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TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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EL CAMINO A LA DEMOCRACIA II

Habíamos dicho antes, que la democracia es algo que se construye cuando se quiere y cuando se puede, porque no todos pueden vivir en una democracia, aunque a primera vista parezca que es a todos conveniente. Dijimos que no es una cuestión de leyes, sino de desarrollo mental global de una determinada sociedad. Dijimos que necesitamos aprender a coordinarnos unos con otros, pero que esto es muy difícil porque dialogar y escuchar opiniones contrarias a lo que nosotros pensamos, fácilmente nos irrita y nos predispone contra las personas, porque como creemos tener la razón en lo que pensamos, nos parece necio quien se atreve a pensar diferente a nosotros.

Pero hay algo más allá de todo lo que platicamos la vez pasada: hemos llegado a creer que nosotros somos los únicos que actuamos de buena fe y a pensar que todos los que hacen las cosas de manera diferente a como las haríamos nosotros, es por que son gente mala. Y si pensamos así, lo más seguro es que estemos rotundamente equivocados.

Por simple ley de probabilidades: no puede ser que yo sea el único que esté bien y la inmensa mayoría de mis conciudadanos ande mal. Necesitamos intentar ver las cosas desde la óptica en que la ven los demás. De otra forma, en vez de ser gente buena, seríamos gente fanática, y esto significa ser miope social, no alcanzar a ver más allá de mis narices y creer que toda la creación de Dios se limita a dos ideas básicas: la mía (buena) y la de los demás (mala). Y eso, a estas alturas del desarrollo humano, no puede ser.

No necesariamente, de dos que piensan diferente, uno tiene que estar equivocado, aunque perciban el mundo de maneras incompatibles. Ejemplo: Si estoy en una corrida de toros, yo y el torero vemos el mismo toro, pero a mí desde las gradas no me da nada de miedo el animal y hasta se me hace una diversión verlo corretear junto a su lidiador, pero si por azares del destino, de repente me viera en la arena y con el toro frente a frente; de seguro que lo vería más grande, y se me acababa la diversión. Y es el mismo toro de hace rato, solo que yo lo estoy viendo desde diferente perspectiva.

Necesitamos darnos una oportunidad, un tiempo de confianza mutua, entre todos aquellos que creemos que somos gente de buena voluntad. Negarnos al recelo y creer aunque sea por un momento, que en realidad todos actúan de buena fe pero ven las cosas desde diferente ángulo, y ello los hace percibir las cosa de otra manera. Pero ojo, no una percepción equivocada, sino diferente a la mía. Y esto es muy importante: tu opinión y la mía pueden ser diferentes y ser acertadas ambas. ¿Cómo puede ser esto?

Recordemos aquel viejo cuento de los borrachos y la moneda: Dos borrachines que eran amigos van por la calle muy alegres y se encuentran una moneda. Uno de ellos la toma en su mano y se la muestra al otro diciendo:

- Mira, es una moneda y tiene un águila dibujada.

- No, que lo que tiene dibujado es un Morelos.

- Que te digo que es un águila.

- Que no seas necio, que es un Morelos.

- Necia será tu... fíjate bien que es un águila, ¿Acaso estás ciego?

- Ciega será tu...

Y resolvieron el asunto a golpes y se acabó la amistad.

El punto es que yo puedo tener razón, pero no necesariamente el otro está equivocado, sino que ve un aspecto de las cosas que yo no alcanzo a ver.

Y al efecto tengo dos opciones: cerrarme en que yo estoy en lo cierto y quedarme perpetuamente nadando en mis errores y pelearme continuamente con los demás por creer que defiendo “la verdad”; o darme una oportunidad y por un instante suponer que existe una verdad que yo no alcanzo a ver, pero que debe estar por ahí y ponerme a buscarla tomando como guía los puntos de vista de los demás, de todos los demás, pero sin tirar a la basura mis verdades, sino buscando combinar todos esos conceptos.

Después de esto sólo hay otras dos opciones: que me dé una enredada tremenda, en cuyo caso sabré que yo no estoy preparado aún para buscarle más fondo al asunto y necesito aprender más aún; o bien, descubriré una verdad más amplia, más completa que la que tenía previamente, y ello me llenará enormemente de satisfacciones y descubriré un nuevo mundo por delante.


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