LA GESTIÓN LOCAL DEL DESARROLLO
EXPERIENCIAS DE PANAMÁ, ESPAÑA. MÉXICO, ARGENTINA Y PERÚ

LA GESTI?N LOCAL DEL DESARROLLO EXPERIENCIAS DE PANAM?, ESPA?A. M?XICO, ARGENTINA Y PER?

Lorena G. Coria (coordinadora)

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4. El caso del Grupo Ejidal de Responsabilidad Solidaria (GERS)

Como se señalo con anterioridad, el nacimiento de las iniciativas formuladas por el grupo del ejido El Arenal (GERS) nace en 1967, cuando la economía de los espacios rurales estaba deteriorada prácticamente en todo el territorio nacional (Durán Juárez, 1990: 98). En este sentido al tener pocas alternativas para activar dicha economía una opción la proporcionó el Banco de Crédito Ejidal.

El banco fungió como impulsor de las iniciativas al tener una visión más integradora de las posibilidades de desarrollo de los ejidos, los cuales contaban con ciertos conocimientos de su territorio, así como con la posibilidad de actuar en la economía local utilizando el “saber hacer” de la comunidad, los valores de la identidad y el arraigo de la sociedad, la cooperación y el aprendizaje (Morales Graciano, 2005: 21). Más aún, la importancia de estas iniciativas radica en el hecho de que teniendo un territorio casi en su totalidad dedicado al cultivo del agave y la caña, trasciende el desarrollo de este grupo con una actividad diferente, que pretende diversificar las actividades económicas en el espacio rural.

A continuación se presenta el recuento de las iniciativas logradas por la agrupación, en orden cronológico, con el fin de exponer la importancia de la participación de las instituciones financieras gubernamentales y a la vez, dar cuenta de los hechos realizados por la agrupación en pro de su desarrollo:

De tal manera que la primera iniciativa para el caso es propuesta por el Banco de Crédito Ejidal al incentivar a los ejidatarios para trabajar en una labor diferente del cultivo del maíz y el agave. Esta actividad se centró sobre el manejo y el cuidado del ganado porcino. Aunque cabe aclarar que esta iniciativa tuvo como primer impulso una solicitud hecha por algunos ejidatarios quienes precisamente buscaban alternativas de ingreso o trabajo. En lo particular el grupo fue encabezado por los señores ejidatarios Juan Gutiérrez González y José Ocampo Hermosillo.

Esta acción procedente de la comunidad, fue fundamental para la canalización de la iniciativa, y a la vez se convierte en el hecho detonante, que como lo precisa Vachon (2001), implica una concienciación acerca del problema y una acción que lleva a intervenir activamente, participar, planificar las intervenciones y generar por tanto un clima de confianza. La acción propicia a largo plazo la elaboración de un proyecto colectivo para controlar la situación, en síntesis lo que conocemos como iniciativas locales de desarrollo.

Es importante hacer mención que la convocatoria hecha por el Banco se hizo a doscientos ejidatarios que formaban parte del ejido de El Arenal, teniendo una respuesta poco afortunada, es decir no hubo en un primer momento interés directo en la participación, no obstante que algunos de los ejidatarios ya habían tenido experiencia en el manejo de algunos créditos, como el de los fertilizantes para los cultivos de temporal específicamente el maíz y la construcción de silos para la pastura.

El camino que se tuvo que manejar para incentivar la participación fue a través de una rifa organizada por el ejido en donde el Banco de Crédito Ejidal regaló 15 ejemplares de ganado porcino tipo “F1” de alto registro (Jersey pura sangre), estando al frente por parte del Banco el Ing. Ramón Padilla. Sólo de esta manera la respuesta de los ejidatarios fue un poco distinta: Se sembró la semilla de la participación de la comunidad ejidal y con ello un proceso de innovación en un espacio rural.

Posteriormente las personas interesadas podrían adquirir un ejemplar a crédito, condicionado a que cada ejemplar tuviera una o dos corraletas , dependiendo del número de animales que pudieran adquirir, siempre y cuando tuvieran la capacidad de atenderlos debidamente, algunos se pusieron a trabajar en el patio trasero de sus casas. Otras personas con una visión más productiva y la posibilidad de tener una alternativa más rentable optaron por incrementar la solicitud de entre diez y quince ejemplares, teniendo como ventaja adicional y que se entregaban preñadas, con un peso aproximado de entre ochenta y noventa kilos, para dar inicio y fomento a la cría y producción porcícola.

El desarrollo de la iniciativa se da no únicamente en el cuidado y manejo del ganado sino también en el manejo de los créditos que para la mayoría eran movimientos novedosos. Entre los requisitos para el otorgamiento del crédito estaban: 1) el respaldo del crédito con un bien inmueble, 2) la firma del comisariado ejidal como aval del crédito, y 3) la liquidación del préstamo con dinero o en especie, siendo la segunda opción la manera en que finalmente se manejó, y que sirvió como base y continuidad de la producción porcina. De hecho, debido a esta última opción, todas las crías que se recuperaban o que se recibían como pago eran trasladadas o cedidas a crédito a otras personas u otros ejidos, por lo que el efecto multiplicador causado en esta etapa beneficio aproximadamente a veinte personas.

Cabe señalar que este proceso fue supervisado con la asesoría directa de personal del banco, implantando a la par un programa de capacitación que les permitiera mejorar el cuidado de los animales a través de diferentes tipos de vacunas, alimentos, y cuarentenas.

Por lo anterior es que entre 1968 y 1969 se estableció un mercado dentro de la localidad dando como resultado la autosuficiencia en la carne de cerdo necesaria para su consumo, manifestándose una saturación de producto en la localidad. Tal iniciativa logro involucrar aproximadamente a 80 personas entre ejidatarios y algunos no ejidatarios teniendo dentro de sus mismas familias empleos eventuales o temporales, sin goce de sueldo, contando únicamente la remuneración del beneficio familiar al terminar de criar a los ejemplares y consumir el mismo producto.

La gran cantidad de cerdos que se tenían y la saturación de demanda en el mercado local, creó para 1970 la necesidad de pensar en ¿qué hacer con el excedente en la producción de cerdo? La propuesta planteada dentro de la agrupación por los señores Juan Gutiérrez González y José Ocampo Hermosillo fue comercializar la carne y organizarse en grupos de familias para homologar los costos y gastos. Así la estrategia de comercialización, para abarcar y regir la venta de carne en pie, fue salir a diferentes municipios cercanos como son Amatitán, Tequila, Tala, Magdalena así como sus principales delegaciones. De igual forma la agrupación solicitó ayuda al banco ejidal para capacitarse con nuevos productos como la chuleta, separación de manteca de la carne en pie, chicharrón, entre otros. Con esta iniciativa se generaron 10 empleos permanentes no con un sueldo atractivo pero con el beneficio de la capacitación y contar con los conocimientos para mantener un trabajo permanente.

Sin embargo, entre 1970 y 1973 la agrupación tuvo problemas para poder cubrir sus gastos de operación, al tener un mercado local saturado y un bajo precio de la carne. Ante estas circunstancias, dentro del grupo surgió la idea de crear una empacadora de carnes frías que generara una alternativa para incrementar la posibilidad de comercialización de carne porcina en diferentes presentaciones o productos y con un mayor valor agregado. La propuesta generó una nueva solicitud al Banco de Crédito Ejidal un crédito para la creación de la empacadora. Esta misma acción les facilitó el acceso a créditos mayores y que eran negados al no estar constituidos legalmente como agrupación.

Por parte de la institución gubernamental, el Banco los apoyó, otorgando el crédito el Ing. Ramón Padilla. No obstante, se debía recaudar cierta cantidad de dinero para los estudios de apertura de crédito y todos los requisitos necesarios para la acreditación del arranque de la agrupación.

Otro de los problemas a los que se enfrentó la agrupación fue el tener un espacio propio donde se tuvieran instalaciones con sentido comercial y no familiar, como anteriormente estaban trabajando. Entre otras cosas se requería de un lugar donde tuviera un área adicional para la matanza (un rastro), así como un establo donde se comercializara la leche y sus derivados. El crédito no fue suficiente para solventar todas las necesidades de ese momento, por lo que requirieron de aportaciones individuales consistentes en cuatro o cinco vacas por ejidatario para poder trabajar en el establo, aunque adicionalmente se creó el problema de contar con un terreno. Al respecto la solución llegó de la mano de Don José María Rosales, quien prestó momentáneamente un espacio para dar inicio con la empacadora y el rastro.

Con el incremento de las necesidades se requirió de asesoría técnica, la cual fue dada por personal contratado por el banco, que consistía por una parte en la capacitación para la elaboración de productos y la administración fiscal y contable, y por otra, para la elaboración de productos como jamón, chorizo, queso de puerco, salami, etc., de tal manera se impartieron cursos a las hijas de los ejidatarios y en algunos casos de otros ejidos de la región, como el de Amatitán, y Puerta de la Vega, entre otros.

