BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


ÉTICA, PSICOLOGÍA Y CRISTIANISMO

José María Amenós Vidal y otros

 

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Conclusiones.

Las capitulaciones martiriales incluyen así en justicia y por razón una cláusula de excepción por la que una víctima de un acto martirial también pueda quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecución del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no varía la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado, cambia solamente el desenlace del acto criminal perpetrado que depende única y exclusivamente del homicida victimario.

La posición que defiende la Fundación Psicología y Cristianismo, incluso antes del fallecimiento de Karol Józef Wojtyla Kaczorowska, es que S.S. Juan Pablo II, fue mártir y confesor de la fe en vida como: ...Aquellos que tanto se habían esforzado por imitar a Cristo, "que teniendo la naturaleza divina nada usurpó a Dios al hacerse igual a Él", y que después de haber sido elevados a tanta gloria y de haber tolerado no uno que otro, sino tantos géneros de suplicios, que sabían lo que eran las fieras y la cárcel, que aun conservaban las llagas de las quemaduras y tenían los cuerpos cubiertos de cicatrices; aquellos hombres, pues, no osaban llamarse mártires, ni permitían que se lo llamaran. Si algunos de nosotros, por escrito o de palabra, se atrevía a llamárselo, le reprendían con severidad. Tal título de mártir sólo lo daban a Cristo, testigo verdadero y fiel, primogénito de los muertos, principio y autor de la vida divina. También concedían este título a aquellos que habían muerto en la confesión de la fe. "Ellos ya son mártires, decían, porque Cristo ha recibido su confesión y la ha sellado como con su anillo. Nosotros sólo somos pobres y humildes confesores". Y con lágrimas en los ojos nos rogaban pidiéramos al Señor que también ellos pudieran un día alcanzar tan gran fin. Realmente mostraban tener valor verdaderamente de mártires al responder con tanta libertad y confianza a los gentiles, dando muestras de gran temple de alma. Rehusaban el nombre de mártires que les daban los hermanos, poseídos como estaban de temor de Dios, y se humillaban bajo su poderosa mano que tan alto les había elevado... (Extracto de la Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles).

Sin embargo, atendiendo a nuestra intención que es siempre destacar que la persecución sufrida por "odium fidei" de los mártires cristianos, y no obstante, de no cumplirse la condición de muerte del mártir. Nos llevan a la conclusión, de que si se debe contemplar un acto de confesión de la fe como martirio este debe conllevar necesariamente la garantía que S.S. Juan Pablo II destaca en su Encíclica "Veritatis Splendor" sobre las tres características que definen al mártir, señala los siguientes rasgos fundamentales:

1) la inviolabilidad de su orden moral como ser humano.

2) la dignidad de su persona a imagen y semejanza de Dios.

3) y el signo preclaro de su santidad en la Iglesia.

En definitiva, el Rvdo. P. Jacobo Wagner por cumplir con las condiciones impuestas por las capitulaciones martiriales, y S.S. Juan Pablo II por la cláusula de excepción, son desde nuestro punto de vista mártires de la Iglesia católica, apostólica y romana.


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