BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


NUESTRA FILOSOFÍA DEBIDA

Andrés A. Correa



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CUANDO ME CANTÉ LAS 40

Lo relatado anteriormente tiene su historia.

Todos los Fernandos durante muchos años creíamos que estábamos amando bien porque el encargado de supervisar esta tarea estaba en manos del Padre Perico, un muchacho muy serio, austero, formado entre “los elegidos” de la Iglesia Católica, en un Monasterio de la pcia de Bs. As entre los años 1966 y 1972. Allí se educaba para la Pureza en todo, además de la pobreza, la castidad y la obediencia ciega. Dentro de ese todo, el Amor era supuestamente lo principal. Así que al principio nos dijimos ¿quién puede dudar de la capacidad de amar de este buen muchacho? Y le dimos la manija de formarnos y conducirnos en el Amor al Padre Perico.

Desempeñó este cargo con plenos poderes durante mas de 30 años sin interrupción de mandato en toda la vida de Mi Mismo.

Para ello Implantó tres principios : “amar sin mirar a quien”, “amar al prójimo como a Uno Mismo” y “no hay amor mas grande que el que da su vida por el otro”.

Para justificarlos utilizó un fundamento teológico ( ni filosófico y mucho menos científico): “ el Amor es en primer lugar una cuestión de Fe” (así de cortito).

Este marco doctrinario actuó como una efectiva Política permanente de mi Identidad. Como todo era una cuestión de fe , lo primero que hizo este “curita” fue convertir esos principios en mandatos( o mandamientos) evangélicos.

El carácter de mandato fue duro para un Fernando cuyas circunstancias históricas comenzaron a ponerlo en situaciones críticas para cumplirlos sin cuestionarlos.

Fernando ya no vivía encerrado en un convento donde tenía una vida asegurada, respaldo económico, político y hasta militar. Lo único que tenía a su lado eran monjes igual a él y un pequeño grupo interno integrado principalmente por sus padres y un par de hermanos , casi todos ellos sumisos al proyecto del Cura en formación..

Asi que no se discutía, había que amar y amar “sin mirar a quien”.

Pero el tiempo transcurrió. Al curita se le cortó la vida en el Monasterio y al poco tiempo le nació un hermano: el Fernando Papá. Un padre de familia, docente y militante político. La vida lo fue llevando a Uno Mismo a convivir con todo tipo de seres humanos. Mucha gente sencilla y cristalina como el agua; pero también debí convivir con lo más enfermizo y corrupto de nuestra especie argentina, como la dirigencia política y sindical, la jerarquía eclesiástica, ciertos “cajetillas” de nuestra alta suciedad, chorros y criminales confesos en las cárceles; algunos irresponsables disfrazados de intelectuales en los antros del saber universitario, en fin , simplemente fue un encuentro con nuestra identidad argentina un poco mas amplio que el de aquel padrecito Perico en su monasterio..

Esto generó un contexto exterior diferente, con frecuentes reclamos de los mas allegados a Uno Mismo.

Aún dueño del poder en Uno Mismo en el área del amor, el padre Perico hacía oídos sordos a ciertos reclamos y nuestra vida se estaba transformando en una existencia llena de contradicciones difíciles de autojustificar ante la ética existencial conscientemente aceptada por mayoría. .

Un buen dia, me levantaba de una siesta de verano, y siento dentro de mi como un ruido extraño. Me miro hacia dentro y veo que se aparecieron todos mis familiares ante las puertas de mi Conciencia, con pancartas de este tipo: “Basta de mentiras” “ Por un Amor Justo, Libre y Soberano”. “Abajo la hipocresía de nuestro falso amor” “Fuera nuestra contradicción interna” “Fuera la dependencia de nuestra Moral ante el bajo precio de un cargo político o sindical” y todo este tipo de cuestionamientos.

Año a año se fueron haciendo cada dia más fuertes estos reclamos, me resistí haciendo oído sordo durante unos años, hasta que se produjo una crisis interna de poder. El enfrentamiento de Fernandos ya era un hecho. En 1995 se desata la primer patología seria ante la dureza de quien comandaba mi Conciencia. Me sobreviene un Síndrome de Meniere , no había otro camino ,la violencia sistemática contra Uno Mismo también genera violencia. Fui trasladado a terapia intensiva del Hospital Zatti para controlar “el Soma”, pero la Psiquis y el Alma estaban dispuestas a no ceder ante ninguna famacología. Asi debí enfrentar mi crisis interna si quería seguir existiendo.

Llamé a Asamblea General Extraordinaria en Mi Mismo. En ese marco interno se decidió por mayoría decirle a ese curita omnipotente lo que realmente sentíamos .

