BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LAS SOMBRAS DE MARX

Edgardo Adrián López



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CIRCUNLOQUIOS

“Nuestro destino es ser malinterpretados”

Johann Goethe

Escribir, acercar –la silueta de Marx en un principio que ritma sus soles desapropiando el habla el yo que habla Plegar el sí mismo en dirección al otro y escenificar un comentario vinculado con un muerto que llama a la puerta, multiplicando los efectos del lenguaje. Sólo mediante esta sumatoria o gramática se podría “regular” a cierta distancia la figura del otro, los otros del otro el “alter ego” del otro, la noche gris de su voz/ sus voces sin reducirlo a un único código o estrategia, dejándolo adoptar posiciones, siempre que la “s” marcase la pluralidad la heterotopía el movimiento constante –sus sombras (esta escritura sufrida, las/timada, que padeció los embates de la vida, las instituciones, “ausenta” en sus ritmos los que tendría que “puntuar” sus palpitaciones, errando a propósito...). Pero lo que enfrenta a la Identidad, a la pulsión de Identidad, es decir, el otro, el no-otro, es tanto más huidizo, tanto más inapresable cuanto la brisa de su transitar empuja hacia la deconstrucción de lo dado. El saber crítico del fantasma-otro, lo convierte en algo ambiguo respecto a un glosar su firma, a un discurso sobre él, puesto que aquella radicalidad lo ubica en un más allá. Y nos/ otros, al pensar esa frontera, podemos intentar despojarlo de su locura, aunque no esté -desquiciado. Cervantes (1994 b: 1110) advertirá entonces:

“... Dios os perdone el agravio que habéis hecho al mundo en querer volver cuerdo al más gracioso loco ...”; que se disculpe el haber “anhelado” poner en lenguaje la “insania” del que habla (de la) revolución. El querer, sin desearlo conscientemente porque es una condición de abordaje, sistematizar el ser/desvío, el ser-límite la cornisa de ser/ otro –del otro Marx, ese desconocido.

La lógica extraña de la literatura, acaso, podría articular sentencias punzantes que, por su brevedad, por su potencia intempestiva, hiciera viable la aparición de la diferencia que viene con los espectros, con las hadas, con los duendes. hubiera suspirado imaginar con Goethe, para expresar lo inexpresable que palpita en páginas audaz melancolía:

“... (La) vida del hombre es sólo un sueño... Veo la limitación en que están encerradas las fuerzas activas e investigadoras del hombre; ... veo cómo la actividad se disipa en procurar saciar las necesidades, que a su vez no tienen ninguna finalidad sino alargar nuestra pobre existencia; y además, que toda la satisfacción que se puede hallar ... es sólo resignación soñadora, pintando con formas policromas y perspectivas iluminadas los muros entre los que estamos prisioneros ...” (1994: 11). El fantasmaGoethe nos otorga su pena un lenguaje espectral (ya que resuena desde el pasado) que invoca las hipótesis virtuales, porque nunca están enunciadas en conjeturas, que recorren el textoMarx. La base y lo superestructural son pues, las cárceles que los individuos mismos, a partir de una libertad distorsionada, se esmeran en fortalecer; son estructuraciones negativas respecto a lo virtual, de lo posible (cf. Capella 1993: 165-166). Por su parte, Cervantes (1994 b: 637) sostendrá: 

“ ... todo es ficción,

fábula

y mentira,

y sueños

contados por hombres

despiertos

o, por mejor decir, medio dormidos ...”. Aquí, base y superestructura, en especial esta última, son dibujadas como ambientes de lo social que topicalizan el mundo, que lo desencantan, hiriendo su belleza la frágil delicada estética

de la vida -su aliento. Sin embargo, no se trataría, quizá, de despertar,

sino de soñar de otro modo, de soñar

el sueño la pesadilla que somos

el invento mágico de un sueño en danza, con otra sangre.


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