BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (266 páginas, 475 kb) pulsando aquí

 

 

 

 

 

LA ORACIÓN PERFECTA I

Oración es la relación que puede haber entre tú y Dios. Oración es todo aquello que nos pone en contacto, que nos comunica, que nos relaciona con Él. La oración no es cerrada ni rígida, porque ante todo el Señor es tu amigo y la relación entre dos amigos no puede ser rígida ni cerrada. La relación entre dos amigos es espontánea porque media entre los dos la amistad.

Cuando iniciamos nuestra relación con el Señor no lo conocemos. No estamos seguros de como actuar y entonces tenemos que atenernos a fórmulas ya practicadas, ya probadas por gente que se relacionó con el Señor con anterioridad a nosotros; de la misma forma en que lo haríamos si tuviéramos que relacionarnos con algún artista o persona importante y deseáramos tener su amistad. En tal caso nos fijaríamos en las palabras que utilizamos para dirigirnos a él y preguntaríamos a alguien que ya lo hubiera hecho, y si éste tuvo éxito, entonces seguro que nos cuidaríamos de imitarle lo más posible. Pero una vez que se tiene una amistad edificada, los formulismos salen sobrando y se da paso a la espontaneidad.

Si dos amigos para comunicarse requieren formulismos es que no son amigos; si son amigos se permiten ciertas libertades y no se fijan mucho en el cómo de su comunicación. Igual ha de ser la oración <<comunicación>> entre el Señor y tú <<dos amigos>>: una plática informal en la que tú cuentas tus cosas, tus problemas, tus éxitos; con la seguridad de que tu amigo ríe contigo, juega contigo, sufre contigo, llora contigo, trabaja y descansa contigo; igual como lo haría tu mejor amigo.

Juega como tú, piensa como tú, sueña como tú, le gusta lo que te gusta y sufre como tú, junto a ti, cuando tú sufres al no conseguir lo que quieres.

Cuando dos novios se aman suficientemente, las palabras salen sobrando. Gozan estando uno junto al otro; si platican o no, es lo de menos: lo importante es que están juntos y por eso son felices. Un alma y su Señor deben de verse como dos que se aman. Cuando es así, su oración no necesita de palabras; se goza estando juntos y ya: esta es la oración contemplativa. No son necesarias las palabras porque una sola emisión de pensamiento lleva todo lo que se quiere decir, todo lo que se quiere expresar, todo lo que se siente, todo lo que se cree, todo lo que se confía, lo que se espera. De la misma manera en que dos enamorados con una mirada se dicen infinidad de cosas que tardarían bastante en pronunciarla con su boca, porque cuando el sentimiento es verdadero las palabras sobran.

El hombre ha de intentar conocer a su Dios, tratar de aceptar su amistad, empezar a amarlo y finalmente estar completamente enamorado de Él: ese estado encierra en sí la oración perfecta.

LA ORACIÓN PERFECTA II

La oración es más una actitud ante la vida, un modo de ser, que un hecho o un acontecimiento. Oración es la relación que se puede establecer entre tu Señor y tú. Tantos tipos de oración habrá, como tipos de relación posible de darse.

La relación de amistad entre dos amigos está directamente relacionada con su madurez personal y lo firme del cariño y confianza que se tengan. Ese amor va evolucionando de algo tosco, primitivo, hasta algo más sublime, superior. Dos enamorados pueden estar todo un momento sin que de su boca salga palabra alguna, pero podrá haber una comunicación constante, permanente, intensa entre los dos, en la que las palabras salgan sobrando: podríamos decir que ya no se transmiten la idea "te quiero" sino amor puro. Amor puro sin que idea alguna empañe esa relación en la que no existe distancia, ni tiempo, sólo un momento permanente, un instante que no se acaba.

De igual manera, la relación del hombre con su Dios, aunque tosca en un principio, se debe ir refinando, purificando, a medida que como consecuencia de ella el conocimiento sobre su Señor mejora. Debe llegar un momento en que ya no se tenga que poner a decir "gracias", ni "bendito seas", porque toda su vida será una actitud de agradecimiento, un reconocimiento que es la verdadera oración. De la misma manera, más que decir "bendito seas", la alabanza verdadera al Sr. es que forme parte Él de tu vida de tal manera que en todo momento, antes de hacer cualquier cosa, tú trates de hacer su voluntad, trates de agradecerle con tus actos, con tu vida toda. Esa será la alabanza perfecta, la oración perfecta. Entonces lo encontrarás en los campos, en la gente, en las cosas, en los acontecimientos, en tu vida.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios