BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


NUESTRA FILOSOFÍA DEBIDA

Andrés A. Correa



Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (206 páginas, 673 kb) pulsando aquí

 

 

MI MUTUA REPRESENTACIÓN INTERNA

Asi comencé a entender un poco mas al Amor. Primero se trata de garantizar el mutuo reconocimiento interno de las individualidades en juego.

Las reglas de juego de mi familia interna no son las mismas que las de mi familia natural. Los padres que hoy aún viven en mi, son mis padres útiles. Los inútiles, a veces hasta con nostalgia o cierto dolor, han sido expulsados por Mi Mismo por una cuestión de sobrevivencia. O ellos o Yo.

De todos modos mis padres útiles mientras mantengan ese carácter vivirán conmigo y sobrevivirán en los Si Mismos que me hayan dado un espacio en sus vidas.

A este fenómeno de mutua internalización de nuestras existencias individuales la he confundido por muchos años con la “preservación de la cultura “. ¿ qué preservamos realmente? ¿A qué Cultura nos referimos?.

Estos familiares internos son los que siempre me ayudan a resolver mejor mis problemas existenciales ( amar, sentir, pensar, hacer). En esto saben ganarse lo que externamente denominamos: el respeto a mis mayores. Es el respeto a Mi Mismo

A los aspectos negativos e inútiles para Mi Mismo les he tenido que faltar totalmente el respeto. Y no me arrepiento. Estoy seguro que ellos también estarían de acuerdo si fueran Mi Mismo.

Uno tira las cosas que no sirven para nada porque ocupan espacio; y a lo que sirve le busca un lugar para cuando lo necesite. Asi sucede con los parientes y los espacios de Uno Mismo.

CASOS Y COSAS DEL DESEO FAMILIAR

Resulta que en este marco de familiaridad interna, como a casi todo ser humano mas o menos sano, cada tanto le sobreviene el niño o el adolescente que lleva dentro. A usted le habrá pasado más de una vez.

Pues bien, desde hace unos 15 a 20 años, tanto el niño como el adolescente que llevo dentro, aparecían sin que los llame, con mas frecuencia.

Si ya me resultaba difícil convivir con el Fernando padre, se imagina lo que puede pasar con el Andrés niño y el Andrés adolescente en el medio de este gentío.

Mi vida de adulto se estaba poniendo un poco ansiosa y el entorno social me derivó al psiquiatra, como corresponde en estos casos.

Con mi psiquiatra ya éramos dos Uno Mismo “ensamblados” desde nuestros adultos mutuos, asi que contra un par de mocosos la situación se puso mas pareja y mas llevadera.

Pero imagínese, pasaron los años, ya estoy en los 60 y ocurrió lo inevitable, nació otro individuo más en mi, un Fernando de unos 35 a 40 años con todas las exigencias del adulto joven, menos idealista pero más seguro de su Si Mismo. Avalado por su historia hoy pretende imponer sus criterios a la hora decidir qué hacer ante mis circunstancias.

A la vez el Fernandito y el adolescente al principio ni se asomaban, pero de apoco perdieron el miedo a la represión interna y están pidiendo “audiencia” con más frecuencia.

Póngase en mi lugar, yo ya estoy construyendo las mañas propias de un cincuentón totalmente ganado por las canas y construyendo costumbres de abuelo; cosas que no entiende un Andrés de 30 , menos un Fernando adolescente y mucho menos el Fernandito. . Sin embargo vivimos todos juntos.. Asi es que un buen dia con el voto a favor del psiquiatra que prefirió quedarse afuera por una cuestión de ética profesional, decidimos convocar a una reunión plenaria en la sala mayor de “Uno Mismo”. Al principio, se imagina lo que fue eso. Si bien no cuento con un espacio interno muy amplio porque nunca imaginé que mi identidad se agrandara tanto, al menos cuento con un espacio donde cuatro o cinco tienen un lugar medianamente cómodo y digno de una persona.

Mi mesa de reunión es redonda, o sea que allí nadie es cacique, todos pueden ocupar la cabecera según el tema a tratar. Al principio fue un poco duro. Imagínese el esfuerzo de comprensión, respeto y reconocimiento mutuo que tiene que hacer uno Consigo Mismo ante las intervenciones de cada Andrés , sin límite de edad.

Por ejemplo, en las reuniones plenarias Fernandito de apenas 10 años ya asiste por si solo. Se ubica en su butaca tal cual es; con los pies que no le llegan al suelo, sus codos en la mesa ; y con voz y voto expone todos sus deseos y expectativas de pibe sin que ninguno de los otros Fernandos lo censure. Nuestra regla de oro es la “ no censura del deseo con el debido reconocimiento de sus casuales” (aunque estas causales se limiten a un “porque se me da la gana”).


 

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios