¿POR QUÉ CONVIENE RECORDAR A NUESTROS HÉROES?

Para responder a esta pregunta, debemos primero hacer memoria sobre el significado de la palabra HÉROE. En nuestro lenguaje moderno, llamamos héroe a un personaje que realizó alguna obra más allá de lo normal en beneficio de la patria o una sociedad determinada.

Llamamos héroes de la patria a los hombres que dejaron la ventaja de la vida cómoda que podían llevar y pusieron su haber y su vida en beneficio de un futuro para sus conciudadanos, que ellos no alcanzaron a ver, pero que nosotros ahora disfrutamos.

¿Y cuál es la importancia del prócer? Los héroes de la patria son algo así como sus padres. Son los que le dieron vida, los que la formaron. Entonces, recordar a los autores de la patria es equivalente a que una persona recuerde a sus padres, a lo que le dieron el ser.

Todos sabemos que una persona que no conoció a sus padres es alguien sin cimientos para su personalidad, es vacilante e insegura.

Igual pasa con un pueblo que no recuerda a sus héroes: es, más que nación, un conglomerado de personas con cultura e intereses diferentes, sin un punto de vista en común, sólo geográficamente juntos. Un país así no es nada, sólo es una multitud de huérfanos: todos inseguros, todos sin rumbo definido.

Pero hay algo más: no recordar es no agradecer; y el agradecimiento es la memoria del corazón. Quien no recuerda y agradece a los que lo beneficiaron es un inhumano, alguien sin sentimientos, un injusto.

Cuando recordamos y agradecemos, nos dignificamos como personas, reconocemos nuestros orígenes, nos sabemos todos hermanos, aceptamos que venimos todos de donde mismo y sabemos que juntos llegaremos a un lugar común: eso es ser patria, eso es hacer patria.