LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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EL CAMBIO FUE SÓLO UNA UTOPÍA

19 de Junio de 2005

El candidato del PAN a la presidencia de la República, ofrece crecimiento y empleo repitiendo la misma estrategia del actual presidente, sin reparar en que esa forma de conducir la economía del país ha sido un rotundo fracaso.

Las promesas de Fox fueron vanas, vacías, insubstanciales, sin contenido. El cambio fue sólo una utopía. El Presidente de México prometió un nuevo país. Hoy sólo sigue vigente su verborrea inagotable y triunfalista que no pueden ocultar sus fracasos.

La transición democrática no significó una transición económica, es decir, el cambio a un modelo de desarrollo distinto y mejor que el neoliberal. A la democracia había que darle contenido y utilidad social. Fox no lo sabía.

Tal como escribí hace seis años en este mismo espacio (Diario de Xalapa 28-08-2000) “aquellos que llenaron las plazas y las calles con su nombre y sus colores, quienes contribuyeron con su voto a llevarlo al poder en nombre de la alternancia no sólo quedaran defraudados, también sufrirán las consecuencias”. Creo que no me equivoqué. Veamos:

La incapacidad de la política económica del actual gobierno federal para impulsar un proceso de desarrollo nacional se evidencia en los resultados obtenidos en las principales variables económicas y contradice ampliamente las promesas, que como candidato, hiciera el Presidente Fox y las que ahora ofrece Felipe Calderón.

En primer lugar está la cuestión del crecimiento económico. La economía mexicana apenas logró crecer a una tasa media anual del 1.8 por ciento de 2000 a 2005, muy lejos del 7 por ciento anual que se prometiera. Lo más grave es que este escaso incremento de la producción impidió el aumento de la riqueza por persona, la cual, medida por el PIB per cápita, apenas aumento un 0.7 por ciento, promedio anual en el mismo período.

Si se toma el tamaño del crecimiento económico como un indicador del nivel de eficiencia de un gobierno, resulta que el actual es el peor presidente que ha tenido el país, (sin incluir a De la Madrid a quien nadie le gana) dado que sus predecesores hicieron crecer la economía a tasas superiores, destacándose particularmente los gobiernos anteriores a los ochentas. Así, la producción nacional creció con López Mateos al 5.4 por ciento, promedio anual; con Díaz Ordaz al 4.9; con Echeverría al 5.5 y con López Portillo al 7.3 por ciento.

A partir de los ochenta este comportamiento cambia radicalmente como resultado de la adopción de un nuevo modelo de desarrollo. Con De la Madrid la economía se mantuvo estancada: apenas creció un 0.8 por ciento, promedio anual. Con Salinas de Gortari un 3 por ciento y con Zedillo un 4.1 por ciento. Así que los resultados del actual gobierno no hacen sino profundizar la tendencia al estancamiento y reafirmar la tesis de que las políticas neoliberales son incapaces para generar crecimiento económico.

De igual manera, se observa que el actual gobierno ha obtenido los peores resultados en cuanto al crecimiento de la riqueza personal, medida por el PIB per cápita. Con un incremento del 0.4 por ciento promedio anual, este valor es menor que el obtenido por cualquiera de sus predecesores (excepción, otra vez, del gobierno de De la Madrid)

En el gobierno de López Mateos esta variable creció un 3.1 por ciento en promedio por año; con Díaz Ordaz, un 2.3 por ciento; con Echeverría un 2.5; con López Portillo un 4.8 por ciento; con De la Madrid -0.8; con Salinas, 1.2 por ciento; con Zedillo 3 por ciento.

Los resultados en materia de creación de empleos también fueron mediocres, insuficientes y contrarios a la promesa de campaña. Durante los primeros cinco años de gobierno del Presidente Fox, el Empleo Formal apenas creció en 452 mil 433 puestos de trabajo, lo cual equivale a un promedio de 90 mil 487 empleos al año, cifra ésta, muy lejos del millón y medio de empleos anuales que prometió en su campaña Vicente Fox.

Los únicos méritos en términos macroeconómicos que puede adjudicarse este gobierno es el control de la inflación, la cual se ha mantenido por debajo del 5 por ciento anual y la relativa estabilidad del tipo de cambio, que a pesar de todo ha sufrido una depreciación del 2 por ciento. Sin embargo, el control de estas dos variables no depende de manera directa del Poder Ejecutivo, pues la Política Monetaria la establece el Banco de México, que desde 1993 es una entidad autónoma, lo cual significa que no recibe órdenes del Presidente, sino que, actúa autónomamente ajustándose a los objetivos que le señala la Ley que rige su actuación. En otras palabras, la estabilidad no es un éxito del Presidente Fox, sino del Banco de México.

Si esta estrategia ya fracasó, es una necedad insistir en su aplicación. ¿Habremos aprendido la lección?