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TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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VOLVER A EMPEZAR

Una característica de la vida digna de tomarse siempre en cuenta, de recordar en todo momento, de usarla como guía y maestra, es la de volver a empezar. Hay muchísimas cosas y características de la vida que podemos y debemos de tomar siempre en cuenta; pero esta encierra tanta sabiduría y tiene tal universalidad, que deberíamos de analizarla todos los días.

Volver a empezar. Cada día, la vida vuelve a empezar. Cada jornada es una nueva oportunidad de enmendar lo equivocado, de ratificar lo acertado. El ocaso nos iguala y nos permite iniciar de nuevo sin el optimismo desbordado de la víspera; sin tanto abatimiento como ayer. Si la vida fuera una sola continuidad, el que empezase bien seguiría cada vez mejor, lo que lo haría engreído e irreflexivo; y el que iniciase mal, seguiría cada vez peor, lo que acabaría por destruirlo. Cuando un día acaba, lo hace tanto para el que le fue bien como para el que lo vivió mal. Tras una noche reparadora, aparece una nueva oportunidad: al que le iba mal, le puede ir mejor, al que le fue bien, le puede llegar la oportunidad de reflexionar.

* Es fácil al hombre que navega viento en popa, el ufanarse y atribuir a méritos propios el ir más aprisa.

* Es probable que el hombre que lucha contra viento y marea se desanime ante la constante brega y pretenda desistir.

La vida esta formada por etapas, por períodos que nos permiten volver a empezar. A un tiempo difícil, rico en aprendizaje y capaz de romper la roca mas dura, sigue otra etapa de mar en calma y de brisa suave que permite recobrar la autoconfianza y restañar las heridas. A un ciclo de prosperidad y bonanza le sigue otro salpicado de tinieblas que motivan la reflexión y el análisis.

La vida es una sucesión ininterrumpida de oportunidades, en la que siempre será posible ser mejores; en la que cada vez será más necesario serlo. Cada día es una nueva opción, cada semana es una nueva ocasión, cada año es una nueva conveniencia. Lo que no pudimos hacer hoy, lo podremos hacer mañana.

Los seres humanos tenemos una enorme tendencia hacia el egoísmo, y por consiguiente a la desigualdad. Empezamos acumulando por temor a la carencia, y llega el momento en que amontonamos como razón de ser. Acaparamos ocupaciones, puestos, dinero, bienes, comida, ropa. Perdemos el control de nosotros mismos y nos convertimos en esclavos de nuestro anhelo por tener.

Nos volvemos duros e insensibles ante la invitación de cada día para que volvamos a empezar y somos capaces de matar al hermano que nos reclama nuestra inconsciencia. Nos materializamos al grado de que nuestra razón de ser se reduce a tener o no tener, y los demás se quedan al nivel de meros instrumentos al servicio de nuestro interés.

Entonces la vida viene en nuestro auxilio y nos obliga a volver a empezar. Nos sacude la conciencia con un terremoto o algún otro cataclismo o nos regala una guerra. Estos fenómenos nos dejan sin nada o nos ponen al filo de la navaja. Estas situaciones de extremo nos fuerzan a reflexionar y al dejarnos sin nada nos permiten volver a empezar. Al quitarnos los bienes que no nos permitían caminar, nos quitan los males que nos ataban e impedían ir a socorrer a los demás.

La guerra más devastadora cambia a tal grado la situación previa, que para todos, reconstruir, implica volver a empezar. Volver a iniciar parejos: todos sin nada, todos heridos en la autoconfianza, todos con momentos que olvidar, todos con anhelos que realizar. Después de una situación así, nadie es el mismo, todos cambian; todos volvemos a empezar.

La vida nos esta brindando cada día una nueva oportunidad de reconsideración. Y si acaso olvidamos aprovechar esta oferta, ella siempre nos deparará la maravillosa oportunidad de volver a empezar; aunque para lograrlo tenga que terminarse la luz del sol y dominarnos la más oscura de las tinieblas, puesto que sólo después de vivir la noche, recobramos la sencillez necesaria, la sabiduría consecuente, para maravillarnos y agradecer por cada aurora, que nos permite, volver a empezar.


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