Para 1973, la agrupación empezó a tener resultados positivos: los productos se empezaron a promover y a distribuir en la región. Se menciona de manera cómica por algunos entrevistados que uno de sus principales clientes era el personal del mismo banco que tenía oficinas en Ameca y Guadalajara, e incluso se establece la comercialización de lechones y cerdos la cual se extendía en ocasiones a la venta en mercados como el del Distrito Federal y Pénjamo, Gto. Y aunque la producción no era muy abundante, existía la posibilidad de pensar que era por falta de capacidad de mayor producción, porque sus productos se vendían en su totalidad.

Para establecer un mayor rango de producción fue necesario solicitar un nuevo crédito con la finalidad lógica de poder “hacer más”. Con éste crédito se inició con la compra de los terrenos donde trabajaban, los cuales eran prestados; además de la adquisición de otro terreno para tener ganado porcino (corraletas), otro para ganado vacuno (establo), y la comercialización de productos lácteos. Estos hechos llevaron a establecer un nuevo vínculo con el Banco; sin embargo éste decidió que no era posible otorgar un mayor financiamiento por cuestiones administrativas y legales, a menos que se constituyeran como empresa, lo que les posibilitaría además la obtención de mayores y mejores créditos. Por lo tanto, el grupo decide hacerlo, constituyéndose el 13 de Julio de 1973, con 25 socios, como “Grupo Ejidal de Responsabilidad Solidaria” (GERS). El nuevo crédito solicitado fue respaldado con sus casas y terrenos, en tanto que el ejido fungió como aval.

Es necesario hacer notar que de los 207 ejidatarios que se invitaron inicialmente, sólo 80 de ellos, el 39 por ciento, se interesaron en el movimiento, y sólo veinticinco personas si aceptaron las condiciones que se requerían para la formación de la agrupación, aportando la cantidad de $5,000.00 pesos cada uno para los primeros trámites, obteniendo un total de $125,000.00 pesos.

En el momento de la constitución de GERS, se contó con 35 empleados permanentes ya asalariados por parte de la agrupación, además se generó cierta red de distribución de agentes de venta ajenos a la empresa, es decir personal externo que empezó a distribuir el producto y generó un empleo particular sin depender de la agrupación.

Con el crédito se compró maquinaria, moledoras, silos, una cámara frigorífica, hornos para los productos que requerían de cocimiento, como los jamones entre otros; con respecto al establo se mecanizó para la ordeña de vacas, la leche se pasteurizaba y se comercializaba en bolsas debidamente reglamentadas conforme las normas oficiales en ese momento. Además se compró ganado lechero, como trescientas reses “pintas de negro” de la raza Holstein, para fortalecer esta iniciativa y tener una mejor productividad y competitividad en general.

En cuanto a la construcción del inmueble fue una labor de conjunto, en donde trabajaron ellos mismos y se comenta que fabricaron hasta las vigas estructurales, como ejemplo vivo la colectividad del grupo, dado que los que sabían de albañilería no cobraban sus honorarios, trabajando en tardes, domingos y días de descanso.

A partir de este momento se tomó un giro más agresivo con respecto a la comercialización y a la responsabilidad adquirida con el crédito. La distribución de productos empezó a manejarse no únicamente en la región sino incluyendo además ciudades como Ciudad Guzmán, Puerto Vallarta, El Grullo, Autlán de la Grana, Casimiro Castillo, Villa de Purificación, La Huerta, hasta Tomatlán y estados colindantes como Nayarit y Colima.

Conforme se incrementaba la demanda se requería de nuevos créditos para incrementar la productividad y ser más competitivos. En este lapso una parte de las estrategias o iniciativas, fue incrementar la comercialización con agentes de ventas para poder ramificarse sin costos adicional y manejándose como innovación la exclusividad de rutas especificas para cada distribuidor, en los últimos tres años, es decir para 1976 GERS contaba con 45 empleados directos más los indirectos.

Los créditos que se solicitaron fueron de tipo avió-refaccionarios y de corto tiempo, siendo el máximo plazo requerido de cinco años, sin embargo GERS los manejaban entre seis meses y un año. En la administración financiera, las peticiones de préstamos e incrementos en la productividad y comercialización en general, por parte del “banco” se destinó para la supervisión y ejecución del manejo administrativo a una persona llamada “INTERVENTOR”, quien se encargaba de la administración en general, es decir de las compras, ventas, utilidades, pagos al banco y todo lo administrativo. Por su parte el grupo se encargaba del manejo de todas las cuestiones laborales.

Otra de las acciones tomadas para tener mayores ventas de producto fue comprar un terreno al borde de la carretera internacional Guadalajara-Nogales, para la venta de sus productos y especialmente la comercialización de las carnitas de cerdo. Para este momento la empresa ya contaba con 55 empleados de planta más los eventuales o indirectos.

