BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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TRES TIPOS DE HOMBRES

Hay tres clases de hombres: los que actúan a conciencia (pocos); los que no piensan para actuar y los que lo hacen con premeditación

Los primeros analizan antes de actuar. Valoran y calculan la trascendencia de lo que van a hacer. Estos actúan basándose en principios. Ellos los rigen y los llevan. Son capaces de ponerse a pensar en los demás; en el interés general. Los terceros también analizan y sopesan las consecuencias de lo que se proponen, sólo que únicamente toman en cuenta su particular interés.

Cuando decimos su particular interés, nos referimos a un interés mezquino que pone al super-yo en primer lugar. Nos referimos a una obstinación enfermiza de imponer la propia voluntad a la de los demás. Nos referimos a un cálculo que sólo llega a lograr la forma de imponerse a los demás, pero sin sospechar siquiera o sin querer tomar en cuenta que existen otras opiniones u otros intereses.

La diferencia básica entre el hombre que actúa a conciencia y el que actúa con premeditación, es que el primero nunca hará algo que él considere que está mal hecho, mientras que el otro será capaz de hacer algo que él considere moralmente malo, si con ese paso logra un objetivo que se ha propuesto.

Los hombres que actúan a conciencia, han guiado durante toda su historia a la humanidad, han dado su ejemplo y han creado los valores universales de los que hoy gozamos y con los cuales caminamos. Los hombres que actúan con premeditación son oscuros y difíciles de ubicar, porque normalmente mueren en el anonimato y acaban en el olvido; aunque su meta fundamental fue trascender y figurar en los anales como los más grandes entre los grandes.

Su error no fue intentar sobresalir o triunfar, meta muy loable en todo ser humano; su problema fue y sigue siendo, que pusieron sus ideales sobre los valores humanos; se envilecieron al pisotear la dignidad del hombre por perseguir sus mezquinos intereses; el mal que hicieron fue como una venda negra que tapó su vista y les impidió ver la realidad de lo que hacían y las repercusiones de sus actos.

Los hombres que no piensan para actuar son una inmensa mayoría. Están ubicados en todos los estratos sociales, económicos y culturales. Son masa en conjunto. Carecen de inteligencia individual. A título personal son incapaces de actuar por sí mismos o tomar decisiones independientes a las que utiliza la mayoría. En su vestuario siguen modas, y son incapaces de vestir diferente a la moda en boga, sin otra justificación que “porque así se usa”. En su diario actuar cumplen aquello de que: “¿A dónde va Vicente? A donde va la gente”.

Si un día tienen que dar una explicación de la razón de ser de su proceder, dirán invariablemente: “Así es, así se hace”, etcétera. Son relativamente fáciles de convencer de cualquier teoría, siempre y cuando se sea persistente en ello; pero no se quedarán convencidos por mucho tiempo, pues de la misma manera, podrán ser convencidos de la opinión contraria por cualquier buen predicador.

Estas masas sirven de carne de cañón en las revoluciones y de hordas de saqueo en las invasiones. No tienen un criterio propio que los sostenga ante los cambios de rumbo del vendaval del tiempo. Los grandes caudillos se han apoyado en ellos para ser lo que llegaron a ser, pero también estos jefes han llegado a ser sus víctimas cuando perdieron el poder.

Hay tres clases de hombres... y nosotros podemos escoger la clase de persona que queremos ser.


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