comillas pues dudo sea realmente este el objetivo real).

Mi cuestionamiento a esta política es que ante la reciente adquisición de distintos créditos con instituciones financieras internacionales multilaterales tales como la FED, el FMI, el (BM por citar los principales), y cuyo monto ya rebasa los 46 MMD, aparte de su uso como blindaje financiero a la economía nacional (mantener en aproximadamente 13 pesos a la venta la paridad spot de la moneda nacional respecto a la unidad del dólar), otro uso queda evidente ante la implementación de este subsidio.

No solo la nueva subvención gubernamental va contra de la ética de la política neoliberal que México mantiene desde los últimos 27 años -lo que es otro indicio de la vuelta la keynesianismo-, sino que es parte de una estrategia para levantar la demanda nacional de automóviles y autopartes, seguros y accesorios financieros que son precisamente las industrias que mayores problemas presentan desde los Estados Unidos de América y a escala mundial. Destaca la compra por el gobierno estadounidense de la GMC (¡el gobierno vuelve a ser propietario!).

La cuestión es que esto no favorece al medio ambiente si se considera que la reactivación de la industria automotriz mediante el citado subsidio causa el aumento en cuanto la explotación de los recursos – insumos y ello viene en detrimento del medio ambiente en consideración de que en el capitalismo aún la racionalidad de lo sustentable se está cocinando.

La verdad es que es una estrategia desde los Estados Unidos de América para fortalecer sus principales industrias procurando (mediante créditos a las naciones en desarrollo y alineadas a su esquema económico), sostener artificialmente la demanda de sus productos en los mercados extranjeros. Rescatar a la Unión Americana mediante la colocación de nueva deuda, ahora destinada (cartas de intensión) a fortalecer la demanda de sus exportaciones desde su periferia capitalista. Finalmente: exportar su crisis a las naciones que se acreditan los apoyos financieros de la FED, el FMI, el BM entre otros, como es el caso de nuestro país.

Es cierto que dado que muchas de las ensambladoras de estas industrias están localizadas en nuestra nación y que por tanto el rescate financiero de sus filiales favorece a sostener el empleo urbano, pero no se descarte que en términos de bienestar social, otra forma de actuar con la misma finalidad pero con un mayor impacto en el pueblo de México hubiera sido que el subsidio no se hubiera destinado a la compra de carros nuevos por los tenedores de automóviles con una edad de al menos 10 años, sino que se hubiera canalizado a la compra de los seguros de estos nuevos autos por una cobertura de al menos 3 años. Así el consumidor se ve beneficiado por un seguro similar en términos de costo, las agencias, como las productoras de automóviles también, pero sobre todo la previsión social del país.

Los seguros privados son una cobertura de riesgo muy importante en la previsión social de toda nación. En la Unión Americana todo poseedor de un auto por el tiempo que lo tenga está en obligación de pagar un seguro (por viejos no dejan de lesionar). Pero en una nación como la nuestra de bajo nivel de ingreso el tener un seguro es un gasto oneroso para las unidades familiares, por lo que no es viable a menos que entre como deducible al 100% en materia del pago del ISR.