Por lo anterior, la organización decidió cambiar de razón social de Grupo Ejidal de Responsabilidad Solidaria (GERS) a “Unidad de Explotación Agropecuaria, Comercial, Industrial y de Servicios del Ejido Arenal” el 28 de Octubre de 1979, contando con 25 socios. La finalidad de esta acción fue la de poder pedir otro nuevo crédito, para mejorar el lugar donde se vendían las carnitas, en el terreno, a un lado de la carretera internacional; para tener un local con mayor formalidad y vender toda la gama de productos de la misma empacadora, además de proporcionar servicio de comidas. Siendo así que en el año de 1979 se solicitó un crédito por $1’400,000.00 pesos, con el que se efectuaron las obras señaladas, mismas que terminaron en 1980.

1981 fue un momento crucial para la sociedad, los créditos que se tenían se habían acumulado y por una mala administración financiera que implicó la imposibilidad para pagar el total de las deudas por los créditos contratados, el grupo se vio obligado por el banco a reestructurar dichos créditos . La deuda que se tenía era de 16 millones de pesos y aunque con la reestructuración aumentó a 35, se obtuvieron una serie de facilidades financieras como la liquidación del crédito en pagos fijos y diferidos.

En este punto se podría pensar que las iniciativas no fueron las adecuadas o no exitosas, pero esto fue debido a que se señalaron malos manejos administrativos por parte del interventor y no por las iniciativas tomadas por el grupo, es decir las iniciativas funcionaron dado que la producción y las ventas fueron en asenso, sin embargo los manejos administrativo no fueron los apropiados por parte del interventor.

Bajo estas circunstancias difíciles, llegó el momento de tomar una decisión clave para el desarrollo de la agrupación: Como se señalo anteriormente, entre las funciones que realizaba el Banco estaba la de administrar los recursos procedentes de los créditos solicitados a través del Interventor, quien era el encargado de vigilar su adecuada utilización y su aplicación en los rubros autorizados. El interventor además era el administrador general y ejecutaba todas las compras, ventas y pagos totales de la empresa, con la salvedad de que no se le requerían los informes específicos de los movimientos efectuados, por el contrario la información generada en el manejo de los créditos solo fue residual: gastos, pagos de los prestamos y ganancia, aunque estas últimas prácticamente nunca fueron reportadas.

Por estos motivos GERS, decidió hablar con el Gerente General del Banco encabezados por el Sr. Juan Gutiérrez González para solicitarle que los dejaran trabajar solos, y pidieron que si fuera necesario se hiciera una auditoria porque según los números que manejaba el banco o directamente el interventor eran diferentes a los que ellos suponían que podían obtener, de manera favorable, puesto que con “el interventor” en ocasiones no se sacaba ni para los pagos mínimos al banco. Al parecer no se ejecutó la auditoria pero el estudio realizado por el mismo banco sobre la reestructuración del crédito abrió la sospecha del extraño manejo, dado de que los números eran rentables y quedaba la duda de que hubiera una mala administración.

Éste estudio de la reestructuración consistía en un balance general entre activos y pasivos, con el historial desde su inicio de 1967 a la fecha de 1980, y arrojó datos que con la reestructuración de la empresa se probó que tenía la capacidad de pagar y crecer de tal manera que el gerente general del banco, les dio la oportunidad de manejarse solos. A partir de este momento empezó un manejo diferente, limpio y de confianza absoluta entre ellos mismos. Al cabo de dos años ya se tenía el dinero para liquidar el crédito pero el señor Juan Gutiérrez González y el consejo decidieron reinvertirlo puesto que los pagos eran fijos y se tenían ya firmados y repartidos periódicamente.

En mayo del año de 1982, la agrupación cambió nuevamente de nombre para convertirse ahora en “Cooperativa Ejidal de Industrias Agropecuarias de Arenal”, con 25 socios y un personal directo de 65 empleados. Este cambio obedeció a una situación fiscal, dado que en ese momento se obtenían apoyos para no pagar el impuesto sobre la renta, al tener el nombre de “cooperativa ejidal”.

Es importante destacar que es entre los años de 1982 y 1983 cuando la cooperativa empieza a operar de una manera independiente separada de la influencia del banco y de todo instrumento crediticio, apostando únicamente a su trabajo e intereses propios, es decir los socios empiezan a tener algunos remanentes económicos que lejos de retirarlos los reinvierten en sí mismos con la intención de seguir innovando a su nivel y costeando su propio aprendizaje.

La implementación de las iniciativas propuestas por el Banco de Crédito Ejidal y debidamente utilizadas en la agrupación, conformó un buen inicio de la iniciativa, obteniendo primero una generación de empleo permanente además del aprovechamiento de los recursos de una manera innovadora, dando como resultado nuevas formas de organización y una reinversión de la riqueza en su mismo proyecto.