ANUARIO DE ENSAYOS DE SUCESOS POLÍTICO-ECONÓMICOS EN MÉXICO Y SU REGIÓN CENTRO

ANUARIO DE ENSAYOS DE SUCESOS POL?TICO-ECON?MICOS EN M?XICO Y SU REGI?N CENTRO

Ángel Enrique Carrillo Picón y otros

Volver al índice

 

 

 

 

ENSAYO XX. “Lo que Chente quiso decir…”

El lunes 12 de febrero, Fox, reconoce públicamente que apoyó como mandatario federal la candidatura de Felipe Calderón Hinojosa, actual presidente de la República.

Lo dicho por Fox en Washington, adonde acudió con Marta Sahagún a ofrecer una conferencia, podría dar pie a que se le finquen responsabilidades legales, sostuvo categórico el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Juventino Castro y Castro.

Esta declaración tendría un efecto devastador en cualquier democracia, como el caso watergate en Estados Unidos. Pero en México el estado de derecho no funciona y la sanción social no existe. La PGR, en manos de un ex colaborador de Fox, jamás iniciará una investigación sobre la utilización facciosa para eliminar a un adversario político. Todos saben que la fiscalía electoral ha congelado las denuncias importantes y que no iniciará ninguna indagatoria para determinar con qué actos se desquitó Fox en las elecciones de 2006. La Suprema Corte jamás utilizará sus facultades para investigar la violación del voto electoral.

Si había alguna duda que, ignoraron el IFE y el Tribunal Electoral Judicial de la Federación, la confesión de Fox la echa por tierra: quiso sacar de la jugada a López Obrador, a como diera lugar, y lo logró con trampas. El IFE y demás comparsas, reconocieron implícitamente el gran fraude de 2006 por el solo hecho de negarse a que los votos fueran contados en su totalidad.

Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI en la Cámara de Diputados, calificó las declaraciones del guanajuatense: “debilita al IFE, sin la menor duda. Pregúntenle al IFE qué piensa de esas declaraciones del expresidente Fox; debe guardar silencio, quedarse callado. Ya le hizo daño seis años a México”. “Estas declaraciones ponen en entredicho al IFE, de que él metió las manos, eso es lo que nos dice en sus declaraciones”.

Las declaraciones de Fox, afectan al de por sí débil Calderón, exhibiendolo como un personaje que no ha podido resolver los problemas con sus opositores, derivados de la imposición del 2 de julio, pero tampoco con sus presuntos aliados, como la pareja presidencial (Chente, Marta y Espino) que le recuerdan siempre a Felipe Calderón que está en el puesto por las malas artes desplegadas en su favor y que eso impide al michoacano intentar deslindes, y no podrá atreverse a encarcelar a los hijos de Marta Sahagún.

En momentos en que la actual administración busca pasar la página y conseguir que millones de ciudadanos olviden lo que vivieron como un despojo y una manipulación de los mecanismos electorales, la declaración de Fox, constituye un golpe a las pretensiones de su sucesor de obtener la legitimidad que no le dieron los comicios ni los procesos de validación de los resultados. ¿Pero cuales son las consecuencias de ese triunfo ilegitimo?: la permanencia del modelo de gobierno neoliberal.

La necesidad de separar a la política de la economía y al poder del dinero, fue de echada por la borda en México, al quedar nuevamente el PAN en la presidencia, pues se consolida el modelo neoliberal, con todas sus consecuencias.

El neoliberalismo, los empresarios mexicanos y sus guías ideológicos americanos pretenden que el Estado-Gobierno solo realice tareas de aplicar la ley y orden, dejando las demás responsabilidades de la vida social, en especial lo económico, a la iniciativa individual. El neoliberalismo, no genera prosperidad ni ampliación de oportunidades, sino crecimiento económico mediocre y concentración de riqueza. Con el Panismo-Neoliberalismo, seguiremos con más de: menos apoyos al campo, miseria y pobreza extrema, aumentando la desigualdad social y económica; congelamiento de salarios, elevación de precios, etc. Y la prueba está con el alza a la tortilla. Y las reformas estructurales.

¿Qué desventajas tienen esas reformas panistas para la población?

La reforma laboral. abarata la mano de obra, recorta prestaciones, limita derechos laborales: la libre asociación, el derecho a huelga. Impulsa trabajo eventual, y las prestaciones de eventuales, son menores, y crea contratos “de prueba”; hasta por medio año sin obligación para el patrón. Desaparece la estabilidad en el empleo y, despoja a los trabajadores de prestaciones legales: Se evade la obligación patronal de dar a las relaciones laborales, el carácter de permanentes, así el trabajador nuevo podrá ser despedido al término del periodo sin indemnización alguna, genera angustia por la inseguridad y obliga a cumplir caprichos del patrón.

La reforma energetica, busca privatizar PEMEX, que generó 182 mil millones de dólares, y aportó a Hacienda, vía impuestos, 116 mil millones de dólares, cifra con la que se podría haber pagado la deuda externa de México, y sobraría 37 mil millones de dólares. Si se vende PEMEX y la CFE, solo quedarían dos opciones al gobierno de Calderón: subir los impuestos para recuperar los ingresos que ya no recibiría de PEMEX o reducir el gasto social, esto es dar menos dinero a la educación pública gratuita y al sector salud.

Y la reforma fiscal calderonista, pretende gravar todas las prestaciones sociales de los trabajadores, actualmente exentas. El cálculo del ISR se aplicaría ahora sobre el “salario bruto” o total de ingresos, incluyendo prestaciones como: vales de despensa, ayuda para transporte, para renta, primas de antigüedad, jubilaciones, pensiones, primas vacacionales y dominicales, fondo de ahorro, aguinaldo, ayuda para alimentos, subsidios por enfermedad, subsidios por incapacidad, tiempo extra, vales de consumo, etc. Y aplicar el IVA a medicinas y alimentos

El premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en noviembre, en Guadalajara, criticó el modelo neoliberal que ha seguido México en los últimos 25 años, y sugirió que si el país quiere crecer y disminuir la injusticia en el reparto de su riqueza, debe evitar seguir las políticas que impone el Fondo Monetario Internacional a los países en vías de desarrollo, pues han demostrado su ineficacia en el mundo.