LA ECONOMÍA MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

LA ECONOM?A MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACI?N DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

Hilario Barcelata Chávez

Volver al índice

 

 

 

 

GLOBALIZACIÓN, GOBIERNO Y JUSTICIA ECONÓMICA

Agosto, 1998

El gobierno mexicano, pide calma ante la adversidad. Como si la crisis financiera fuera un fenómeno natural incontrolable por cualquier medio. Porque, por decisión gubernamental, en eso se ha convertido. Al abdicar el gobierno, el mercado es el que rige la vida de los mexicanos. Las crisis económicas, derivadas de su funcionamiento, a partir de entonces, son como un huracán, como un terremoto, nadie puede predecirlo, nadie puede evitarlo, nadie sabe cuando acabará, nadie puede resolverlo. Es como una fuerza natural que furiosa se desata súbitamente, y arrasa todo lo que se encuentre a su paso provocando daños materiales irreparables, tragedias, injusticias, hambre, llanto, dolor y muerte. No, no es exageración. Y todo lo que nos queda es tener cautela., tener calma y tal vez no nos venga mal rezar un poco.

Para contrarrestar los efectos de la severa crisis financiera mundial, el gobierno de México no ha dudado en utilizar todos los instrumentos de política monetaria que tiene a su alcance. Establecimiento de “cortos”, es decir, disminución de la masa monetaria (el dinero que circula diariamente en el país para transacciones de cualquier tipo) que desequilibra la oferta y la demanda de dinero para frenar un posible impacto inflacionario. Y de paso evitar que crezca la posibilidad de que más pesos se conviertan en dólares.

También ha intervenido en el mercado de divisas, con el fin de evitar una mayor devaluación del peso frente al dólar ha hecho uso de las reservas internacionales para surtir de dólares al mercado. Intervenciones, (la llamada flotación sucia) que por cierto, contradicen la propuesta gubernamental de dejar que el mercado determine el valor real de las monedas (libre flotación). También se han incrementado las tasas de interés, para frenar la fuga de capitales y restringir el crédito. De igual modo, se revivió el encaje legal imponiéndole a los bancos un coeficiente de liquidez que intenta restringir, por esta vía, aún mas la cantidad de dinero que circula en la economía.

Todas estas medidas están teniendo un impacto negativo muy amplio sobre el resto de las variables económicas macro y microeconómicas. Pero de ello hablaremos en otra ocasión. Lo que importa decir aquí, es que las autoridades hacendarias y financieras están haciendo su máximo esfuerzo desde hace meses por controlar la situación adversa. Recordemos que la crisis financiera mundial no empezó este mes. En octubre de 1997, la crisis en Honk Kong, ya daba avisos de que las cosas no estaban bien en el entorno mundial.

A pesar de todas las medidas que se han aplicado, la crisis financiera continúa en nuestro país. Y de ahí se deriva una gran preocupación porque la crisis ya rebasó las posibilidades, habilidades y facultades del gobierno y de sus funcionarios públicos. Por ejemplo. José Ángel Gurría, Secretario de Hacienda, no se cansa de decir, que la cosa es pasajera y que debemos “…actuar con cautela…”. Claro, tampoco ha dejado de decir que la “turbulencia” se prolongará por varias semanas más. (El Financiero 28/08/98). Por supuesto, recurrir a la recomendación de la cautela parece evidenciar que eso es todo lo que puede hacer el gobierno del país porque no tiene capacidad ni facultades para controlar los mercados financieros. Y no la tiene por decisión propia, no porque no se pueda.

Tomás Ruiz Subsecretario de Ingresos, (según la misma fuente), de plano aceptó que …ante estas turbulencias no hay antídotos. Que, …la globalización es un nuevo tipo de amenaza y que no basta tener un sistema financiero consolidado…. Y advirtió que la …comunidad financiera mexicana debe tener respuestas suficientemente contundentes ante los embates especulativos.. De inmediato podemos concluir que para este importante funcionario público la crisis es inevitable no importa lo que se haga. Y coincide con su jefe Gurría al decir que es la comunidad financiera mexicana la que debe tener una respuesta para la crisis.

Las declaraciones de estos dos altos funcionarios no hace sino corroborar lo que aquí en este mismo espacio he insistido. La globalización es un proceso en el que el gobierno mexicano ha abdicado su poder en favor del mercado. Esto significa que los procesos económicos dejan de sujetarse a un conjunto de reglas, normas y valores éticos que el Estado había impuesto para evitar que dichos procesos produjeran resultados socialmente inaceptables.

La abdicación del gobierno ha sido total a favor de las fuerzas del mercado, que locas de libertad no sólo han generado una hipercompetencia, sino que la han vuelto totalmente anárquica, caótica, sin reglas, sin controles, en donde priva la ley del mas fuerte y los débiles o no tan fuertes serán siempre perdedores. Aunque socialmente eso signifique una injusticia.

La posición del Banco de México (cuyo gobernador permanece casi escondido, tal vez preparando su renuncia) no hace sino corroborar lo que he dicho. Con sus largos “cortos” y sus angustiadas intervenciones en el mercado de divisas, no hace sino ponerle pequeñas zancadillas, a un gigante que se sacude con facilidad al rival y sigue su marcha despreocupado. Porque eso y nada es prácticamente lo mismo frente al poderío que el mundo (los gobiernos de los países) ha permitido que acumulen los mercados financieros y propiamente los grandes (y muy pocos por cierto) inversionistas financieros (especuladores, pues).

El gobierno mexicano, ha abdicado su poder a favor del mercado, porque supone que el mercado tiene mejores mecanismos de regulación y organización económica. Pero no puede haber orden en donde la única ley, la única, norma, la única regla es que no haya leyes, ni normas, ni reglas.

Por otra parte, los gobiernos son responsables de establecer y hacer funcionar adecuadamente mecanismos que aseguren la justicia. Al abdicar su poder, el gobierno mexicano se ha cancelado a si mismo la posibilidad de impartir justicia económica, porque lo que le permitía cumplir con esta función eran las facultades que tenía para actuar sobre los procesos económicos. Facultades que, ahora ha cedido al mercado.

Confeso de su culpa, el gobierno mexicano, pide calma ante la adversidad. Como si la crisis financiera fuera un fenómeno natural incontrolable, humanamente, por cualquier medio. Porque, por decisión gubernamental, en eso se ha convertido. Al abdicar el gobierno, el mercado es el que rige la vida de los mexicanos. Las crisis económicas, derivadas de su funcionamiento, a partir de entonces, son como un huracán, como un terremoto, nadie puede predecirlo, nadie puede evitarlo, nadie sabe cuando acabará, nadie puede resolverlo. Es como una fuerza natural que furiosa se desata súbitamente, y arrasa todo lo que se encuentre a su paso provocando daños materiales irreparables, tragedias, injusticias, hambre, llanto, dolor y muerte. No, no es exageración. Y todo lo que nos queda es tener cautela. Tener calma y tal vez no nos venga mal rezar un poco.