BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


NUESTRA FILOSOFÍA DEBIDA

Andrés A. Correa



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LA INSTITUCIÓN QUE SE AUMENTA EL SUELDO.

Como “la lámpara maravillosa de Aladino”, nuestras instituciones están dispuestas a hacer realidad nuestros máximos deseos y fantasías individuales, seguras ya de que todas nuestras demandas, por más que provengan desde lo más profundo de nuestro deseo personal, siempre serán “sus propios deseos” ya inoculados como un cono de sombra en nuestra propia existencia . Sus objetivos ya son carne de nuestra carne.

El reconocimiento social por nuestro desempeño dentro de ella, su flexibilidad normativa ante nuestras necesidades personales, los excelentes sistema de jerarquización y compensación por nuestra función dentro de ella , los generosos regímenes internos, los excelentes servicios de educación, capacitación y desarrollo, etc. etc. no son mas que las riquezas de un gorrión en una jaula de oro.

Los argentinos no podremos tener vuelo propio si no reaccionamos ante este engañoso encierro institucional exacerbado por las teorías sobre desarrollo institucional del siglo XX y lo que va del XXI .

Esa estupidez proselitista que pone como su primera razón de ser “la defensa de las instituciones” nos debería dar pánico. Porque en este slogan seguimos dando lugar a nuestro mensaje oculto: “para realizarnos como sociedad hay que aniquilar nuestra individualidad”. Esta realidad se patentiza en la mayoría de nuestras instituciones. Comencemos por los lugares donde concentramos el poder de nuestras instituciones. Veamos a nuestro propio padre sin su familia, a la maestra sin su escuela, al abogado sin sus códigos, al periodista fuera de su medio de información, al médico sin su consultorio, al político sin sus fueros, al cura sin obispo, al sindicalista sin sindicato, a ellos solos , sin su cobertura institucional: No existen como individuos autónomos de la institución donde decidieron pertenecer. Esto es lo que supimos construir amparados en el poder de las instituciones argentinas. La mayoría de esas individualidades se nos diluyen entre los dedos, son incapaces de auto valerse a si mismos sin tener que recurrir al vinculo con su institución . Estas situaciones estan ampliamente comprobadas , en casi todas las instituciones.

Continuando con el ejemplo citado, para estas dos instituciones argentinas ( el Poder Judicial y la Empresa Constructora) a la hora de definir su “contenido” lo más importante son sus fines y funciones internas. Las dos realizan el mismo proceso organizativo internos. Ambas instituciones reconocen a sus individuos, claro que sí, ¿ pero cuándo los reconocen? Allí radica una de las trampas o estafas de la institución, en el cuándo. Para nuestras instituciones los individuos no cuentan para nada hasta el último momento de su organización. Por ejemplo, el monto de sus sueldos lo define “la función”, no la existencia de Juan Perez. Para ello utilizan variables tales como el nivel de complejidad, de responsabilidad y autonomía, que exige la función a desempeñar. Por ejemplo: la institución Judicial para garantizar la calidad del ejercicio de la función de un juez, debe evitar o neutralizar toda posible conducta del individuo que ocupa ese puesto de trabajo , que pueda atentar contra lo pautado para las funciones de ese puesto. (que el producto no esté viciado de inmoralidad , corrupción, etc).Para ello una de sus políticas institucionales (la salarial) es otorgar “al cargo” un abultado sueldo para que el individuo que ocupa ese cargo (sea quien fuere, soltero, casado, viejo, joven, con muchos hijos o sin un solo hijo) no interponga sus intereses individuales considerados actos de corrupción . Por último aplica un sistema de selección de individuos en base a las variables de la función.

Del mismo modo actúa la Empresa Constructora, para garantizar que la calidad de su producto( por ejemplo: obtener un edificio seguro , que su funcionamiento y terminaciones sean perfectas) Para ello utiliza las mismas variables que para seleccionar a un Juez de Cámara. La complejidad, la responsabilidad y autonomía del puesto de trabajo, define el valor máximo a invertir en base al resultado que garantice su continuidad institucional. Luego define el perfil básico del individuo que debe ocupar el puesto. Por último “acuerda” algunas diferencia según “la disponibilidad” de individuos existentes en el mercado laboral.


 

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