Con todo respeto pero en un ambiente cargado de tensión interna, se le dijo que si algo obstaculizó la capacidad de amar bien de Fernando, fueron justamente las limitaciones de la buena fe católica , del sentido del éxito y el de la responsabilidad individual ; que en eso él tenía mucho que ver.

Recuerdo lo que le dijimos, como si fuera hoy: ... “ Mirá Perico, nosotros valoramos tus aportes en el desarrollo de nuestra religiosidad y sentido trascendental de nuestra existencia, nuestra lucha por la Justicia y todo eso. Pero eso de tu buena fe ya se hace intolerable. Te informamos que para amar como Dios manda a tu familia y a otra gente, la buena fe no nos alcanza. Vas a tener que acatar lo que decidimos en mayoría. Necesitamos con suma urgencia amar bien al menos a los que tenemos cerca y son la principal razon de nuestra existencia aquí. Vos mismo nos decís que si no podemos amar a los que vemos , menos a los que no vemos. Asi que necesitamos darnos cuenta qué está pasando dentro del Si Mismo de Maria Soledad, de nuestros hijos Carlitos, Fabian, Roberto, Francisco y , si podemos, de las respectivas mujeres con quienes están tratando de amarse.

Ya quedó claro que esto no lo logramos solo con tu buena fe. Implica saber quién es el otro, qué y por qué le gusta lo que le gusta y qué no le gusta ; qué está sintiendo y qué no está pudiendo sentir con Uno Mismo. De lo contrario, se nos viene un divorcio encima aunque sigamos durmiendo juntos con Maria Soledad y la deserción familiar de nuestros hijos disfrazada de alejamiento por autonomía y madurez de su identidad.

Hemos realizado con esfuerzo una profunda ad-miración de nuestra existencia y hemos concluido que para mejorar nuestra capacidad de amar al menos a los seres mas cercanos debemos tener acceso a la Sabiduría. Y vos bien sabes de qué Sabiduría estamos hablando. De la que dice “Ver para Creer”, de esa que vos siempre descalificaste, porque la Iglesia Católica nos teologizó la vida. Nos metieron a Dios hasta en la sopa y ahora no podemos diferenciar quienes somos nosotros y donde empiezan y terminan los demás . Si esa fe impide vernos a nosotros mismos, mucho menos podemos ver al otro.

Si no podemos amar los que vemos ¿ como vas a engrupirnos de que es posible amar “sin mirar a quien”? ¿cómo vamos a poder amar al otro como a Uno Mismo, si ni siquiera sabemos quienes somos nosotros?.¿ qué sabemos de este niño que tenemos dentro? ¿dónde está la utopía y la coherencia revolucionaria de nuestro Fernando adolescente? ¿dónde está la decisión y firmeza del Fernando de 30 años que se las vió en peores situaciones y supo salir ileso? Estamos todos dependiendo de tus sermones como si fuesen órdenes bajadas directamente de Dios.

Y respecto a eso de que “ no hay amor mas grande que el que da su propia vida por el otro” te advertimos que queda totalmente suspendido. Porque en esta situación de crisis existencial interna, bien podemos confundir la entrega total de nuestro Amor, con el suicidio de nuestra identidad ante el Miedo a ser Uno Mismo...

Disculpanos pero esto de cumplir con tus mandatos resulta muy peligroso para la identidad de Mi Mismo y para nuestra familia natural.

Mirá lo que pasó realmente con nuestra existencia: arremetimos con la fe creyendo amar sin mirar a quien y lo único que logramos fue pasarle por encima con nuestra omnipotencia a todos estos seres que forman parte de nuestras circunstancias externas. Hemos estado amando internamente a uno solo de nosotros mismos al mejor estilo narcisista..

Entendemos que tu formación religiosa fue un golpe bajo a tu autoestima. Que su“colonialización a tu subjetividad” te lavó el cerebro en los mejores años de tu formación en un tema tan delicado como el de tener que amar. Pero eso no quita que justifiquemos tus errores dentro de Uno Mismo. O cambiás tus principios por los nuestros o tendrás que desaparecer de entre nosotros Mismos.”

Ese planteo fue mas duro que el de las semillas, pero felizmente el curita se convenció que él también desea cambiar y pudo reconvertir su esquema axilógico, adaptándolo a la existencia del conjuntos de los Fernandos existentes en ese momento de nuestra vida. Hoy convive conmigo y está feliz. Ya no es el curita de antes.

Tenía razón Heráclito: cada vez que nos zambullimos,”nunca nos bañamos en el mismo rio”.

Ojo con eso de: “Yo soy un tipo coherente que mantiene siempre los mismos principios”- ¿qué principios?. ¿coherente con quién ?

Bueno muchachos, ahora que se desahogaron sigan viviendo y no le echen más la culpa al padre Perico. Este ya fue, se bancó su rol de chivo expiatorio.

Ahora denle bola a los de afuera , que por ahora los de adentro son de palo.


 

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