BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


NUESTRA FILOSOFÍA DEBIDA

Andrés A. Correa



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LA DIALÉCTICA HISTÓRICA EN CRISIS

Durante varios años, desde un rol docente y con toda una biblioteca de autores reconocidos como respaldo a mi discurso, he tratado de convencer durante 35 años a miles de argentinos en su condición de alumnos, de que el problema nuestro es que encaramos nuestra existencia histórica de un modo dilemático , es decir : mi vida es una lucha entre intereses opuestos. Esto o aquello. El interés de los otros o el mío.

Y que este modo de encarar la vida es la causa de nuestras desgracias y sufrimientos. Les expliqué que a esta relación dilemática es perentorio cambiarla por la relación dialéctica, es decir: entre esos intereses opuestos hay que construir un interés común que si bien ya no es ninguno de los dos, éste está compuesto con parte de ellos y que el resultado es una nueva síntesis de intereses que posibilita a ambos avanzar hacia delante por un camino de amor y de paz (el movimiento dialéctico de la historia- insinuado por Hegel, Marx, Haidegger, entre otros) .

Pues bien, hoy les digo que ese cambio no es tan perentorio. ; me contra digo. No hay que apurarse tanto para instalarse existencialmente en lo que muchos llamamos “dialéctica histórica”. Dejo a un lado la inmensa montaña de la bibliografía del “antidilema” y me instalo en el espacio del dilema. Como si hiciera un “marcha atrás”. No quisiera dar muchas razones sobre este cambio brusco, simplemente diré que últimamente “pre-siento” que después de tantos años en actitud dialéctica, no me ha ido tan bien como lo dice el discurso del cual formo parte.

He sufrido como un desgraciado en medio de las mejores “síntesis” superadoras de los dilemas existenciales que se me han presentado en mi vida. Pre-siento que, en el mejor de los casos, pudo deberse a que no he resuelto suficientemente bien el primer momento del proceso dialectico, es decir, no he sabido dejar bien en claro mi afirmación , o mi tesis, es decir: mi interés.

Como usted sabrá la estructura del movimiento historico diléctico está compuesto por tres momentos basicos: la tesis, la anti-tesis y la síntesis. Quizás esta negación de lo que antes afirmaba como válido (la dialéctica) se convierta en la afirmación de una nueva manera de encarar la existencia humana, y el lector pueda deducir que con esto estoy afirmando que la dialéctica es el camino. Pero eso será deducción del lector y no mía.

Yo me instalo hoy en el dilema de mi existencia humana , porque desconfío que las cosas no han quedado muy claras en ese lugar y desde allí digo lo que pasa en nuestras instituciones.

Cuando dentro de éstas, desde la mejor política en desarrollo de recursos humanos, colocamos a la autonomía de gestión de los individuos como el grado máximo de madurez y desarrollo individual , nos estamos engañando. La institución también “se come” toda política en desarrollo humano por bien intencionada que ella sea. El resultado real es que aplicamos una política de máxima exigencia de entrega existencial del individuo hacia su institución. “Que el individuo se desempeñe por si solo, sin necesidad de supervisión alguna y a la vez se sienta feliz con ello”, éste es el ideal de toda institución, incluso la familiar.

En realidad, cuando por este alto nivel de madurez y autonomía alcanzado, el individuo es envestido con el discurso institucional, que lo “condecora” con las cocardas de la pertenencia, de la creatividad, del criterio propio, de la capacidad para la resolución de problemas, de su sentido de equipo, filing y solidaridad hacia sus pares o colaboradores, incluyendo el reconocimiento social y/o la jerarquización salarial según el caso, lo que realmente lo que está haciendo esa institución es condecorar su propio triunfo sobre el espectro de una pobre existencia individual. .

La existencia de ese pobre argentino ha sido totalmente institucionalizada. Hora piensa, siente y actúa en institución. Cuando esa individualidad logra introducir una demanda propia pero ajena a la institución, éste conflicto de intereses se resuelve “dentro del marco institucional”. Es decir, la institución investiga el origen de esa nueva necesidad individual y una vez detectada la institución que la origina, “negocia con esa institución” pero nó con la existencia de Juan Perez que desempeña el rol de padre. Por ejemplo: le aumenta el sueldo por su calidad de padre de familia numerosa, no por ser Juan Perez. En la “síntesis superadora entre intereses o conflictos” Juan no existe. Lo único que existe es “ una negociación inter-institucional” (empresa-familia) Son los intereses de las instituciones los que nos manipulan como marionetas. Una vez en ellas debemos “actuar” según el escenario institucional en que nos proporcionen. De no ser así, ¿ cómo explicamos entonces la abismal diferencia entre los sueldos de los individuos que actúan de jueces en el Poder Judicial y los individuos que actúan de albañiles durante la construcción de esa sede judicial? ¿Responden esos sueldos a una necesidad existencial de las individualidades? ¿ cómo encaja esta política de reconocimientos de intereses, con el lectura dialéctica de su existencia? Por cierto que resulta imposible leer estas historias cotidianas desde “lo dialéctico”. Y si la dialéctica no me sirve para entender o al menos justificar un hecho histórico cotidiano y real, entonces se trata de un simple “dibujo semántico” para agradar nuestros oídos y seguir escondiéndonos de los desafíos de nuestra propia Libertad.


 

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