MERCOSUR Y UNIÓN EUROPEA

MERCOSUR Y UNI?N EUROPEA

Manuel Cienfuegos Mateo y otros

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6. Conclusiones

Si bien el petróleo se ha convertido en una herramienta de la política exterior de Venezuela tendiente a promover un mundo multipolar y su inserción en América Latina, en este último aspecto su idea se asocia a la de la integración Bolivariana ideologizando, de este modo, su política exterior. A ello contribuyeron los cambios de gobierno a nivel regional con un tinte más progresista y crítico al neoliberalismo de la década de los noventa. El contexto favorece al gobierno venezolano como promotor de un discurso radical confrontativo con los Estados Unidos. Pese a que el MERCOSUR no se suma a ese discurso, tanto Brasil como Argentina encuentran en Venezuela un socio para enfrentar cualquier intento del país del Norte por debilitar el acuerdo subregional.

Aunque la relación del MERCOSUR con Venezuela tiene a la energía como factor clave, favorecida por la crisis sectorial subregional y la presión hacia el alza de los precios del petróleo en el mercado mundial, su incorporación podría erigirse en un factor equilibrante de poder y de consolidación interna, ante las permanentes disputas comerciales entre Argentina y Brasil como consecuencia de visiones disímiles sobre la distribución de costos y beneficios de la integración y del recelo argentino ante las pretensiones de liderazgo de Brasil. Sin embargo, el gobierno brasileño con la CSN intentó adjudicarse un liderazgo regional sin competencia, no logra fortalecerse y lleva a que los socios mayores sumen a sus conflictos comerciales las divergencias sobre el pretendido liderazgo de Venezuela en la región.

Además, el MERCOSUR sufre una crisis de confianza entre sus miembros derivada del conflicto que mantienen Argentina y Uruguay por las pasteras, adicionándose a ello la ausencia de una visión estratégica común de inserción internacional.

La tan mentada integración energética como factor clave de los múltiples relacionamientos y acuerdos en el ámbito subregional lo ha sido en función de paliar el déficit doméstico, ya que lo que se debate es si unos u otros emprendimientos son viables o convenientes a los intereses energéticos de cada país, sin que ello haga suponer un real proceso de integración. Lo que se ha proyectado es una serie de acuerdos de interconexión física para el transporte del gas o la electricidad sin que haya un proyecto político de largo alcance que garantice un desarrollo subregional sustentable, no sólo desde el punto de vista del impacto económico, sino social y medioambiental.

Se abre una nueva etapa de incertidumbre dentro del MERCOSUR, especialmente en el equilibrio de poder de los tres países mayores, en donde los menores encontrarán quizá mayor dificultad en este aspecto y respecto a un verdadero proceso de integración sectorial.