COOPERACIÓN Y CONFLICTO EN EL MERCOSUR

COOPERACI?N Y CONFLICTO EN EL MERCOSUR

Coordinadora: Noemí B. Mellado

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5. El equívoco de base y las opciones infortunadas

Si analizamos el desarrollo del caso, podrá comprobarse que en su desarrollo se hicieron, por todos sus actores, una serie de opciones que, no importando si fueron buenas o malas, legítimas o ilegítimas, procedentes o improcedentes, de cualquier manera, lo real y concreto resultó que no dieron los resultados que de ellas se esperaban, complicaron el asunto y condujeron a equívocos y a desnaturalizar el alineamiento racional de las partes involucradas en el conflicto.

La primera opción que no dio el resultado esperado fue el lugar elegido para la instalación de los emprendimientos 26.

La segunda fue autorizar un nuevo emprendimiento similar y más grande en la misma zona.

La tercera opción que no dio los resultados esperados se concretó en el acuerdo de los dos gobiernos de sacar el asunto de la CARU.

La cuarta fue dejar de lado a los Ministerios de Relaciones Exteriores y a las vías reservadas, propias de las negociaciones conducidas en su marco, para llevarlas al más alto nivel, incluso presidencial y concretarlas abiertamente en vías mediáticas.

La quinta opción que no resultó fue dar participación e ingerencia directa en el asunto a grupos de intereses legítimos, pero sectoriales, que no representan las expectativas del común de las gentes ni los intereses generales de la Nación 27.

Quizá puedan señalarse más opciones cuyos resultados no fueron los esperados, pero sólo una más nos parece que es importante de recoger: el decidir en un momento determinado que se abandonara la vía de la negociación en un asunto que, en definitiva, sólo a través de ella podrá resolverse.

Todas estas circunstancias y opciones fallidas, han contribuido para dar al asunto un trámite engorroso, un desarrollo equívoco, con marchas y contramarchas, lo han plagado de incertidumbres y sorpresas y, en definitiva, han configurado un marco de negociación-conflicto que, aún para quienes han seguido el asunto muy de cerca y que además conocen las características de la región y de sus actores políticos, diplomáticos, académicos y populares, les resulta muy difícil de entenderlo, tanto en su misma configuración, como en relación a los caminos que se recorren 28.

Lo más paradojal de toda esta situación se da por el alineamiento que han asumido sus protagonistas: Uruguay y Argentina que son las partes enfrentadas, deberían haberse unido para encarar este asunto, ya que respecto a él no tienen intereses enfrentados sino coincidentes.

Ambos son países que desean captar la inversión extranjera que le resulta necesaria para expandir su industria, disminuir sus índices de desocupación y lograr un desarrollo sustentado.

A la vez, ambos países necesitan ser muy cuidadosos con la sanidad ambiental de sus regiones, no sólo porque ello es bueno y por razones de principio, sino también porque ambos son países favorecidos por la naturaleza, que aún no han abusado demasiado de la pureza de su medio y que conservándolo sano mantendrán una importante ventaja comparativa respecto a otros países en relación a muchos rubros 29.

En consecuencia, ambos necesitan fomentar el desarrollo y controlarlo (si lo hicieran conjuntamente ser ía mejor y más eficaz) para evitar los riesgos que el mismo pueda ocasionar y, sobre todo, para impedir los abusos de los inversores y de sus Estados.

Por estas razones, en el caso, no deberían haberse enfrentado entre sí, ni haberse aliado por separado con intereses coyunturales en el asunto (los ambientalistas, las pasteras, la industria turística, la maderera, etc.) y, menos aún, atendiendo a intereses políticos internos coyunturales, haber asumido compromisos de menor proyección.

En cambio debían haberse reunido en un bloque común, mostrándose como países maduros y capaces de alentar en ellos inversiones serias y cuidadosas de los equilibrios ambientales; debían haberse mostrado capaces de controlar todos los intereses sectoriales internos, de dar seguridad a las inversiones y, a la vez y primordialmente, de ser celosos protectores del medio ambiente.