El arbitraje es un método de resolución de conflictos bastante rígido y con frecuencia poco satisfactorio para los participantes. Generalmente desemboca en soluciones del tipo ganar-perder o perder-perder, porque opera en base a los siguientes principios lógicos:
A desea x; B desea y; x e y se excluyen mutuamente; es necesario elegir entre x o y; no existen otras opciones.
En base a los principios enunciados, el árbitro escucha atentamente la presentación de cada parte, las compara y analiza y finalmente resuelve basándose en criterios predeterminados (legislación, precedentes, principios jurídicos, acuerdos previos inter-partes, etc.)
Toda solución de conflictos del tipo ganar-perder o perder-perder está expuesta a fuertes cuestionamientos por parte de quien, con razón o sin ella, se siente perjudicado por un fallo. Los mayores cuestionamiento se producen en lo referente a los criterios utilizados por los árbitros para fundamentar sus resoluciones, ya que en ésto también se aplica aquellos de que "la mitad de la biblioteca está a favor y la mitad en contra".