Fabricio Vázquez
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Las actividades económicas que organizan el uso del espacio en la región son la agricultura y la ganadería; esta última es superior en importancia económica debido principalmente a la creciente demanda mundial de carne en los últimos años. Con los sistemas empresariales agrícola y ganadero cohabitan una agricultura y una ganadería rústica, en particular de cría de cabras, practicada sobre todo por ciertos grupos indígenas que las complementan con caza, pesca y recolección de frutos. Como resultado de la expansión creciente del sistema productivo empresarial, pilotado por menonitas y ganaderos tanto paraguayos como brasileños, los indígenas disponen cada vez de menor superficie para desarrollar sus propios sistemas socioeconómicos y culturales, operándose un proceso de integración forzosa al modelo predominante.
La agricultura constituyó una actividad tradicional de los menonitas a lo largo de su diáspora por el mundo. No es extraño entonces que la producción agrícola del Chaco esté casi totalmente en manos de los menonitas y que sea aun incipiente la presencia de agricultores o campesinos paraguayos en la región. Los principales rubros producidos son algodón, sorgo, mandioca, batata, tártago, maíz y maní. El algodón y el maní se procesan y comercializan con valor agregado.
El sistema agrícola de los menonitas se caracteriza por la búsqueda de rentabilidad económica, lo cual puede parecer obvio; sin embargo representa una diferencia con el sistema productivo campesino de la región Oriental del país, donde la sobrevivencia y el autoconsumo son prioritarios, destinándose a la venta solamente la producción extra. Comprender estas diferencias exige incluir las variables culturales, históricas y hasta religiosas.
En la zona Sur del Chaco, que denominamos Chaco asunceno por su cercanía con la capital y su funcionamiento económico controlado por Asunción, existen cultivos de autoconsumo y de renta, especialmente la caña de azúcar que alimenta parte de la demanda del ingenio azucarero implantado en la zona. No obstante, el Chaco central constituye la zona agrícola por excelencia y las cooperativas menonitas son sus principales protagonistas. Ciertos grupos indígenas cultivan sésamo con mucho éxito, siendo apoyados en la parte productiva y comercial por los menonitas.