PENSAMIENTO, HERRAMIENTAS Y ACCIÓN DEL ESTRATEGA

PENSAMIENTO, HERRAMIENTAS Y ACCI?N DEL ESTRATEGA

Rodeloy Castellanos Crúz

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3.1.4. Ciclo de Vida de los Productos – Servicios – Mercados

La célebre analogía de R. Vernon (1966) ha sido muy empleada y continúa siendo útil a la hora de pensar la estrategia de una organización. Saber en qué somos buenos y dónde actuamos es importante, pero es conveniente analizar al detalle la dinámica de nuestro mercado, simplemente porque cambia constantemente y una buena estrategia, recordemos, siempre se vincula al ciclo de vida de los productos – servicios – mercados de la empresa. No competimos igual en un mercado que crece, que está maduro o declina (García y Sabater, 2004)

Según R. Vernon los productos – servicios – mercados se comportan en forma parecida a los seres vivos, describen una curva que se divide en cuatro etapas (ver figura 2)

Figura 2: Ciclo de Vida del Producto-Servicio-Mercado

Durante el lanzamiento de un nuevo producto se espera que existan problemas normales de puesta a punto. Mientras crece el mercado otros intentarán sumarse por las posibilidades que ofrece, casi siempre se precisan inversiones para conservar la posición. Un producto en edad madura implica que hay pocos competidores, quedan los consagrados y tiene buena rentabilidad. Cuando declina, el mercado sufre una regresión y es importante ser muy exactos.

El Ciclo de Vida de un Producto o Mercado podría compararse a una ola en movimiento y en este sentido el pensamiento de A. Toffler (1980) es perfectamente aplicable:

“Capitalizar en la ola es como deslizar en una tabla de surf. Quien permanece encima de la ola tendrá éxito” (Cit. por Grimaldi, p. 20)

La conclusión es clara: la empresa no debe ni necesita morir con la desaparición de su mercado. Requiere gestionar anticipadamente un desarrollo de productos y servicios tal que le permita mantenerse lo más posible en la “cresta de la ola”, con otras palabras, participando en mercados en crecimiento e inaugurando otros nuevos con su gestión de innovaciones. ¿Cómo hacerlo? Tan elemental como fundamental: potenciando su relación con el cliente.

“Saber qué desea el cliente, dónde los desea y cómo, en qué cantidades, cómo compra, dónde compra y por qué compra, nos ofrece más oportunidades que cualquier forma de investigación” (Grimaldi 2, p. 9) Acojamos con renovado valor estratégico el concepto oriental Okyakasuma, significa que el cliente es nuestro “convidado honorable”. Con él descubriremos las más importantes oportunidades de dar el salto “cuántico” que necesitamos.

El análisis del Ciclo de Vida es especialmente útil cuando deseamos tomar conciencia de la necesidad de un desarrollo continuo de productos y servicios9. G. Hammel y C. K. Prahalad (1994) ubican esta clase de Previsión Industrial como elemento clave a la hora de competir por el futuro. Para estos autores, conviene destacar, “la competición por el futuro es la disputa por la participación en las oportunidades que van surgiendo, no por la participación en el mercado” (Hammel y Prahalad, 1994. Cit. por Grimaldi2, p. 6)

El análisis del Ciclo de Vida posibilitará, entonces y mucho más que coordinar el presente, dejar abierto el momento para responder a estas tres preguntas esenciales (Hammel y Prahalad, p. 73)

1. ¿Qué nuevas formas de beneficios para el cliente debemos tratar de proporcionar a mediano y largo plazo?

2. ¿Qué nueva capacidad tenemos que crear o adquirir para ofrecer esos beneficios a los clientes?

3. ¿Cómo necesitaremos reconfigurar la relación con el cliente en los próximos años?

Tomar las buenas decisiones en este campo no es fácil. No todos los productos siguen una misma curva de vida, algunos parecen eternos, otros efímeros. Algunos pueden incluso conocer una nueva juventud o un crecimiento acelerado debido a cambios técnicos, económicos o sociales. También aparecen productos y servicios que no evolucionan a partir de los presentes, constituyen una discontinuidad, un salto conceptual que no teníamos previsto y que acelera la desaparición de los primeros.

La capacidad de esta herramienta depende de la habilidad del analista para identificar oportunamente una buena curva y en mi opinión es recomendable incorporar un instrumento prospectivo (más adelante veremos el Análisis Morfológico) para aumentar la validez, convicción y potencia del análisis.