A.5.1 Organizaciones sociales en la zona de desarrollo

La historia del poblamiento y de las delimitaciones espaciales de los municipios a los que pertenece la zona de desarrollo se vinculan, entre otros factores, a las fuerzas sociales y políticas organizadas que en la lucha de los idearios y las reivindicaciones de sus derechos se han movilizado, con las fuerzas de la protesta, hacia la búsqueda del reconocimiento que por años les ha sido esquivo.

Las organizaciones de izquierda como las FARC, ELN, UP, entre otras, han configurado el pensamiento y el orden social de la población a través del establecimiento de reglas de vida y de relaciones sociales, en las que la autoridad y la obediencia se compaginan mutuamente dentro de escenarios de convivencia en los que la necesidad de representatividad, protección y apoyo político han jugado un papel importante a la hora de hacer valer los intereses de grupo.

Las juntas de acción comunal, JAC, mantienen hasta el momento la función representativa de los intereses de la comunidad, en circunstancias en la que la voluntad impregnada por el liderazgo de sus líderes se aviva por la sensible convicción de procurar en servir de canales de intermediación entre el Estado municipal y las comunidades.

Sin embargo, el desempeño adecuado de las funciones de las JAC depende de la comprensión y la formación constante de los miembros para que su influencia dentro de la gestión local sea más visible y concreta. No es con el conocimiento de su existencia y la reglamentación jurídica de su constitución como instancias de poder primario, sino la disposición de instrumentos y herramientas teórico-prácticas que posicionen su importancia en la desconcentración política de las decisiones.

En tales circunstancias es necesario comentar los siguientes aspectos. El primero estaría referido en que mientras no exista dentro de la población el interés inmediato por querer organizarse institucionalmente a través de las instancias de representación como las JAC, los procesos de incorporación a la vida política y de consideración de sus necesidades se van a ver obstruidos. Las JAC mediatizan con el Estado las carencias presentes en la población y propenden por buscarle sus soluciones.

De acuerdo a lo anterior, el cambio de mentalidad y de comportamiento de la población frente a las JAC debe ceñirse hacia actitudes de responsabilidad, compromiso, solidaridad, apoyo incondicional y respeto, de tal manera que pueda existir un ambiente de armonía y consenso común frente a los problemas comunitarios.

Como segundo, se hace pertinente para la administración municipal abrir los espacios de participación por medio de estructuras institucionales que sean más proclives a la atención comunitaria y ciudadana. Ello servirá para reforzar los lazos de comunicación entre sociedad y Estado y para restablecer la confianza de la población hacia lo público.

Los gobiernos municipales a la que pertenece la zona de desarrollo integral ejemplifican estructuras operativas rígidas, donde la ejecución de tareas administrativas prevalece frente a líneas de acción corporativa centradas en el ciudadano o la comunidad. En esta forma, se observa a la administración como una institución ajena a las demandas del medio y sin la voluntad y el compromiso efectivo por mejorar su obtuso funcionamiento.

En conclusión, el desconocimiento de los derechos a los que tiene facultad el ciudadano y la comunidad para exigir en forma organizada las prerrogativas sociales que son de su merecimiento, vulnera y limita las capacidades para ejercer un rol activo frente a las decisiones que repercuten en su vida social.