BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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SOBRE EL POLICÍA

Todos los días pasa por mi casa un policía que custodia un edificio público; y tras su jornada normal retorna a su hogar, se quita el uniforme y luego, con su ropa de civil, saca a sus niños a pasear o los lleva consigo a algún mandado que necesite hacer.

Un día de tantos me puse a pensar, que con frecuencia muere un policía en el cumplimiento de su deber; y con esto le estuve dando vueltas al asunto del deber de un policía.

¿Sabe usted cuál es el deber de un policía?

Un policía es una persona que tiene como función cuidarnos a toda la sociedad. Es alguien que nos quita un mal golpe o enfrenta a un malhechor para que usted o yo podamos dormir tranquilos. Es alguien a quien recurrimos en un momento de apuro para que nos auxilie y nos defienda.

No podemos negar que en algunos lugares, en ocasiones hay elementos de la policía que no son muy honestos, pero una cosa es que algunos fallen y otra es que todos sean malos. El hecho es que no hay profesión en este mundo que pueda estar libre de elementos negativos, y que nosotros no podemos generalizar a toda una corporación los vicios o las virtudes de uno o varios de sus elementos.

Pero volviendo a la historia de mi vecino el policía, les diré que una ocasión me preocupé pensando en sus hijos, pues me dije que si un mal día caía en el cumplimiento del deber: ¿Qué habría de ser de ellos?, ¿Quién los sacaría a pasear?, ¿Quién los consolaría?... Pues sus niños sufrirían la muerte del padre igual que lo harían los hijos de usted o los míos. ¿Y su esposa? ¿Y su madre?

Se supone que un policía tiene un seguro de vida ex profeso para casos de muerte en el cumplimiento del deber, sin embargo la pregunta obligada es: ¿Qué cantidad de dinero será suficiente para consolar a unos pequeños de cinco y seis años cuando pregunten por su papá y no lo encuentren? ¿Con qué podrá la mamá hacer razonar a sus hijos para que ya no pregunten por su papá? ¿Con un lo siento, una persona olvida a su pareja que ha fallecido y reinicia su vida?

La cosa es que nosotros (la sociedad), creemos cumplir con la familia de un policía caído dándole un chequecito más flaco que gordo, y nos lavamos las manos y le echamos tierra al asunto suponiendo que al fin que ojos que no ven, corazón que no siente las desgracias de otros, podremos seguir nuestra vida normal: que a mí qué me importa lo que estén sintiendo los hijos, la viuda y la familia del que falleció para que nosotros siguiéramos vivos.

El meollo de todo este asunto, es que un policía que muere en el cumplimiento de su deber, al morir para que nosotros siguiéramos viviendo, dio su vida por nosotros. y quien muere para que otros vivan se le conoce en buen castellano como héroe.

Y nosotros, la sociedad mexicana, tenemos muchos héroes que han caído en el cumplimiento de su deber para que nuestra comunidad camine y se mantenga; para que la ciudad viva; para que todos los que estamos vivos lo sigamos estando: pero no hemos tenido un momento de agradecimiento para el sacrificio supremo que hizo cada policía muerto y su respectiva familia.

Quizá lo menos que pudiéramos hacer, nosotros que tenemos tan mala memoria para con los que nos ayudan y muy buena para con los que nos perjudican, es reconocer periódicamente al policía ejemplar, a todos los que se han portado bien, con un evento especial de estímulo al buen comportamiento y a la actitud ejemplar. Quizá debiéramos llevar un registro permanente de los actos nobles realizados por estos esforzados trabajadores de la sociedad. Quizá debiéramos tener un salón de los hombres ilustres de la comunidad donde mínimo tuviéramos una foto del héroe, su biografía, y nuestro recuerdo permanente.

Quizá debiéramos entregar a la familia del difunto, un reconocimiento de la ciudad a la familia que contribuyó con algo tan invaluable como uno de sus miembros, de tal manera que cuando menos, los hijos de un policía caído, pudieran tener la seguridad de ser socialmente reconocidos en atención a su ingente pérdida. Quizá debiéramos hacernos cargo de la educación de esos huérfanos. Quizá debiéramos...

Es tiempo de que nuestra sociedad evolucione al grado de reconocer más al hombre que con su vida hace vivir a los demás, antes que al que vive de chupar lentamente la vida a otros.


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