LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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EL PROYECTO ECONÓMICO DE ZEDILLO

1994

El lunes 6 de junio el candidato a la presidencia de la República por el PRI, Ernesto Zedillo, dio a conocer su propuesta de proyecto económico en lo que llamó Diez Puntos Básicos para el Crecimiento Económico.

Muy orgulloso y quizá hasta presuntuoso y con cierto aire de prepotencia plantea y defiende su decálogo como una muestra de su capacidad para plantear soluciones, contrario a lo que, según él, no pueden hacer sus rivales políticos.

Lo cierto es que el Plan Zedillista no es para ufanarse. Apenas si son unas cuantas medidas que se implementarían para generar algún efecto en la economía, pero que de igual forma se notan vagas y ambiguas. Y por otro lado no dan respuesta a otros múltiples e igual de importantes problemas que aquejan a la sociedad mexicana.

De las inconsistencias del Plan resalta la propuesta de promover el ahorro y el financiamiento. Para ello plantea una reducción de las tasas de interés bancarias. Se olvida quizá que ha sido el propio gobierno quien ha llevado a cabo acciones para mantener altas las tasas de interés y así asegurar un flujo constante en capitales del exterior a nuestro país. Se olvida, quizá también, que ha sido la política de restricción monetaria la que ha encarecido el dinero y por tanto ha mantenido elevada la tasa de interés. Y que ésta ha sido utilizada como un elemento inhibidor del crecimiento de la demanda toda vez que desestimula la inversión y el consumo. La alta tasa de interés ha sido factor fundamental para asegurar la estabilidad en el nivel de precios por las razones antes mencionadas. No está mal la propuesta, el problema es que dentro del esquema de política económica una reducción de las tasas de interés podría resultar contraproducente por sus efectos sobre la demanda y de ahí, sobre los precios. El Plan Zedillista no dice nada al respecto y por tanto peca de populista.

Zedillo anuncia, también, un incremento de la inversión pública 25% superior a la de este año. La propuesta suena interesante. Lo que hay que saber es qué tiene preparado para que ese incremento, que finalmente es un incremento en el gasto público, no se refleje en mayores índices inflacionarios. Pues de acuerdo a la Teoría Económica en que se basa el factor propulsor de la inflación es el mayor gasto público. El que seguramente caerá en déficit a menos que se incrementen los ingresos del sector público. Y si esto es así, cabría preguntarse, entonces, de dónde vendrán los recursos adicionales, y si estos serán inflacionarios.

Zedillo propone con su Plan una tasa de crecimiento del producto del 3.8% en 1995 para generar un millón de empleos al año. El propósito es bueno, pero de acuerdo a Wharton Econometrics (prestigiada empresa consultora) para que la economía pueda generar esa cantidad de empleos debe crecer anualmente entre un 6 y un 8%.

Por otra parte la propuesta Zedillista (que no abandonó la ambigüedad aunque de ello se ufane) reconoce la importancia del fomento a la inversión pero olvidó otros aspectos iguales o más importantes para los cuales no plantea solución y que hacen ver su plan como un proyecto proempresarial.

Por ejemplo, qué medidas se proponen para incrementar el poder de compra del salario que sé en los últimos diez años perdió cerca del 50% de su valor en términos reales. Qué estrategia existe para revertir la concentración del ingreso que provocó la política económica salinista. Que acciones se tomarán para fortalecer el mercado interno y así permitir el sostenimiento y expansión de las empresas que viven de dicho mercado. Qué estrategia se propone para resolver el problema agrícola. Sector en el que la producción ha venido mostrando peligrosa contracción desde principios del actual sexenio. Qué se propone para resolver el problema de la elevada deuda externa que en 1993 sumó 105 000 millones de dólares. Qué se hará para dejar de sustentar la estabilidad económica y financiera del país en una inversión extranjera en cartera por cerca de 50 000 millones de dólares que sirven para resolver el problema del déficit externo y mantener a buen nivel la reserva internacional de divisas.

En otras palabras, el decálogo Zedillista no deja de ser un conjunto de buenos propósitos que no se logran encuadrar en una propuesta global política económica y mucho menos en un proyecto integral de desarrollo para el país. Es cierto, los otros candidatos tampoco tienen nada definido pero ¿cuándo ha sido consuelo eso?

A lo mejor el decálogo no va más lejos, no dice más, porque presupone un conjunto de variables dadas que permanecerán constantes. Porque en sí mismo el plan Zedillista es un plan continuista. Ya de ahí podemos sacar conclusiones respecto a cómo serán las cosas si llega a la presidencia. Para ello mediará el voto ese será el parámetro para medir la eficacia y credibilidad de su discurso. Lo cual no asegura, de todos modos, que vaya a hacer lo correcto para el país.